Copio y pego de la Wiki: La Casa del Labrador es una de las residencias de la Familia Real Española. Es un palacete neoclásico, que se encuentra en el municipio español de Aranjuez, en la parte meridional de la comunidad autónoma de Madrid.
Su construcción comenzó a finales del siglo XVIII, a partir de un diseño inicial del arquitecto Juan de Villanueva, que fue transformándose sucesivamente en los trece años que duraron las obras y reformas. Su aspecto final se debe a Isidro González Velázquez, quien dotó al conjunto de numerosos motivos ornamentales externos. El interior destaca por su decoración suntuosa, obra de Jean-Démosthène Dugourc, en su mayor parte, y por las pinturas de Mariano Salvador Maella, entre otros autores.
La Casa del Labrador está enclavada en el extremo oriental del Jardín del Príncipe. Toma su nombre de una antigua casa de labranza existente sobre su solar, cuya estructura fue aprovechada parcialmente para levantar el nuevo edificio, además de algunos elementos arquitectónicos, como la escalera de servicio.
Se debe al impulso del rey Carlos IV, quien había establecido su residencia oficial en el Real Sitio de Aranjuez entre el 7 de enero y el 7 de julio de cada año. Fue concebida como un lugar de recreo y está considerada como el proyecto más personal de este monarca.1
Las obras dieron comienzo en el año 1790 y se prolongaron hasta 1803. A lo largo de este periodo, pueden distinguirse tres fases de construcción. En la primera, intervino Juan de Villanueva, que contó con la colaboración de dos de sus ayudantes, Antonio López e Isidro González Velázquez. En la segunda, se atribuye a Villanueva la configuración definitiva del contenedor arquitectónico y a Jean-Démosthène Dugourc el tratamiento del espacio interior. En la tercera etapa distinguida, Isidro González Velázquez finalizó el edificio, reformando su aspecto exterior con una profusa decoración.
El palacete ha sido objeto de dos grandes restauraciones. Entre 1964 y 1968, Martín Gamo sustituyó los elementos externos dañados por chapados de falsa piedra. En 1998 se procedió a la segunda restauración, que se prolongó hasta el año 2008, después de intensas actuaciones tanto en el exterior como en el interior.
Estructura y exterior[editar]
Parte trasera del palacete. El edificio está construido en tres alturas, con cubiertas de pizarra, sobre cornisa saliente. Es de planta rectangular y presenta dos alas laterales, flanqueadas, en sus lados interiores, por sendas arcadas. En el espacio comprendido entre estos dos ejes y la fachada principal se extiende un patio, que se cierra en la parte que queda libre mediante una verja y una puerta de hierro forjado.
La fachada principal está rematada en su punto central, a la altura de la cubierta, por un escudo regio, sostenido por dos figuras de ángeles. Debajo de éste, se sitúa una placa conmemorativa del año de finalización de la obra, en la que reza la siguiente inscripción: Reinando Carlos IV. Año de MDCCCIII.
En lo que respecta a los materiales de construcción, se utilizó fábrica de ladrillo en los muros y sillares de granito en los zócalos y en las arcadas. La escayola fue empleada en los elementos ornamentales introducidos por Isidro González Velázquez.
La decoración exterior es profusa. En la segunda planta, aparecen, entre los vanos de la fachada principal, hornacinas con esculturas de inspiración clásica. En la tercera, se suceden, en todas las fachadas, diferentes relieves, que combinan motivos florales y amorcillos. Los elementos ornamentales se completan con bustos de personalidades grecorromanas, situados sobre las terrazas que coronan las arcadas y los pilares que sujetan la verja de hierro, que da a la...
Read morePara mí lo mejor de Aranjuez, incluso por encima del Palacio. Recomendación de adquirir las entradas por Internet, ya que es difícil encontrar entradas disponibles in-situ, ya que los pases son de 10 personas máximo y se llenan rápido.
La visita dura casi una hora aproximadamente.
Quedé completamente alucinado con el interior del palacete del Labrador. Nombre que se mantuvo por una anterior casa que había, no por el uso que le dieron después.
Es para verlo, pero todo está decorado con materiales lujosos, aunque el aspecto del mismo es completamente acogedor. Se puede visitar casi al 100%, aunque hay zonas donde hay que tener especialmente cuidado donde se pisa (se usa un protector para el calzado de plástico) y otras que sólo pueden verse asomándose a la puerta y otras gracias a un espejo que refleja el interior. La pena que la parte de abajo apenas puede verse más allá de la entrada, ya que comentan los guías que quedó bastante estropeada en diferentes crecidas que ha tenido el río y otras humedades.
La visita es guiada en todo momento, y el guía que nos tocó consiguió a los que no tenemos mucha idea de arte valorar cada pieza, cada material y cada decoración. Simplemente genial, todas las personas de ese pase le dimos las gracias por sus explicaciones.
Lo dicho, para mí lo que más merece la pena de visitar...
Read moreDesde luego se merece una visita. Solo se puede acceder con visita guiada, cuesta 5€ y no hay ningún tipo de descuento. Se puede adquirir la entrada directamente allí, en el Palacio Real o por internet, que es lo recomendable porque pueden verse las horas en las que hay plazas libres, ya que las visitas son solo de 10 personas. El palacip está muy bien conservado. Casi todas las paredes están cubiertas de sedas, algunas valencianas y otras francesas, originales de la época. Los suelos también son originales, por eso se van con unos plásticos en los zapatos, para preservarlos. Todos los techos están pintados, con motivos de dioses, de la realeza, de los elementos, etc. Es muy llamativa la gran cantidad de relojes que hay, algunos realmente impresionantes, de la colección de Carlos IV. He de decir, que en mi opinión, la guía podría habernos dado mucha más información, que la sensación con la que sales es de que ha pasado por alto...
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