La media, en el momento en que he incoado estas lacónicas líneas que harán las veces de emisario de mi experiencia, la media de valoraciones de San Pankracio es de 3,6. Traigo a colación este guarismo porque, de haberme dejado llevar por la opinión de la mayoría, San Pankracio no habría entrado en mi lista de pendientes para repetir, ni yo habría entrado en San Pankracio ávido de probar su propuesta. Gracias a la providencia, en esta ocasión no salimos con la idea prefijada de buscar un local en el que dar rienda suelta a nuestros instintos "hamburgueseros", sino que "la oportunidad mostró su calva" descaradamente, sin ambages, casi refulgiéndole la testa. El lugar, una fachada que, a priori, invita a pensar que se trata de un negocio clausurado, aunque, de hecho, ahí estriba otro de los encantos de la propuesta: con una decoración hosca, que ha buscado de manera subrepticia provocar en los comensales la sensación de disfrutar de los placeres de la pobreza, se distribuyen por doquier elementos recuperados de cualquier donación de muebles, de a saber qué esquina jalonada de cuadros de los que alguien se quiso deshacer...en definitiva, una propuesto genial, incluso cuando se trata de un estilo que ya ha sido explotado sobremanera, en tanto han sabido encontrar la forma de que te acoja, te entre por la vista y te estimule a lo que has ido a hacer ahí, que no es otra cosa que entregarte a la fruición de una hamburguesa que, anticipo ahora, colapsará tus sentidos. Propuestas hay suficientes, pero lo que mis benquistos amigos de aventuras y yo quisimos degustar vinieron a ser unos nachos, guarnición típica en nuestras salidas; hamburguesas Emmy para ellos, y Lotus para el escribiente; y de postre, tequeños rellenos con crema de chocolate para dippear, y tarta de queso con lotus. Al busilis pues, y me centraré en aquello de lo que puedo dar fe, que son los nachos y la hamburguesa Lotus. ¿Podrían haber sido unos nachos recalentados en el microondas? Sí, y no discantarían con la mayoría de los que suelen servirte en cualquier local, sin que eso deba suponer un drama ni motivo alguno para clamar al cielo (dependiendo del resultado, huelga decir) pero no es ese el estilo de nuestros amigos de San Pankracio; lejos de ese paupérrimo bagaje culinario, han decidido que sus clientes merecen unos nachos fritos en el instante, calientes, con una textura sublime, y que la cazuela de queso que los acompañe, donde deben ser ahogados con ladina y aviesa intención por el hambriento comensal, sea una fuentecilla de la que dar cuenta tres famélicos individuos sin riesgo de quedarse con hambre. Nachos con queso de órdago, pero lo mejor estaba por llegar. Y hete aquí que llega, presentada sobre una bandeja con un acompañamiento de patatas fritas (que bien podría haber sido boniato, verbigracia, habida cuenta de que lo puedes elegir al gusto), una obra maestra visual que llama a las puertas de la amígdala, cuya respuesta no es otra que colapsar las glándulas salivares, entregando el cuerpo al dominio visceral en perjuicio de la razón, de la mesura, afrentando a Platón, a Aristóteles y a todas las virtudes helénicas. La presentación no hace sino anticipar uno de los mejores bocados entres dos panecillos que hayan caído entre mis fauces. Una exuberante explosión de contraste, que se funde en tus papilas, pero que respeta la personalidad de cada sabor: dulce, salado, umami... abrumador. Quizá hayan trabajado en conseguir semejante "Miguel Ángel" culinario con la idea de que olvides que, para los demás, eres un crápula al que se le derraman ríos de abigarrados fluidos, afanado sobre la mesa en un gesto que prueba has perdido cualquier atisbo de los rasgos que nos hacen humanos. Bendita crapulencia. Bendito instinto animal. Bendito...
Read moreLlegar al local y aparcar es muy sencillo ya que esta dentro de un Centro comercial. Llamé el mismo día para reservar mesa para 4 (dos adultos y dos niños) al llegar, elegimos mesa, buscamos la que en ese momento estuviera más limpia. Nos sentamos y se acercó la camarera y nos tomó nota del pedido. Primero trajeron la comida de los niños, lo cual es un buen detalle porque nosotros los adultos, podemos esperar un poco más 😊. Cuando llegaron los menús, las bebidas y los cubiertos, fue cuando vimos el problema; LOS CUBIERTOS Y LOS VASOS ESTABAN SUCIOS Y CON MUY MAL OLOR! Les pedí amablemente que por favor nos trajeran otros cubiertos y vasos porque estaban sucios y olían muy mal. Nos volvieron a traer otros supuestamente limpios. Y digo supuestamente porque volvían a estar sucios nuevamente y los vasos olían peor que los anteriores, así nos pasó las 4 veces que me queje de la limpieza de los cubiertos. LA MESA TAMPOCO LA LIMPIARON AL SENTARNOS, habían trozos de cebolla y carne esparcidos por encima (lo acabamos limpiando nosotros) La comida llegó caliente y estaba muy buena, pero de nada sirve que la comida esté buena si con lo que debes comer y beber está sucio. Acabamos bebiendo directamente de las botellas de agua excepto el 7up que vino en vaso 🤮 en fin, LA COMIDA ESTABA BUENA, PERO PERDIA CALIDAD POR LA SUCIEDAD. PRECIOS ALGO ELEVADOS PARA LO QUE SON REALMENTE. No os dejéis engañar por los vídeos, no es oro todo lo que brilla.
El personal borde y frío además de traer todo sucio y de mala gana, pasaban de todo. Las bebidas de dispensador 3€ un TIMO DE NARICES EN TODO.
LOS BAÑOS ESTABAN ASQUEROSOS, REALMENTE SUCIOS Y CON MUCHO OLOR.
Realmente, un lugar al que no volver nunca, porque su mala atención, por la suciedad y por qué quedó todo a la altura del betún.
RESUMEN: COMODA FRIA, TODO SUCIO, FALTA DE HIGIENE FALTA DE PROFESIONALIDAD, FRIALDAD (no te miraron en ningún momento) MUY CARO TIMO...
Read moreServicio pésimo!! La camarera te habla mal, si trabajas de cara al público no puedes tratar así al cliente xq nos hizo decidirnos a no volver. Nunca pongo malas reseñas pero lo de anoche fue una mala experiencia. Empecemos por el principio: Estuvimos en la entrada esperando mucho rato, tenían las mesas vacías y las camareras iban pasando haciendo ver que no estábamos, hasta que por fin una nos atendió. Cuando vino a pedir nota le dijimos que íbamos a hacer algo para picar y luego un plato cada uno, le pedimos unos nachos para compartir y sin dejarnos terminar la comanda se fue a otra mesa. Y tuvimos que volverla a llamar a lo que vino diciendo algo como “es que no tengo toda la noche”. Nos trajeron la bebida: No pidáis una jarra de cerveza porque te la traen en un vaso pequeño, y no pidáis una copa de vino porque te la traen en una copa de agua casi de juguete. La comida bien, preguntamos si la pizza XXL era muy grande y nos exageró que sí, que mínimo para dos, era una pizza tamaño normal (las del hacendado casa tarradellas son más grandes), y yo pedí la hamburguesa muy hecha a lo que por lo que se ve en la imagen por dentro estaba crudita.
Cada vez que pedíamos algo a la camarera (un plato para compartir o una servilleta, cosas que debería haber traído) nos ponía mala cara y después tardaba mucho rato en traerlo de malas formas.
Cuando nos sentamos vimos como unas clientas se iban enfadadas y disgustadas por el trato, normal.
La comida estaba rica y las cantidades exageradamente grandes, a destacar: el queso deshecho de los nachos, buenísimo, y el boniato de guarnición de la hamburguesa estaba delicioso.
Si el servicio mejorase este sitio tendría más posibilidades. Las estrellas son por la comida, no por la atención, si fuese por la atención no...
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