Ayer, mi mujer y yo fuimos a comer con un par de amigos a este restaurante. Nos lo habían recomendado unos amigos y decidimos reservar. La terraza exterior es muy bonita y me imagino que por la noche tiene mucho ambiente y también es ideal para cenas románticas. Como entrantes pedimos judiones de la Granja con panceta y chorizo y un plato de patatas con pato, y habíamos reservado una ración doble de cochinillo y cordero. La comida servida en general era buena y bien preparada, los entrantes estaban bien y con el tamaño justo. El cordero estaba muy bueno, pero el cochinillo nos decepcionó un poco.
El punto débil de este restaurante es lamentablemente el servicio. A pesar de gozar de una ubicación excepcional, una buena decoración y una buena carta en general, el servicio prestado por los camareros no puede decirse que fuese tan bueno y en ocasiones dejaba mucho que desear.
Recordamos tres momentos que nos causaron sorpresa y incomodidad por la actitud de uno de los camareros: Nada más sentarnos a la mesa, al pedir las bebidas, nuestra petición de recibir un simple tinto di verano fue acompañada de un seco "no, no es posible" y esto no fue seguido de ninguna solución alternativa por parte del camarero. Al servirnos uno de los entrantes, le pedimos que por favor nos trajera pimienta negra. A lo que el camarero respondió: 'ya, tiene piemienta el plato'. Tras probar el plato, volvemos a pedirle amablemente pimienta y recibimos otra respuesta inesperada: "tenemos pimienta en la cocina pero no tenemos para servir a las mesas". Una vez servido el segundo plato, nos dimos cuenta de que uno de los platos del cochinillo era una oreja. Ahora bien, me doy cuenta de que fue pura casualidad, pero también hay que entender que cuando una persona recorre kilómetros para ir a comerse cochinillo a Pedraza, no lo hace para comer una porción de oreja. Una vez que se lo indicamos al camarero, nos contestó que era la última ración del día, sin aportar ninguna otra solución.
Lo siento, pero este restaurante debería revisar sus políticas de empleo y/o volver a dar a sus camareros formación en buenos modales. Con estas respuestas secas y al borde de la mala educación, hicieron que nuestro almuerzo fuera menos agradable de lo que la compañia, la comida y la...
Read moreLa experiencia en el restaurante fue correcta, aunque no encontramos ningún aspecto especialmente destacable.
Algunos detalles a tener en cuenta: tanto el pan como el agua filtrada se cobran por separado, y en el caso de solicitar agua para llevar, el precio asciende hasta los 7 €, lo cual nos pareció excesivo.
Éramos un grupo de nueve personas: cuatro pidieron cochinillo, cuatro cordero y una persona vegetariana. En cuanto a las raciones, el tamaño del plato de cochinillo nos pareció algo escaso teniendo en cuenta el precio. Por otro lado, el cordero no incluía ningún acompañamiento (como patatas o ensalada), lo cual obliga a pedir guarniciones aparte para completar el plato.
Respecto a los postres, el sabor era correcto, aunque tanto la tarta de queso como el arroz con leche agradecerían un punto más de dulzor. También tuvimos que devolver uno de los postres ya que presentaba un sabor avinagrado, posiblemente por estar próximo a su fecha de caducidad.
El local tiene una decoración rústica agradable, aunque pasamos algo de calor: el aire acondicionado se encendió brevemente durante unos 20 minutos, y después no volvió a ponerse pese a las altas temperaturas, lo que hizo que algunas personas tuviesen que recurrir al abanico.
En cuanto al servicio, uno de los camareros (también cocinero) fue muy amable y atento, mientras que otro mostró una actitud bastante distante, llegando incluso a parecer que servía los platos con desgana.
Entendemos que en los restaurantes de pueblos pequeños se busque rentabilizar al máximo la afluencia de visitantes, pero consideramos que hay ciertos detalles que deberían justificarse mejor o revisarse para ofrecer una experiencia más completa y coherente con los precios.
Esperamos que estas observaciones sirvan para mejorar...
Read moreEmpezaré valorando la entrada al restaurante. Tengo reserva a las 15:30 y llegamos 10 minutos antes, como marca la buena educación, hay un señor bastante desagradable que te dice que todavia no esta la mesa y hay que esperar en la calle, ni siquiera puedes esperar dentro. Cuando son las 15:40 , y sigues esperando en la calle dice de muy malas maneras, que la reserva es a partir de las 15:30 y que si no esperamos cuando vamos al médico....en fin, maleducado y desagradable...cuando por fin consigues sentarte a comer, la persona que nos toma la nota nos pide disculpas por el retraso, bueno parece que por lo menos tiene educación. Ahora voy a valorar la comida de manera totalmente objetiva, sin tener en cuenta el recibimiento lamentable por parte del señor de la puerta. De lo que hemos comido, diria que las croquetas están muy buenas y el precio es adecuado. La ensalada de pimientos con ventresca es muy muy muy escasa. Yo le he calculado unos 3€ de coste y te cobran 13'50€....las manitas con caracoles, insípidas, pero te las traen en una fuente, nadando en salsa....la salsa está buena si, pero la cantidad excesiva. El hojaldre de solomillo es un plato incomprensible....es un solomillo con muchísima salsa y encima del solomillo un hojaldre como si fuera una empanadilla pero sin nada dentro. El cochifrito estaba bueno, nada especial pero no estaba mal, pero traía 5 trozos contados al precio de 23'50€. En resumen, una cuenta excesivamente alta (111€) sin vino ni postre, y una calidad que deja mucho que desear. No hace falta decir que no volveremos y creo que varios de los comensales que estaban alrededor nuestro tampoco lo harán, por lo que hemos podido escuchar... Una pena que nuestra visita a Pedraza haya quedado empañada por esta...
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