La memoria de expresidentes, próceres de contiendas bélicas y mártires, además un sinnúmero de nichos y mausoleos de distintas tendencias artísticas, sumadas las múltiples expresiones fúnebres, hacen del Cementerio General de La Paz en un auténtico museo. El carácter de asemejarse a un "museo a cielo abierto" hace que la necrópolis sea un instrumento para "aprender historia" de una manera diferente, relató a Efe la responsable de la unidad de Patrimonio del Gobierno Municipal de La Paz, Ximena Pacheco. "Este espacio alberga a personajes muy importantes que han aportado de una forma relevante a la historia paceña y nacional", señaló Pacheco. El Cementerio General se inauguró en 1831 durante la presidencia del mariscal Andrés de Santa Cruz (1829-1839) como el primer espacio, entonces situado en las afueras de la ciudad, destinado a acoger los restos de los difuntos. Antes fue habitual que los restos de los muertos, indígenas y mestizos, se enterraran en los atrios de las iglesias, mientras que el interior de los templos estaba destinado a los españoles y criollos notables. El crecimiento de la ciudad durante el siglo XX hizo que el camposanto quede en el centro de la urbe, rodeado de una zona de alta actividad comercial. Con el paso de los decenios, el Cementerio General se convirtió en un recinto ecléctico en el que coexisten mausoleos tallados en piedra, que evocan a las antiguas familias apoderadas, con otros de estilo neoclásico o neogótico, que cortan el aire con puntas espigadas. También abundan las esfinges de cristos, vírgenes dolientes, ángeles y cruces, muchas de ellas de origen italiano, que son todo un recreo visual. Todo está en medio de decenas de pabellones comunes en los que también se evidencian las diferencias sociales, ya que alternan los nichos que están abarrotados de flores y detalles de los que se han convertido, por el abandono, en nidos de palomas. Pacheco comentó que se han identificado los mausoleos, sarcófagos y esculturas "de relevancia artística", así como los nichos con una simbología especial, con base a los que se han articulado circuitos para los visitantes. Resalta el mausoleo militar, que aglutina a los héroes de la guerra del Pacífico de 1879 contra Chile, sobre el que se impone la estatua de mármol de un soldado boliviano debajo del que está la escritura "Reivindicad el Litoral". Un Cristo dorado enaltece el mausoleo de los caídos en la Guerra del Acre contra Brasil (1899-1903), hecho de granito, con ramas de laurel metálico que adornan las rejas que lo protegen. En varias de las callejuelas del cementerio paceño se puede apreciar el impactante contraste de las hileras de nichos multicolores de los difuntos con las columnas de las casas de los vivos que están en los cerros circundantes. En la historia contemporánea destacan las tumbas del jesuita español Luis Espinal, asesinado en 1981, sobre la que se lee la inscripción "mártir de la democracia", y la del periodista y político Carlos Palenque. Pacheco contó que la memoria de ambos pervive de tal manera en la población que sus espacios siempre están con flores frescas. La funcionaria municipal explicó que el valor del Cementerio General también está en su "patrimonio inmaterial", es decir, en las multifacéticas costumbres fúnebres de...
Read moreCuando la revista estadounidense Architectural Digest inició la investigación acerca de los camposantos más interesantes del mundo, sus especialistas encontraron que el Cementerio General de La Paz es uno de los elegidos no solo por sus diseños atractivos, sino y principalmente por la veneración de la gente a sus muertos en la celebración del Día de Todos Santos y la fiesta de las ñatitas.
A las 06.30 del miércoles 2 de noviembre —media hora antes de la apertura—, decenas de personas hacen fila fuera del Arco de Triunfo de 14 metros de alto, con el objetivo de despachar a las almas que estuvieran de “visita” en Todos Santos. Es que en la cosmovisión andina, el ciclo de la vida no termina con la muerte, pues existe la seguridad de que los fallecidos acompañan una vez al año, durante 24 horas, a sus familiares y amigos, a partir del mediodía del 1 de noviembre. Según la tradición, en honor del difunto se levanta un altar con frutas, comida y bebida, con la foto del ser amado, t’antawawas y otros como panes, galletas, caña y pasankallas, que después de las 12.00 del 2 de noviembre son levantados tras hacer una oración. Por más que sea solo espiritual, este encuentro debe ser celebrado, así es que los dolientes contratan músicos y entregan alimentos a cambio de rezos. De esta manera se pinta de vida la necrópolis de La Paz. Esta tradición tiene su génesis en la época precolombina, cuando los familiares sacaban los cadáveres de sus bóvedas para cambiarles de ropa; luego comían y bebían junto a ellos. En 1551, el Primer Concilio de Lima exigió la represión del culto a los muertos porque para la Iglesia Católica estas prácticas indígenas eran demoníacas. No obstante, la cultura andina se desarrolló a escondidas, por eso no era extraño ver gente que echara muy disimuladamente chicha sobre sus fallecidos. Pero el “mayor abuso” era que desenterraban y sacaban a los cadáveres de las iglesias y los llevaban a las machais (sepulturas que tenían en los campos de sus antepasados), y al samay, es decir sepulcro de descanso, según el ensayo Valen más muertos que vivos, escrito por Milton Eyzaguirre, jefe del Departamento de Extensión y Difusión Cultural del Museo de Etnografía y Folklore (Musef). “El alma para el hombre andino no se separa definitivamente del cuerpo, vuelve cada año el día de Todos Santos de su largo viaje por el espacio sideral y las familias deben esperarlas con algarabía, fiesta, comidas, bebidas para que las almas estén contentas y no tristes cuando nadie ha ido a esperarlas en sus tumbas o lugares donde murieron”, confirma Fernando Saavedra en el ensayo Desenterramientos en Charcas y Bolivia desde la época prehispánica...
Read moreCEMENTERIO GENERAL DE LA PAZ Alberga construcciones funerarias muy relevantes, con una Ordenanza Municipal 109/2001, fue declarando a los mausoleos, sarcófagos y esculturas como Patrimonio Tangible del Municipio de La Paz.
podemos ver ángeles, asimismo las dolientes, cruces y los magnificos mausoleos.
La edificación del Cementerio General de la ciudad de La Paz data del siglo XIX, fue construido durante el gobierno del Presidente Andrés de Santa Cruz, concluyendo la obra en 1831. Fue llamado “El Panteón”, y se le puso una inscripción en la portada: “Verdadero desengaño y descanso de los Mortales”.
Al ingreso del Cementerio General se encuentra un gran Arco de Triunfo monumental de Sanahuja del año 1853. Trabajado en piedra de letanías.
La iglesia fue diseñada por el arquitecto Mario del Carpio González unificada al arco triunfal, el autor es uno de los arquitectos de su época que no se dejo seducir por las ideas del funcionalismo, y su obra mantiene en línea neocolonial.
La estructura general del Cementerio es una construcción de piedras y adobes con mezcla a base de cal adecuado al terreno, material con el cual se construyeron cuarteles, ocupando aproximadamente 10 hectáreas de terreno y esta dividido en diez sectores: con cuarteles, pabellones, mausoleos, sarcófagos y nichos con estelas ornamentadas iconográficamente con los ángeles Thanatus y Duma que velan ante los sarcófago el sueño eterno del difunto, también esta el árbol de ciprés simbolizando el duelo, coronas de laurel simbolizando la poesía y la excelencia en las ciencias y las artes, guirnaldas de rosas aludiendo a la fugacidad de la vida en el tiempo.
Bibliografía: EL CEMENTERIO GENERAL DE LA CIUDAD DE LA PAZ- BOLIVIA Susan Bari Gonzáles Ch. ARQUITECTURA HISTORICISTA-CIUDAD DE LA PAZ Arq. José Luis Costa Benavides LA CIUDAD DE LOS MUERTOS Y LOS NIÑOS GUIAS Lourdes...
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