Decir que "Chuchú es una mezcla entre Don Quijote y Neruda, entre Machado y Nervo, entre el delirio y la locura", exigiría saber quiénes fueron Don Quijote y Neruda, quiénes fueron Antonio Machado y Amado Nervo, y qué es el delirio y qué es la locura. Pero como quedan tan pocas personas a las que se les pueda hacer alguna mención como estas, bien podríamos decir entonces que para la humanidad actual Chuchú es un soñador delirante que habla en un idioma de otros tiempos que ya casi nadie podría entender. Sin embargo, para aquellos rebeldes que se resisten a dejarse encadenar por la falsedad de la apariencia, que se mantienen firmes ante la demoniaca estampida de mentiras de las modas y "los sueños", aquellos que pueden encontrar gozo en lo simple y en el anonimato, para todas esas personas que aún tienen sangre en las venas y valor en el alma, visitar la Choza de Chuchú, no solo será reconfortante para la esperanza sino divertidamente curioso, por no decir, "locamente" divertido. Cada cosa que Chuchú dice tiene una razón "lógica" dentro de su propia "sin razón". Él no usa zapatos porque solo así "puede leer el braile de las piedras". Y a pesar de que los años lo conducen de la mano hacia el proster ocaso de la senectud, él, sin pudor afirma "vivir cada día como el primero, para así poder saber que lo tiene todo por hacer". Chuchú perdió la razón cuando se quedó atrapado en la florida línea de placer que se oculta bajo los secretos que ocultan las faldas de cada mujer. Y de ahí ya no pudo salir nunca más porque se extravió entre sus propias letras con las que canta a sus deseos de juventud, ignorante, quizás, de que los ciclos están atados al tiempo inexorable y de que el alba es el alba como el ocaso es de cobre. Pero la maraña de confusión se agiganta cada día cuando las palabras que borboritan en su ser se entremezclan con voz propia con las líneas imposibles de sus pinturas sin fin. Caldo de matices insufribles cuando la presencia de una dama que desea una foto tan llena de arte como ausente de ropas, agitan el torbellino de deseos lejanos en ese Chuchú que no atiende el alarido de su carne que lo convoca a la serena calma de la senectud. Entre palabra y verso, entre fotografía y dibujo, entre piedras y cosas devoradas por el tiempo, entre lo antiguo y lo inútil, entre lo lógico y lo absurdo, entre la proclama y la edad, entre el recuerdo y la nostalgia, entre la desnudez ajena de la mujer anónima y el deseo imposible que superó el tiempo, Chuchú navega entre las sombras de sí mismo, predicando poesías tejidas en su solitario silencio de hombre de otros tiempos que se aferra al amor para no aceptar el paraíso de los muertos. ¿Que si debes ir a "La Choza de Chuchú"? ¡Por supuesto! Pero solo si sabes que entre el delirio y la locura no hay límite ni cura, tanto como entre la estupidez y la soberbia no hay otro límite que el de...
Read moreEl lugar tienen todas las antigüedades arrumadas y empolvadas, el lugar donde guardan los trajes antiguos para las fotos huele a húmedo y a hongos. Si es verdad que te cuentan la verdadera historia de Efrain y Maria y el señor es muy amable... Sin embargo la entrega de las fotos es pésima a pesar de que se pague de contado, la señora Fabiola que hace las entregas es muy grocera y no tiene ni el más mínimo sentido de responsabilidad para las entregas las fotografías, hay que llamarla para que le hagan entrega de las fotos y se enoja si uno la llama a la hora que ella indica pero ella no está en la casa para acordarse de empacar la foto. Es una...
Read moreLa Choza de Chuchu is a magic place, full of history and the best old pictures you could get also this warm house will keep your heart...
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