El Torcal de Antequera — Attraction in Antequera

El Torcal is a place where you see some real amazing rock formations in an area that has been well preserved. To reach it, either take a tour or drive as there is no public transportation due to its remoteness. The entry to the park is free, but it is advisable to plan it during a week day when you can drive up directly to the visitor centre, which has a restaurant, souvenir shop and restrooms. On weekends however, it is a busy place. They close up the road and you have to park about 5 km short. Since this spot also cannot cater for the number of vehicles, one needs to be creative in finding a spot. To reach the visitor centre from the lower parking, one can take a shuttle bus (€2 return), or hike up the orange trail. This trail is a gradual uphill climb of 3.75 km and takes the best part of 2 hours with stops en-route to admire the rock formations and many mountain goats that you encounter. After the visitor centre, the actual trail starts and there are 2 of them. The green is about a km long and takes you about 45 minutes, whereas the yellow one is a bit longer at over 2 km and takes about 90 minutes. They both are loops and you return to the visitor centre for your return. The trails are well marked, but one needs to be careful while treading the path as the stones are uneven. Wearing a good pair of hiking shoes is strongly recommended for ankle support, especially on the down hill portions. While on the trails, one is rewarded with some cool vistas of nature at work and the erosion that has shaped the rock formations. Some real lovely memories can be taken back. We saw many kids negotiating the trail with ease and so were many hikers with dogs on a leash. People with mobility issues should not attempt to do either of the trails, but can also be rewarded with nice views from the visitors...

Wow, our family had an absolutely amazing time at El Torcal de Antequera! This unique natural park in southern Spain is a must-visit destination for anyone who loves stunning views and outdoor adventure.

From the moment we arrived, we were struck by the sheer beauty of the landscape. The park is home to a series of towering limestone formations that have been sculpted into breathtaking shapes over millions of years. As we hiked through the park, we were constantly stopping to snap photos and take in the stunning vistas.

But it wasn't just the scenery that made our visit so memorable. El Torcal de Antequera is also home to a wide variety of wildlife, including birds of prey, mountain goats, and even wild boar! We were lucky enough to spot several of these amazing creatures during our visit, which was a real highlight for our kids.

One of the things we loved most about El Torcal de Antequera was the range of activities on offer. We hiked along several different trails, including some that were more challenging and others that were more accessible for our younger children. We also took part in a guided tour that provided fascinating insights into the geology and ecology of the park.

Overall, our family can't recommend El Torcal de Antequera highly enough. It's a truly special place that offers something for everyone, from jaw-dropping scenery to unforgettable wildlife encounters. We'll...

El Torcal de Antequera es un lugar que parece sacado de otro planeta. Sus formaciones rocosas, esculpidas durante millones de años por la erosión, crean un paisaje surrealista que invita a la exploración y a la contemplación. Fue en este escenario único donde viví una experiencia que jamás olvidaré.

Era una mañana fresca de primavera cuando decidí adentrarme en este paraje natural. El cielo estaba despejado, y el sol comenzaba a iluminar las caprichosas formas de las rocas, proyectando sombras que parecían danzar a medida que avanzaba. El aire olía a tierra húmeda y a vegetación silvestre, y el silencio solo se veía interrumpido por el canto de los pájaros y el susurro del viento entre las grietas de las piedras.

Comencé mi recorrido por el sendero más popular, el Sendero Amarillo, que serpentea entre las impresionantes formaciones kársticas. Cada paso era una revelación: rocas que parecían gigantes dormidos, pasadizos estrechos que invitaban a ser explorados y miradores naturales que ofrecían vistas panorámicas de todo el parque. Me sentía como un explorador en un mundo desconocido, donde cada rincón escondía un nuevo secreto.

En un momento dado, decidí salirme un poco del camino marcado para adentrarme en una zona menos transitada. Fue entonces cuando me encontré con una pequeña cueva natural, casi escondida entre las rocas. La curiosidad me impulsó a entrar, y allí, en la penumbra, descubrí algo que me dejó sin aliento: en las paredes de la cueva había pequeñas formaciones de estalactitas que brillaban débilmente con la luz que se filtraba desde el exterior. Era como estar en una catedral natural, donde el tiempo parecía haberse detenido.

Después de un rato de contemplación, salí de la cueva y continué mi camino. El sol ya estaba alto en el cielo, y el paisaje se transformaba con la luz del mediodía. Las rocas, que antes parecían grises y severas, ahora mostraban tonalidades doradas y ocres. Me senté en una de las formaciones rocosas más altas para descansar y disfrutar de la vista. Desde allí, podía ver el valle de Antequera a lo lejos, con sus campos verdes y sus pueblos blancos brillando bajo el sol.

En ese momento de quietud, rodeado de tanta belleza natural, sentí una profunda conexión con el lugar. El Torcal no es solo un paisaje impresionante; es un recordatorio de la fuerza y la paciencia de la naturaleza, capaz de esculpir algo tan majestuoso a lo largo de millones de años. Me sentí pequeño en comparación, pero al mismo tiempo parte de algo mucho más grande.

Al final del día, cuando el sol comenzaba a descender y el cielo se teñía de tonos rosados y naranjas, regresé al punto de partida. Mis piernas estaban cansadas, pero mi corazón estaba lleno de una sensación de paz y gratitud. El Torcal de Antequera me había regalado una experiencia inolvidable, un día en el que la naturaleza me mostró su lado más impresionante y me recordó lo afortunado que soy de poder presenciar tanta belleza.

Esa visita al Torcal no fue solo una excursión; fue un viaje a un mundo mágico, una experiencia que quedará grabada en mi memoria...