Situado a orillas de la Ría de Betanzos y del Río Mandeo, en la comarca coruñesa denominada Mariñas dos Condes, los orígenes del Pazo de Mariñán se remontan a una fortaleza militar construida por Gómez Pérez das Mariñas a mediados del siglo XV.
Con el paso del tiempo, la primitiva fortaleza fue perdiendo su finalidad defensiva y se transformó en una quinta de recreo, una casa solariega en la que se fundieron estilos constructivos de los siglos XVII y XVIII, rodeada de lujosos jardines y que llegó a acoger a algunos de los principales linajes gallegos. Desde 1933, el pazo es patrimonio de la Diputación Provincial de La Coruña
En 1972 fue declarado Conjunto Histórico-artístico y Monumental por su conjunto arquitectónico, donde destacan sus escalinatas y balaustradas, esculturas, fuentes y jardines. A partir de ese año comienza un proceso de restauración que finalizó en 1975. En la actualidad tiene tres usos: actos institucionales, centro de cursos y museo del propio Pazo, reuniendo buena parte de la colección artística de la Diputación.
Jardines del Pazo de Mariñán
Las 17 hectáreas que ocupa el Pazo de Mariñan se dividen en tres zonas: el jardín ornamental, la zona hortícola y un espacio arbolado.
La época de mayor esplendor del Pazo de Mariñán se produce durante la segunda mitad del siglo XVIII, en tiempos de los marqueses de Mos. Ellos le dieron la estructura actual en forma de U, típica de muchos de los pazos gallegos. Es en esta época cuándo la quinta adquiere la vistosidad palaciega actual, con numerosos motivos arquitectónicos entroncados en el Barroco compostelano.
También fueron ellos los que construyeron los tres niveles de terrazas que todavía hoy se mantienen: el nivel superior, donde se encuentra el edificio principal; el intermedio, que contiene el jardín del parterre geométrico de boj (Buxus sempervirens), con pérgola y fuente central, que está flanqueado por jardines pintorescos; y el inferior, que alberga los campos de cultivo y que se extiende hasta la ría.
La fachada principal la preside una escalinata, de las denominadas «imperiales», posiblemente una creación de Fernando de Casas Novoa, autor de la fachada del Obradoiro en la catedral de Santiago. En su parte baja, hay dos esculturas en piedra que se supone que representan a dos sirvientes en actitud de recibir a la persona recién llegada. Al subir por la escalinata se accede a la sala de entrada, que hace de recibidor y distribuidor a las demás dependencias. La fachada posterior está dominada por una amplia terraza con balaustradas graníticas.
El parterre de boj está acompañado de arbolado monumental, como algunos ejemplares de Plátanos de sombra (Platanus hispanica) que alcanzan los cincuenta metros de altura, junto a los enormes Eucaliptos (Eucalyptus globulus) centenarios, Cipreses de Portugal (Cupressus lusitánica) y Chopos negros (Populus nigra). También se pueden ver en los jardines del pazo árboles centenarios de especies autóctonas, como tejos y madroños (Arbutus unedo), junto a los muy ancianos ejemplares de mirto común (Myrtus communis).
Durante las primeras décadas del siglo XX, el jardín comienza una decadencia hasta que, en 1933, pasa a manos de la Diputación Provincial...
Read moreHERMOSO lugar. Me hospedé aquí tres días y dos noches y fue fabuloso. Un lugar maravilloso. La atención de todo el personal fue preciosa, muy educados hasta en lo más mínimo. Los mozos atentos a cualquier cosa que faltara y a disposición para cualquier inquietud que surja. Los platos espectaculares, los chef se llevaron un gran aplauso y agradecimiento por todos los que estuvimos. Hicieron platos especiales para quienes eran vegetarianos, celíacos e intolerantes a la lactosa. Se notó que tienen a verdaderos profesionales en la cocina. Las habitaciones de lujo, llegamos y estaban completamente limpias y ordenadas. En la que me tocó a mí (116), había una puerta-ventana al exterior que al abrirla llenaba la habitación de un aire precioso. Las camas súper cómodas y el acolchado muy suave. Los armarios y cajones súper espaciosos. Tenía una mesita de luz entre las dos camas con las teclas para encender los veladores, una luz en la pared de enfrente (que daba un ambiente muy tranquilo y calmo) y la luz principal. El parque es de película, es muy rotundo el cambio de recorrerlo de día o de noche. Ambos muy lindos y con sus particularidades. Hay una exposición de esculturas dispersas por todo el lugar, cada una tiene un interesante desarrollo. La vista al río es preciosa y cambia según el lugar desde dónde mires. Hay una bajada al río en la cual se encuentra un reja que me dio la sensación de ser la entrada a otro mundo. Caminar por ese parque fue una experiencia sensacional y extrasensorial. El silencio que había magnificaba cada ruido, desde una pisada hasta un pajarito que despegaba de una rama a otra. Un verdadero contacto con la naturaleza. Un lugar de excelencia. Mis aplausos y felicitaciones para todos los que se encargan de que este lugar...
Read more¡Vale la pena totalmente! El acceso es gratuito y la visita guiada está muy bien, dado que es interesante y amena. En mi caso, iba con otros adultos y un niño de 7 años y todos quedamos encantados (el niño especialmente contento de haber acertado una adivinanza que la guía le hizo). Tanto el interior del Pazo, con su historia, sus diferentes estancias y sus obras de arte (entre los que hay cuadros cedidos por el Museo del Prado que no dejan a nadie indiferente); como el exterior, con su jardín en el que destacan los altos eucaliptos centenarios, son muy bonitos de ver y recorrer. En cuanto a medidas COVID, puedo decir que se cumplen muy bien, siendo obligatorio en todo momento el uso de mascarillas, desinfectado de manos a la entrada y grupos de máximo 10 personas por visita. Por otro lado, en cuanto accesibilidad, si bien es cierto que la visita acaba en un punto distinto al de inicio, en el que hay unas escaleras, imagino que si va alguien en silla de ruedas sí pueda dar la vuelta y salir por el mismo lugar. No obstante, recomiendo preguntar para asegurarse. En resumen, si estáis por la zona o queréis ver algo diferente, no dudéis en hacer...
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