El Monasterio de Santa María de Carracedo es una antigua abadía, ya exclaustrada, fundada en el siglo X y perteneciente a las órdenes benedictina y, posteriormente, cisterciense. Se ubica en Carracedo del Monasterio, municipio de Carracedelo, El cenobio fue fundado hacia el año 990 por Bermudo II, rey de León y de Galicia, con el objetivo principal de brindar refugio a monjes huidos de las incursiones y conquistas del caudillo musulmán Almanzor en tierras leonesas.El monarca donó unos terrenos de su villa de Carracedo, al paso del río Cúa, a los monjes benedictinos para que edificaran allí un monasterio bajo la advocación de San Salvador
En 997 el Monasterio de San Salvador corrió la misma suerte que otros lugares de la provincia, siendo prácticamente destruido por Almanzor en el curso de la gran aceifa que tenía como objetivo devastar Santiago de Compostela. Al quedar arruinado, el monasterio no pudo acoger los restos de Bermudo II tras su muerte en 999, tal como éste había dejado dispuesto en su testamento. El primitivo cenobio se sumió en una penumbra de más de un siglo de duración, a caballo entre el abandono y una precaria actividad monástica. Este período, del que apenas se tienen noticias, se prolongó hasta bien entrado el siglo XII.
En 1138 la infanta-reina Sancha Raimúndez, hermana de Alfonso VII el Emperador, dispuso la restauración del Monasterio de San Salvador, haciendo venir para tal fin a los monjes del vecino Monasterio de Santa María de Valverde, en las inmediaciones de Corullón, encabezados por el abad Florencio. Al vivir en él durante largas temporadas, la infanta Sancha Raimúndez convirtió el Monasterio en Palacio Real.
Objeto de sucesivos privilegios y donaciones de concesión regia, San Salvador fue prosperando, hasta convertirse en una abadía con autoridad jurisdiccional sobre una decena de monasterios benedictinos en tierras de León, Galicia, Asturias y Zamora, y con control económico sobre decenas de granjas, viñedos, molinos y otros centros de producción agropecuaria. En 1203 la comunidad abandonó los hábitos negros benedictinos y tomó los blancos de la Orden del Císter, pasando a ser, junto con todos los monasterios españoles que regentaba, una filiación de la abadía francesa de Cîteaux, primera casa madre de la orden. También, cambió de advocación, pasando a llamarse Monasterio de Santa María de Carracedo.
En el siglo XIV Carracedo entró en una crisis material y espiritual, a la que puso término en 1505 su adhesión a la Congregación Cisterciense de Castilla. Esta mudanza supuso la recuperación del verdadero espíritu monacal, perdido en los años en que el monasterio estuvo gestionado por abades comendatarios y sometido al arbitrio de nobles laicos en régimen de encomienda.
A principios del siglo XIX comenzaron unas obras de ampliación que quedaron detenidas con el estallido de la Guerra de la Independencia en 1808. Desamortizado en 1835, entró en una etapa de abandono, pillaje y ruina que no se detuvo hasta 1988, momento en que la Diputación Provincial de León, propietaria con el obispado astorgano del monasterio, emprendió la restauración y consolidación de las partes del edificio que se mantenían en pie, labor que concluyó en 1991. En 1929 fue declarado monumento histórico-artístico nacional y está catalogado en la actualidad como Bien de...
Read moreMonasterio de Santa María de Carracedo Sobre el año 640 el visigodo Fructuoso, luego obispo de Braga,se acercó a estos parajes pertenecientes a su noble familia y empezó a interesarse por la vida cenobítica. El Monasterio benedictino posterior, sería fundado por Bermudo II ‘El Gotoso’ en el año 990. Ostentó gran poder político, religioso y económico, ejerciendo jurisdicción además sobre otros monasterios bercianos en Galicia, Asturias y León. Restaurado en el siglo XII.
En sus dependencias se contaba con hospedería, hospital y cárcel. Como dato curioso, se encontró una lápida vertical ubicada a la puerta de la iglesia, que explica cómo el 29 de agosto de 1810 fueron elegidos en el Monasterio de Carracedo los primeros representantes democráticos de los leoneses en las Cortes de Cádiz.
El monasterio sufrió numerosas construcciones, derrumbes y reformas. (Aúna elementos románicos, cistercienses y protogóticos ). Pero la historia conserva y conoce quien construyó el primer templo. Es curioso como el símbolo de la concha sigue presente discretamente en la sala de la cocina de la reina. Un curioso nombre para describir una suntuosa sala que perteneció quizás a un templo de época anterior. Este lugar de varias plantas debió de ser el primer y primitivo templo. Un primitivo lugar de oración, donde los iniciados lograban ciertos conocimientos. Es en esa época cuando sería transformado e utilizado como templo romano hasta la llegada de los monjes benedictinos. Sin duda un espacio ancestral de paz, conocimiento y oración. Un precioso entorno y el monasterio con diversas reformas es una preciosidad de piedra. No tendrás problema para aparcar...
Read moreHorario de invierno (de 1 de noviembre a 31 de marzo): De 10.00 a 14.00 horas y de 16.00 a 18.00 Horario de verano (de 1 de abril a 31 de octubre): De 10.00 a 14.00 horas y de 17.00 a 20.00. Lunes cerrado. Data del año 900, el terreno lo cedió el Rey de León, Bermudo II a monjes que huían de Almanzor. Más tarde, lo restauró Sancha, hermana del rey leonés Alfonso VI. Esta lo cedió de nuevo a otros monjes y así pasó a ser parte de la regla cisterciense y se cambió el primigenio nombre de S. Salvador por el actual. Ella vivía allí por temporadas, por lo que era un palacio real. Está catalogado como BIC. Hay numerosas marcas de canteros, es quizá una gran colección, es posible que se reutilizaran piedras de algún lugar primitivo ya que no siempre están colocadas al derecho, o incluso están mezcladas de forma muy llamativa. La primera vez que lo visité, en la niñez, sin guía, el cuidador había muerto, y la viuda te dejaba verlo por la voluntad, me enamoré del lugar. En aquel entonces, la belleza, ruina, era pura y salvaje. Allí solos tu imaginación, el paso de los años y las inclemencias de tiempo. Un lugar mágico sin duda, y aunque quizá puedas visitarlo solo no pierdes nada, es más, creas tu propia historia de su historia. Puedes aparcar allí mismo. No dejes de pasear con calma, lleva tiempo y varias visitas. Siempre descubrirás algo nuevo, siempre encontrarás algo que te hará salir del ajetreo y lo común para vivir un hermoso cuento. Desde las criptas a los capiteles, el bestiario, el suelo empedrado, el cristal de la iglesia, los nidos de los pájaros, la hierba, los...
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