Respecto a la visita al yacimiento arqueológico, todo bien; sin embargo, hemos viajado varias familias, una de ellas con una menor con discapacidad. Cuando realizamos la reserva no contábamos con la presencia de uno de sus tutores, quién finalmente sí vino al viaje para facilitar que la menor estuviera más adaptada. Al llegar al museo y preguntar la posibilidad de adquirir otra entrada para el tutor acompañante de la menor con discapacidad, las personas de recepción se mostraron inflexibles y no dieron alternativa, lo que provocó que la menor con discapacidad y su tutor acompañante se quedarán sin realizar la visita al yacimiento arqueológico. Aún reconociendo que los grupos ya estaban cerrados y la responsabilidad de trasladar en el vehículo del museo hasta el yacimiento a los visitantes, creo que se debería haber buscado una solución. La familia ha propuesto acercar el coche de forma independiente hasta el yacimiento, dejándolo fuera; comprar, por supuesto, otra entrada. Uno de los argumentos de las personas responsables ha sido que no había hueco en el minibus ( falso, había 22 plazas) o que no podían expedir más entradas (increíble!). Sinceramente, muy mala gestión, falta de empatía y falta de resolución. Teniendo en cuenta que se trata de un museo con un volumen de asistentes medianamente bajo, que en el yacimiento había espacio de sobra y que era una situación tan concreta y centrada en acompañar a una menor con discapacidad creo que la respuesta debería haber sido otra. Cuando hemos ido a buscar explicaciones solo nos hemos encontrado con negativas e inflexibilidad. Una pena para la menor y su familia.