El pantà de Santa Fe és un embassament que pertany a la riera de Santa Fe (conca del riu la Tordera), creat per una presa situada al municipi de Fogars de Montclús, a la comarca del Vallès Oriental.
El propietari de la presa és PICSSA (Polígono Industrial Can Sedó, S.A.). La presa va estar abandonada durant molts anys. Va ser construïda als anys 20. PICSSA la va comprar a principis dels anys 90 recolzant-se en la Ley de centrales. Des que PICSSA es va fer càrrec de la presa s'han portat a terme tot un seguit d'actuacions de reparació i manteniment: impermeabilització de nombroses filtracions, tractant el parament d'aigua amunt; rehabilitació de la coronació de la presa; rehabilitació de les dos centrals; reparació del desguàs de fons i col·locació d'una segona comporta; instal·lació d'un grup electrogen i il·luminació de la galeria.
A principis del segle XX, Ramón de Montaner, un editor de Barcelona, va comprar la vall de Santa Fe a la família Alfaras de Sant Celoni. Montaner volia construir un hotel de luxe les obres del qual van començar en 1910. Com que no hi havia electricitat, va fer construir una presa prop del nou edifici que avui es coneix com l'Estanyol. L'Estanyol aviat va ser insuficient i el 1920 es va iniciar la construcció d'un segon pantà que va ser acabat el 1935. Aquest és l'actual Pantà de Santa Fe. Construït en la riera de Santa Fe, la presa té 24 m d'altura, 14 m de base i 899.000 m³ de capacitat. L'arquitecte havia de ser el famós Domènech i Montaner, nebot de Ramón de Montaner, però finalment va ser el seu fill Pere Domènech i Roura, qui va realitzar un magnífic projecte, un bell llac perfectament integrat en l'entorn natural, un llac artificial que no sembla que ho sigui. L'hotel va ser construït en 1914 al costat de l'antiga ermita romànica de Santa Fe. Per a la construcció de l'hotel i del pantà es va usar granit extret de la...
Read moreSólo puedo decir maravillas de éste sitio. Fuimos ayer alrededor de las 10:00 de la mañana. Se estaba fresco y muy tranquilo. Al ser bosque, los arboles evitaban el sol y de los 18 grados no subió en todo el día. Llegó un momento en el que teníamos frío. El paisaje inmejorable. Ver cómo los picos se van bañando en niebla y nubes ha sido mágico. El único ruido que había de fondo era el sonido del agua, las hojas y copas moviéndose y algunos pajaros cantando. Literalmente se respiraba paz. Hay una gran cantidad de rutas a seguir, nosotros hicimos la azul o "Plátano Azul". Una ruta muy tranquila, bordeando un riachuelo y sus distintos saltos, hasta que desemboca en el Pantano de Santa Fe. A lo sumo se tardan 20 minutos en llegar a paso lento. Se puede hacer con toda la família, aun que es un poco peligroso en algunos tramos si se sale del camino marcado. Fuimos con los perros y se lo pasaron mejor que nosotros. No había límites cómo en la ciudad, ninguna zona prohibida. Aún así, tuvimos un susto. Pues en una zona en concreto uno de los perros se resbaló y no pudo salir del estanque hasta que lo sacamos nosotros. Así que el perro siempre a la vista, no vaya ser que desaparezca y le pase algo parecido. También es aconsejable llevar repelente de mosquitos, pues los hay a cubos y grandes cómo una moneda. También llevar una bolsa que sirva cómo basura. Pues no hay ni una en todo el camino. Y obviamente es una pena ensuciar un sitio tan bonito. En teoría está prohibido bañarse, pero personalmente lo hice cerca de la orilla y no ha habido peligro. Obviamente no hay que cruzar todo el pantano nadando pues sí que es peligroso.
La única pega que tengo de éste lugar tan bonito, es que es una zona donde van casales de verano a hacer gincanas. Y momentáneamente destrozan toda la paz y el silencio gritando sin parar. Lo bueno fue que sólo estuvieron ahí un par de horas...
Read morePasamos un día espectacular en el Pantà de Santa Fe del Montseny en familia. 🌲💚 Fuimos con peques y fue el plan perfecto: hay un recorrido sencillo y seguro para niños, con caminos amplios donde pueden caminar, correr, investigar hojas, piedras, bichitos… Todo rodeado de una vegetación increíble, con árboles enormes y colores que cambian según la época del año.
Hay aseos, parking cerca y varias zonas donde parar a descansar, picar algo y simplemente disfrutar del silencio y el sonido del bosque. En temporada, además, se pueden recoger castañas, y eso para los peques es toda una aventura: aprender a observar el suelo, reconocer los erizos de castaña, respetar los árboles y entender que la naturaleza no es un parque temático, sino un lugar vivo que hay que cuidar. 🌰
Lo que más nos gustó es todo lo que aprenden los niños en un sitio así:
A caminar por la montaña y ganar confianza en su cuerpo.
A observar la naturaleza con curiosidad (hojas, musgo, troncos, agua, raíces).
A respetar el entorno: no gritar, no tirar basura, cuidar el bosque.
A entender el paso de las estaciones, el frío, la humedad, los colores del otoño…
Salimos todos con la sensación de haber desconectado de la ciudad y conectado entre nosotros. Un lugar al que sin duda volveremos...
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