El monasterio de santo Domingo es, sin duda, una de las edificaciones medievales más grandiosas de Europa. Es una de las construcciones románicas más importantes por los trabajos escultóricos de los capitales y especialmente por los ocho machones de los pilares angulares del claustro. La entrada general cuesta 4 euros/pax y solo se pueden comprar en el propio monasterio. Está abierto de martes a domingo de 10 a13 y 16:30 a 18 horas. Los miércoles por la tarde la visita es gratuita. Las visitas son libres, con una audioguía a través de un QR que, quizá, se queda demasiado corto para comprender toda la maravilla artística del monasterio. La entrada para la visita se encuentra en un lateral del monasterio que da a la calle de la Cadena. En la visita se puede ver el claustro románico, la botica del siglo XVIII y un pequeño museo de arte sacro con piezas de orfebrería. El resto de las instalaciones son privativas de los monjes y no se pueden visitar. Uno de los grandes alicientes de este monasterio son las misas realizadas con canto gregoriano, una maravilla que recomiendo por ser una experiencia única. Hay que tener en cuenta que hay muy pocos monasterios donde se hagan misas gregorianas (hasta donde yo sé, solo los monjes benedictinos). Hay varios celebraciones litúrgicas a lo largo del día, desde Vigilias hasta Completas y se pueden ver los horarios en la página de la propia abadía de Silos. Las misas son en la iglesia monástica que se encuentra junto a la entrada al monasterio. El monasterio está formado por dos edificaciones anexas que se abren en torno a dos claustros. El claustro más pequeño es el románico, y en él destacan los capitales decorados con elementos vegetales y animales que descansan sobre columnas dobles. Pero lo más importante de este claustro son los ocho bajorrelieves con motivos bíblicos que están situados en las dos caras de los cuatro machones, los pilares de las cuatro esquinas. También es digno de ver el ciprés que se encuentra en el centro del claustro, que fue plantado a finales del siglo XIX y que mide casi 25 metros de altura. El poeta cántabro Gerardo Diego le dedicó un poema a este ciprés de Silos. El monasterio ubicado en plena sierra de la Demanda fue erigido a mediados del siglo X sobre tierras donadas por el conde Fernán González a la Iglesia, con el fin de construir un cenobio que albergara una comunidad religiosa. Fue, probablemente, levantado sobre otra edificación religiosa visigoda, erigido en honor a san Sebastián y habitado por monjes mozárabes que escapaban de las tierras musulmanas. Sin embargo, este monasterio fue parcialmente destruido algunos años después debido a las constantes campañas militares de los musulmanes comandadas por Almanzor. Tras la muerte de este caudillo musulmán, el rey Fernando I de León ordena en el año 1041 la restauración del monasterio, llegando al mismo un nuevo abad, Domingo Manso, que fue canonizado poco después de su muerte, con lo que el monasterio pasó a denominarse Santo Domingo de Silos. A lo largo del siglo XVIII se amplía el monasterio acometiendo una reforma en la que, lamentablemente, se derriba la iglesia románica, erigiendo una nueva iglesia con planta de cruz griega en estilo neoclásico. De aquella iglesia románica tan solo queda uno de los muros y algunas columnas. Tras la desamortización de Mendizábal en 1836, se produjo la exclaustración de los monjes y el abandono del monasterio, con el consiguiente expolio de objetos artísticos y el deterioro del edificio. Sin embargo, en 1880 se establecen en el monasterio una comunidad de monjes franceses pertenecientes a la orden Benedictina, restableciendo la vida monástica en Silos. Un monasterio con una historia muy interesante. Y desde un punto de vista artístico es una visita imprescindible, al igual que escuchar una misa con canto gregoriano, una experiencia extraordinaria...
Read moreEl Monasterio es un tesoro, parece que el tiempo se detuvo en él. Se remonta al S.X, pero su época de mayor esplendor fue en el S.XI a cargo del abad Santo Domingo, quien le dio nombre.
El Monasterio de Silos pertenece a la orden benedictina, es famoso por su impresionante claustro románico. Sus capiteles esculpidos son auténticas obras de arte que muestran historias bíblicas que muestran una increíble maestría escultórica. Cada columna y detalle invitan a la contemplación de aquellas piezas talladas por monjes artistas.
Silos no es solo piedra y arte, también es música con oración. Los monjes de Silos son reconocidos por su canto gregoriano, una tradición que mantienen y que ha traspasado fronteras gracias a sus grabaciones.
Hace muchos años pude disfrutar de un oficio en el que las voces se acompañaban con órgano, los monjes entraban en orden, atravesando el templo y expresaban sus rezos con el canto llano... era su época de máximo esplendor por la proyección y reconocimiento de sus cantos en las grabaciones... escucharles en el Monasterio fue una sensación envolvente, espiritual (seas creyente o no) y de gran belleza, me transporté a otra época, rodeada de un halo de serenidad profunda.
En esta ocasión estuvimos en un oficio sin demasiado artificio, había menos monjes, cantaban a capella (lo habitual en el canto gregoriano) pero transmitieron de la misma manera esa sensación de paz, a pesar de una presencia más sencilla.
El Monasterio merece ser visitado con calma para pasear por sus galerías, entrar en la botica y descubrir todo un mundo con sus bonitos tarros de cerámica de plantas medicinales, recipientes de cristal, morteros de todos los tamaños... Hay una sala llena de esbeltos armarios de cristal para los tarros y libros, chimenea y útiles para la preparación y destilación de las plantas curativas.
También puedes ver en otras estancias las exposiciones de arte sacro e iconos así como visitar la iglesia y pasear en el silencio del magnífico claustro.
El arte, la sabiduría y la paz se entrelazan de una manera única y conmovedora.
Una curiosidad 🤫... si vas en la temporada de floración de lavanda (julio y primeros de agosto), frente al Monasterio, encontrarás un campo de lavanda agreste precioso de ver.
Silos es un lugar singular que deja un bonito recuerdo en la memoria.
Muy...
Read moreQuelle expérience inoubliable ! L'Abbaye de Santo Domingo de Silos est bien plus qu'un simple monument historique, c'est un lieu vibrant de paix, d'art et de spiritualité. Une visite qui marque et que je recommande sans la moindre hésitation. Le cloître : un chef-d'œuvre absolu Le cloître roman est le cœur de la visite et justifie à lui seul le voyage. C'est une pure merveille d'harmonie et de finesse. Chaque chapiteau est unique et raconte une histoire biblique ou représente des créatures fantastiques. On pourrait y passer des heures à admirer la précision des sculptures et à s'imprégner de la sérénité du lieu, avec le fameux cyprès qui s'élance fièrement vers le ciel. C'est un véritable livre d'images taillé dans la pierre. Les chants grégoriens : l'âme du monastère Le moment le plus puissant de la visite a été d'assister aux vêpres et d'entendre les chants grégoriens des moines. Que l'on soit croyant ou non, la pureté et la puissance de ces voix qui résonnent dans l'église est une expérience acoustique et spirituelle poignante. On se sent transporté des siècles en arrière. C'est un moment de grâce absolue. Mes conseils pour une visite parfaite : PLANIFIEZ VOTRE VISITE : C'est le conseil le plus important ! Consultez impérativement les horaires des offices (messes, vêpres...) sur le site officiel de l'abbaye pour être sûr de pouvoir assister aux chants. C'est le clou du spectacle ! ARRIVEZ EN AVANCE : Pour les chants, l'église peut se remplir rapidement. Venez 15-20 minutes avant le début de l'office pour avoir une bonne place et vous imprégner du silence. RESPECTEZ LE LIEU : N'oubliez pas que c'est une communauté monastique active. Le silence et une attitude respectueuse sont de mise, surtout pendant les prières. PRENEZ LE TEMPS : Ne vous contentez pas du cloître. La très ancienne pharmacie (la "botica") et le petit musée attenant valent également le détour et enrichissent la compréhension de l'histoire du lieu. En résumé, l'Abbaye de Silos est une visite incontournable si vous êtes dans la région de Castille-et-León. C'est une bouffée d'air frais pour l'esprit, un régal pour les amateurs d'art et d'histoire, et une expérience qui laisse une trace durable. J'en suis reparti apaisé et profondément admiratif. À faire...
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