Merece la pena visitar este pazo, un edificio precioso en un entorno natural maravilloso. La llegada al pazo es a través de una avenida de robles que deja sin palabras, es espectacular. La entrada al pazo es gratuita, lo que se agradece mucho, y la exposicion interior resulta muy interesante, la informacion muy bien estructurada a traves de diferentes recursos didacticos, muy visual e innovadora. Se puede entrever la vida en el pazo a lo largo de varios siglos. Fuera, el pazo está rodeado de tres bellos orreos típicos de la zona. La visita es, sobre todo, muy recomendable si se va con niños entre 5 - 12 años ya que les plantean un juego de pistas, a hacer todos en familia, que les lleva por dentro y por fuera del pazo y que tiene entretenidos y muy animados a todos durante un buen rato siguiendo una a una todas las pistas. El tesoro del final del camino resulta toda una sorpresa que les deja, sin duda, con la boca abierta. Siguiendo el camino que sale de una cancela enfrente del pazo, llegamos a una pequeña joya que no nos podemos perder, un maravilloso palomar escondido entre las sombras... En el pazo se organizan escaperooms gratuitos pero muy demandados por lo que hay que reservar con muuucho tiempo de antelación. Para ello, nos recomendaron visitar la página de Facebook.