Plaza Bolívar in El Hatillo, Caracas, is a charming slice of Venezuelan culture! 🌳🇻🇪 This historic square, named after the national hero Simón Bolívar, is the beating heart of El Hatillo.
Surrounded by colonial-style buildings, the plaza exudes old-world charm and is a hub of activity. 🏰🌸 It's a peaceful spot to unwind, surrounded by vibrant local life.
Nowadays, safety measures have enhanced the overall experience, making it a pleasant destination for visitors. 🛡️👍
El Hatillo, with its cobblestone streets, offers a picturesque setting for exploration. Activities abound, from art galleries to quaint shops – you'll find something around every corner. 🎨🛍️
And when hunger strikes, the town boasts fantastic restaurants serving authentic Venezuelan cuisine. 🍲🍽️ After your meal, enjoy the lively atmosphere with street performers adding a touch of magic to the streets. 🎭🎶
For those seeking a serene escape from the bustling city, Plaza Bolívar in El Hatillo is a must-visit, offering a perfect blend of history, culture, and local flair. 🌇🌟 #ElHatilloMagic...
Read moreHistoria
A principio del siglo XVII, el pueblo de El Hatillo no existía; la zona estaba habitada por los indígenas Mariche. Durante la colonia la tribu fue parcialmente aniquilada y los pocos sobrevivientes fueron desplazados por Garci González, quien actuaba bajo las órdenes de Diego de Lozada, fundador de Caracas. Una vez abandonadas las tierras por los nativos y colonizadas por los españoles, estos formaron fundos agrícolas donde producían hortalizas y café.
El pueblo fue fundado hacia 1620 y dependía de Baruta. En 1753, llega a estas tierras, proveniente de Cádiz, el Sr. Baltazar de León quien, luego de casarse con doña Francisca Pérez, se propuso lograr la autonomía del pueblo y construir una capilla para que los aldeanos no pasaran largas horas en el trayecto a Baruta donde estaba la iglesia más cercana. De acuerdo a algunos relatos, los lugareños tardaban hasta 6 horas para llegar a Baruta donde se realizaban los bautizos, comuniones, matrimonios y se oía la liturgia.
En 1784, Don Baltazar consigue consolidar su proyecto cuando el Obispo Márquez y el gobernador Manuel González conceden la autonomía de El Hatillo como pueblo y como parroquia, por la existencia de una pequeña capilla llamada El Calvario.
Don Baltazar de León le encomienda al ingeniero militar, Juan Manuel Oses, la realización de una iglesia y una cuadricula poblacional en los terrenos donados por él. De acuerdo con Iván Naranjo, cronista de El Hatillo, Ostes trazó dos calles alineadas que se conocieron como calle Real y calle La Paz, dejando en medio de ambas un lote vacío para la futura construcción de una plaza. Este mismo año se coloca la primera piedra para la construcción de la iglesia y del actual centro histórico del pueblo.
En 1809, el hacendado tocuyano Manuel de Escalona logró que El Hatillo fuese declarado Tenientazgo de Justicia separado de Petare y el 19 de abril de 1810, sumó este pueblo al movimiento de Independencia.
La plaza, que luego se construyó en ese terreno baldío entre las dos calles como era costumbre en la época, se llamó Plaza Mayor, luego se nombró Plaza Real, después Plaza Parroquial, y finalmente Plaza Escalona, hasta que a mediados del siglo XX, cambia su nombre a Plaza Bolívar.
A comienzos del siglo XX, se instaló el busto de Joaquín Escalona, prócer hatillano, y la plaza tomó el nombre del ilustre personaje. Desde 1911 hasta 1952 el espacio se conoció como Plaza o Plazuela Escalona.
En 1952, cuando la plaza, por decreto, comienza a llamarse Plaza Bolívar, se instala en ella una estatua del Libertador; el busto de Escalona pasó a otro espacio público. La estatua pedestre de Simón Bolívar, que existe actualmente fue colocada en 2003, ésta presenta al Libertador con traje de militar, portando un pergamino. El monumento reposa sobre una base de concreto y losa.
En 1996, la plaza sufre una de las pocas modificaciones en los laterales desde que se construyó, según relató...
Read moreComo siempre la plaza del Hatillo es uno de esos rincones de Caracas que tiene de todo un poco. Hay que aplaudir los esfuerzos de sus vecinos de mantener algunas tradiciones que le dan ese calorcito de pueblo.
Las campanas de la iglesia aún suenan y llaman a sus feligreces con entusiasmo. En la noche el edificio eclesiástico se ilumina con múltiples colores. En el día, dependiendo de la hora uno puede tomarse alli un café y un chocolate. En la tardecita se convierte en el patio de juegos de niños en diferentes edades. Una opción bonita y un poco más segura que otras.
Sin embargo, la infraestructura de la plaza deja mucho que desear. Sus sillas, caminerías, jardineras, enrejado, han sido dominadas por la destrucción del tiempo. ¡Triste! En ocasiones tienen malos olores algunos espacios, la vegetación está descuidada y no se díga la limpieza. ¡Rogemos porque se hagan los cariños necesarios en medio de las últimas remodelaciones!
Un pesar total que esté tan descuidada, debido a todos los restaurantes que tiene a su alrededor, una verdadera maravilla en variedad y degustación. Algunos son mejores que otros, pero allí están para todos los gustos y carteras.
A pesar de todo su desaliño me sigue pareciendo uno de esos rincones de Caracas privilegiados. Uno de los pocos que aún están activos en la movida nocturna. Esperemos que pronto mejoren y mejoren. Lo que hace falta es cariño.
Seguimos en la Caracas que amamos. Visiten y dejen mejor de como lo encuentran. ¡Dios...
Read more