Una experiencia terriblemente mala. Elegimos este Hotel porque en teoría era un cuatro estrellas superior, y queríamos estar cómodos en nuestra última noche en Letonia. Llegamos a las 16h después de conducir todo el día, esperando poder relajarnos en el spa y poder cenar tranquilamente en el Hotel. Cuando estábamos haciendo el check in, nos comunican que el Spa está cerrado y que el restaurante también está cerrado, y que esa noche íbamos a ser los únicos huéspedes en todo el Hotel, y que la única persona que estaba de servicio se marchaba a las cinco y nos quedábamos completamente solos en una casa antigua en medio del campo. Bueno no, quedaba el guardia de seguridad. Nos ofreció que fuéramos a bañarnos a la piscina, la piscina resultó ser un charco grande lleno de mosquitos.||Muy a nuestro pesar, decidimos coger el coche para buscar un restaurante para cenar. Cuando fuimos a buscar al guardia de seguridad para que nos abriera la puerta, solo encontramos a un señor de unos 80 años que estaba cortando el césped con una motosierra. Estuvo cortando el césped hasta las 10:00 de la noche, con el consiguiente ruido infernal. Todo el recinto estaba lleno de mosquitos, normal porque es el campo; pedimos un anti mosquitos para la habitación y lo único que nos ofrecieron era un spray, que no nos hizo mucha gracia utilizar en nuestro dormitorio. Así que nos pasamos el principio de la noche matando unos 15 mosquitos que había dentro de la habitación. En la habitación había un calor horrible y solamente teníamos un pequeño ventilador para las tres personas. Además, las cortinas dejaban pasar completamente toda la luz, con lo que nos despertamos a las 5:00 de la mañana, y no pudimos seguir durmiendo. Por la mañana, aunque ya nos habían preguntado a qué hora íbamos a desayunar, ya que éramos los únicos huéspedes, tuvimos que esperar más de media hora a que nos trajeran el desayuno. El desayuno consistía en: huevos revueltos con lechuga iceberg, alubias, arenque en vinagre, y y dos rebanadas de pan de baguette. Dos mini croissant del tamaño de la uña de mi dedo gordo, café y zumo de manzana. Dos lonchas de queso industrial y dos rodajas de mortadela industrial.||En definitiva, que nos fastidiaron completamente nuestro último día en el país y encima pasamos una noche toledana con los mosquitos y el miedo en una casa antigua y con la puerta abierta porque no quisieron dejarnos la llave para poderlas cerrar. Y no recomiendo a nadie la experiencia.||Eso sí, el entorno es maravilloso y las casas...
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