Nos alojamos en este hotel-balneario el pasado sábado 30 de agosto, mi marido, mis dos hijos y yo. Desde el inicio, la experiencia fue bastante decepcionante, y por eso me siento en la necesidad de compartirla.
Reservamos una habitación familiar por 130€, pero al llegar nos encontramos con una habitación doble con dos camas supletorias. A pesar de todo, lo aceptamos y seguimos adelante.
Las instalaciones del balneario dejan mucho que desear. Para empezar, las piscinas cierran al mediodía. Además, al llegar, los chorros de las piscinas no funcionaban, y luego nos informaron de que solo los encienden una hora por la mañana y una por la tarde, lo cual nos pareció muy limitado.
Comimos en el restaurante, que tiene muy pocas opciones de comida. Yo pedí unos “huevos rotos” por 16€, y lo que recibí fue una tortilla francesa con unos tacos de jamón. Literalmente, la peor versión de huevos rotos que he comido nunca.
Por la tarde, quise llevar a merendar a mis hijos a la cafetería del hotel. El mismo recepcionista es quien atiende la cafetería. No había nada para comer, solo bolsas de patatas y aceitunas, así que eso fue lo único que pudieron merendar.
Volvimos al balneario con la esperanza de disfrutar de los chorros. Pero 5 minutos antes de que los encendieran, la piscina se llenó hasta el punto de parecer una escena de “Los juegos del hambre”. . Solo funcionaban 4 chorros en toda la piscina. Las colas y el caos eran tales, que apenas podías estar dos segundos en un chorro antes de que otro cliente te presionara para dejarle tu lugar. Tuvimos que salir por agobio.
Más tarde, fuimos a la cafetería (que supuestamente abría con tapas a las 19:00). Bajamos con intención de cenar algo ligero, pero no nos atendieron. Preguntamos y nos dijeron que no tenían personal para preparar las tapas, y que no había nada disponible para comer. Como el menú del restaurante era muy limitado y no queríamos repetir la mala experiencia de la comida, no tuvimos más remedio que coger el coche y salir del hotel para poder cenar algo decente. Justo lo contrario de lo que uno espera cuando elige un hotel para “descansar y desconectar”. Por si fuera poco, al día siguiente quisimos hacer el check-out a las 7:30 h y nos dijeron que no era posible hasta las 8:00 h, porque no había nadie en recepción antes de esa hora. Nos tuvieron esperando media hora en el hall, con maletas y niños, sin ninguna solución.
Otro detalle: a mis hijos no les facilitaron albornoces para el balneario. Quise alquilarlos, pero me dijeron que no tenían disponibles. Increíble. En resumen:
La falta de personal es evidente en todas las áreas del hotel, desde la cafetería hasta la recepción y el balneario. Las instalaciones están descuidadas, el servicio es insuficiente, y la relación calidad-precio es pésima. Ha sido una experiencia muy frustrante. No lo recomiendo y, sinceramente,...
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