El lugar es muy lindo y pintoresco, está muy bien presentado. La carta tiene la variedad más amplia de infusiones que he visto, por lo que si te gustan los tés exóticos y derivados este definitivamente es tu lugar. Apenas entras hay una mesa con todo lo que ofrecen de pastelería (la cual te comes con los ojos), pero al momento de ordenar no es la calidad que uno espera por la pinta que tiene. Yo fui un viernes para el té pero a la tarde noche tocó en el jardín una banda de música celta la cual con el lugar creaba un ambiente sensorial hermoso.
A tener en cuenta: Lo que si es un lugar muy concurrido por lo que si vas a la hora del té (al menos en temporada, no sé el resto del año) probablemente tengas espera. No es de fácil acceso (tiene un caminito relativamente largo con piedritas y varios escalones irregulares) para personas discapacitadas o muy mayores que no puedan estar paradas mucho tiempo ya que a pesar de poder esperar en el jardín (el cual es muy agradable), este carece de cantidad de bancos en comparación al número de gente esperando. Pero el camino de entrada hace a lo pintoresco del lugar. Siendo una casa de té obviamente necesitaran ir al baño... Sepan que el baño tiene capacidad de una persona a la vez por lo que sugiero no esperen a tener que ir urgente. No sé si será siempre así pero el servicio que me tocó a mí estuvo un poco lento. Una vez sentados, ya habiendo ordenado 3 budines, un agua y un jugo tardaron cómo 40 minutos en traerlo (casi nos vamos) Medios de pago: efectivo o débito visa
Consejos para la casa: Poner carteles indicando que lleva cada torta y/o budín ya que si bien te explican al entrar de que son cada uno una vez que te sentas es tal la variedad que ya te olvidaste (yo le saque foto a la mesa y luego le iba preguntando a la moza). Las porciones de tortas y budines son bastante generosas por lo que pedir más de una no tiene sentido pero estaría bueno que tuvieran una opción de desgustación que incluya un poco de varios (sobretodo respecto a las tortas) ya que si justo no te gusto lo que pediste uno se queda con esa impresión (y ganas de probar con la mesa de tortas que tienen no faltan) El...
Read moreEntrar a esta casa de té es como abrir un libro con páginas escritas en silencio. No es solo un lugar para beber, sino para detenerse en cada detalle que habla de una historia de vida peculiar, de alguien que supo transformar recuerdos en rincones.
Las paredes guardan objetos que parecen haber viajado mucho antes de llegar aquí: relojes antiguos detenidos en horas significativas, fotografías en sepia que vigilan con ternura, tazas desparejadas elegidas a propósito, como si cada una contara un relato distinto. Todo parece estar en su sitio para transmitir calidez y memoria.
El servicio merece una mención especial: cercano, atento y siempre dispuesto a recomendar la infusión perfecta según el ánimo del visitante. Esa dedicación se refleja también en la cocina: las tortas caseras sorprenden por su frescura y equilibrio, elaboradas con materias primas de excelente calidad. Los sándwiches, preparados con panes artesanales y rellenos generosos, completan una experiencia que va mucho más allá de lo habitual en una casa de té.
Cada mesa es un pequeño refugio. Una, junto a la ventana, recibe la luz de la tarde con un jarrón de flores secas; otra, cerca de un baúl abierto, guarda postales y cartas que parecen esperar a ser leídas. La carta de tés no es solo un menú, sino un mapa emocional: cada mezcla lleva un nombre que evoca pasajes de la vida del fundador —“Té de los comienzos”, “Infusión del regreso”, “Esencia de la despedida”—.
En este lugar, uno no solo se sienta a tomar algo: se sienta a ser parte de una historia. Un espacio íntimo, de excelente servicio y con productos preparados con dedicación y materiales de primera calidad. Sin duda, un rincón al que siempre se...
Read moreMágica casa de té ubicada en el Bosque Peralta Ramos con varios puntos a favor y otros en contra.
A favor: La cabaña en sí misma, el entorno natural, la ambientación y un sector debajo con una muestra de teteras que además fue usado para filmar una película. La variedad de tés que ofrecen y la pastelería, muy ricos ambos. las tazas, teteras y vajilla.
En contra: Precios elevados. Tomar el té, unos 1.600 pesos y a eso le tenes que sumar el acompañamiento. Una porción de torta, $1.700. Mucha demora para todo: para ingresar al salón (se espera afuera, por lo que el frío puede ser un bajón), para que te traigan el pedido a la mesa y hasta para que te traigan la cuenta (de hecho, tuvimos que acercarnos a la recepción para pedirla otra vez porque no habían facturado) La atención de las chicas fue desganada y desconcentrada. La que nos tocó trajo una torta equivocada y nunca nos acercó el edulcorante que le pedimos. no te permiten compartir tetera entre dos. Si lo queres hacer, te obligan a agregar una bebida para la segunda persona. Rarísimo, con los precios altos que manejan. las chicas se tomaban demasiado tiempo en los recambios de mesas. En el primer piso, había una mesa grande vacía que podrían ocupar con dos grupos pequeños de personas antes de dejarlos esperando afuera en el frío. no aceptan tarjetas de crédito (solo débito o efectivo). las sillas blancas que nos tocaron (porque no todas son así) eran incómodas e inestables y desentonaban con el cuidado ambiente en general.
Necesitan más personal o mayor eficiencia entre las chicas que están. Algo falla y es una lástima porque el lugar en sí mismo es una atracción.
Visita:...
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