#Mercedes #lamaloka #comidadeautor #viajandoconnovio Reserve mesa hace una semana en La Maloka Primero porque sabía que es figurita difícil en Mercedes, segundo porque quería primer turno y siquiera estar en la lista de espera del día (que no es mucha por si acaso, vimos negar el espacio para cenar a 4 parejas) Esta fuera del circuito del centro de Mercedes, en una calle muy tranquila, sobre la base de lo que fue una a antigua casa, de esas con galería y jardín. Decorada de una manera elegante y moderna con sillones tapizados en un terciopelo color "verde petróleo empolvado" que no deje de tocar toda la noche, fetichismo le dicen y amor por los trapos buenos les contesto. Llegamos ni bien estaban ultimando detalles para abrir, así que tuvimos tiempo de ver todo, escuchar buena música sin la bulla se la gente y Susodicho hablo por un rato largo con Gustavo (cosa que repitió dos veces después).
En la mesa sin que te sientes ya te espera una botella de vidrio llena de agua y hay una "carpeta" de papel ilustrada por Maria Jose Solaro. También una pintura de una planta de papa y una pequeñísima reseña de como vamos perdiendo soberanía con el avance de lo que se considera progreso. Nos atendió Laura, una joven que ayer desbordó porque el restaurante estaba a pleno. Amable, amorosa, nos sugirió pedir media porción de una de las entradas y compartir el principal. Quiero que ella nos atienda cuando regresemos. (Preguntan si hay algo a lo que podes ser alérgico o puede hacerte mal). El servicio de mesa es una sopa de pollo, mani, frutos secos en un pequeño plato hondo: podría ser una entrada y podría comerlo todas las semanas. Te deja con ganas que llegue la comida pronto. Miriam, la otra "cara" del restaurante se acercó a corroborar que estaba todo bien. Si bien pedimos dos entradas, vinieron por separado y lo bueno que estuvo eso: tener tiempo para probar, degustar, saborear y todas esas cosas que queres hacer cuando la comida está preparada con tanto amor y sabiduría gastronómica. •Tempura ukoy: zanahoria, verdeo, remolacha y batata rebozado en tempura nañada con yogurt, sweet chili y unas gotas de sriracha. Susodicho que es fino, delicado y educado, comió con cuchillo y tenedor, yo agarre con las manos, los dos le dijimos a Miriam y a Laura que volvíamos solo para pedir de vuelta ese plato, que no iba a ser media porción y que cada uno pedía un bowl. Crocante, suave, dulce, picante, todas esas sensaciones juntas en la boca. •Entrada 2: Croquetas de osobuco, crema ácida, pickles y sriracha, perfectas, jamás te das cuenta que es el osobuco que ves en un puchero o en una empanada, es la sutileza hecha croqueta. •Papardelle con el mar adentro del plato, las pastas eran sublimes y lo que acompañaba (acercando la nariz al plato) era como el olor que sentis cuando llegas a la playa y queres ir corriendo a meterte al agua. Viene con hojitas de alcaparras secas rotas por arriba (se conseguían en mappa y las tengo en casa). Todo con un gin tonic y una "limonada", no tienen gaseosas, cosa que me parece genial (creo que es un concepto de vida no ofrecer gaseosas y no generar más plastico/basura) Esperamos un rato largo para pedir el postre, yo seguía dale que te dale con el terciopelo. Gustavo seguí yendo mesa por mesa para saber que estaba marchando todo bien. Postres: Tiramisu, que apenas probé una cucharada, porque lo acaparó el dueño. Ni el de cremosidad: absoluto. Cheescake con queso de cabra de champs elysses: todo lo que esta bien en la vida: higos, merengue, queso de cabra.
La cuenta fue 12600$ más propina. Creo que es un gran lugar y merece el viaje hasta allá, no es tan lejos y la ruta a la vuelta es un placer ya que no queda gente dando vueltas (llegamos en una hora...
Read moreUna experiencia gastronómica inolvidable
Desde el momento en que cruzamos la puerta, supimos que este restaurante iba a ser especial. El ambiente es cálido y acogedor, con una selección musical que acompaña a la perfección la velada. La atención es impecable y personalizada, logrando que cada comensal se sienta único.
Como entrada, probamos el ukoy de vegetales, un plato tan innovador que nos dejó sin palabras; nunca habíamos probado algo igual.
Los platos principales estuvieron a la altura de las expectativas: la pesca del día, fresca y perfectamente cocinada, y vol-au-vent de pollo y champignones que lograban el equilibrio justo entre crocante y jugoso. Cada bocado fue una auténtica explosión de sabores, dejando claro que aquí se cocina con pasión y dedicación.
Además, nos sorprendieron con unas croquetas de osobuco acompañadas de salsas, un gesto que se repitió en varias oportunidades con un café y un vino espumante, elevando aún más la experiencia.
Sin duda, un lugar al que volveremos. La combinación de atención, ambiente y gastronomía excepcional hacen de este restaurante una joya que merece ser...
Read moreExcelente experiencia! Vinimos desde buenos aires y sin duda regresaremos. Totalmente recomendado, La comida brilla tanto por su sabor y calidad así como por la propuesta que nos pareció única e innovadora. Una mezcla de platillos con inspiración euro/asiáticos con un toque muy andino.
La ambientación 10/10, el lugar invita a hacer sobre mesa, probar los postres, tomar café y pasar el rato.
Atención 10/10 un lugar cálido y agradable al que volveremos sin dudarlo, el staff nos hizo sentir cómodos, bienvenidos y nos explicó en detalle cada platillos.
Con respecto al precio, pagas lo que recibes, nos parecieron excelentes los precios teniendo en cuenta la calidad y detalle de los platos, alrededor de 94mil pesos por entrada, dos platos principales, dos postres, las bebidas y café (y si nos hubiera quedado espacio seguíamos...
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