A La Vista — Restaurant in Municipio de Río Ceballos

Casa y restoran familiar papá, mamá y dos hijos, diferente a todo lo que conoces, es como ir a la casa de los abuelos, ese olor a pasta casera. Todos son amables, encantadores y te hacen sentir súper cómodo. Fuimos tres personas, nos sentamos cerquita de la cava y del hogar, es una cocina abierta y a la vista y en el living comedor están todas las mesas. Te reciben y te invitan a la cava donde te cuentan la degustación de pastas y que todo es casero. Desde la bondiola, el escabeche de berenjenas, el pan y obviamente la pasta… los postres, el lemonccelo. Todo, las masas de pastas, pan y brownie el hijo varón, la bondiola y el lemonccelo el padre y lo demás las dos mujeres. La entrada: bondiola, muy suave, escabeche de berenjena 🍆 y lactonesa con cebolla de verdeo, súper rico todo. Primera degustación lasagna de carne y queso una delicia absoluta, segunda degustación pasta rellena cuatro quesos, tercera pasta rellena de espinaca a la manteca con pesto y por último pasta rellena con molleja de cabrito. La pasta al dente y súper caliente. Nosotros tomamos limonada y agua de litro. Para el final degustación de flan casero con ddl y crema y brownie con ddl y crema. Exquisito. Delicioso. Es para volver muchas veces, gran experiencia gastronómica. Tiene unas vistas hermosas de...

Hermoso momento, desde el ambiente, la casa familiar acondicionada para recibir a la gente, el parque, todo. Patricia, Daniel, Lautaro y Candelaria, toda la familia trabajando para hacernos sentir muy bien, como en casa. Rodeados del paisaje de las Sierras Chicas, enmarcado todo con el toque personal de las manos de Patricia en la decoración. Una calidez única. En cuanto a los platos, muy rica cada degustación de pastas. Todo casero, desde la bondiola que te dan en la entrada hasta el té que te sirven al final. También, Daniel, nos hizo probar, licores, de limón y de nuez. Riquísimos. Y el postre, crumble de manzana y pera con un toque de mascarpone o flan casero, muy ricos, ambos. Pero lo que más nos gustó, fue la camaradería de esta familia, haciéndonos sentir parte de sus historias, abriendo su corazón, brindándonos su calidez. La verdad, bello todo, cada detalle, cada explicación, cada conversación. Nos fuimos muy contentos. Se puede disfrutar del parque, tiene pileta, asientos para descansar, hacer una pausa antes del postre. El baño de mujeres, impecable. Y con detalles muy bonitos en...

Desde la introducción de Daniel en la cava, muy cordial y con el toque justo de humor que a uno lo relaja y lo predispone para experimentar lo que viene luego; la atención constante de Lautaro, muy atento y muy claro en explicar el menú, hasta la la casi desapercibida presencia de Patricia y Candelaria (si uno se sienta de espaldas a la cocina no las ve) pero denotan su presencia en la calidad, sencillez sofisticada y amor de cada plato, ya que al probarlos uno entiende que no pueden estar hechos por solo dos personas que además están atendiendo, sino que detrás de cada producto único hay mas manos avocadas a su producción, como artesanxs buscando en cada una de sus piezas de arte la perfección, pero sobre todo el placer del otro. Después el postre y el cafè o tè le dan el cierre perfecto. Pero no quiero dejar de resaltar que el broche de oro es la predisposición a charlar de toda la familia que atiende el lugar, es gratificante. Volveremos y recomendamos visitarlos al menos una vez...