Mirador Beach Club — Restaurant in Santa Clara del Mar

Pésimo Pagamos pagamos 15000 por persona (débito, con efectivo eran 12000 lo cual ya es una estafa tanto para quien pago (según la ley débito es pago en efectivo y por lo tanto no debe haber diferencia) como para el fisco ya que en efectivo es en negro y no pagan ningún impuesto por estas entradas).... Somos ocho personas o sea que pagamos 120000 y nos dieron una carpa de dos por dos dónde apenas entraban cinco sillas apiladas, una sola reposera, una mes de 40x40 y otra para niños. Adicionalmente nos dieron una sombrilla que ni siquiera daba sombra y separada varios metros de la carpa.

Según ellos La carpa que nos dieron es para cinco... Claro que sí lo es si se sientan hombro con hombro y bien encima de la mesa (dato adicional la carpa tenía sombra en solo tres cuartos de la mismo o sea que al menos dos de los cinco recibían sol... Obvio, la familia cinco en la carpa y tres por otro lado. Se pidió unificar dos carpas lo cual no quisieron hacer. El trato del personal malísimo, pésimo, total falta de respeto, maleducados con excepción de una camarera que es para destacar entre tanta desprecio por el turista.

Desde hace casi 20 años vengo a la costa y siempre me asombro Mar del Plata y ahora también Santa Clara ya que para los servicios turísticos en gral importas hasta que les pagas, luego dejas de importarle y ya te tratan mal o indiferentes y normalmente, como en este caso te ofrecen un servicio mediocre para malo....

MI RECIMENDACION NI SE HACER QUE POR ESTA PLAYA DE Santa Clara.... UYAN DESPAVORIDO, compren sombrilla y reposeras (les saldrá más barato) y vayan a las playas públicas cercanas de Camet Norte o de la misma Santa Clara o de Mar de Cobos y la pasarán muchísimo mejor y lo fundamental NO SERAN ESTAFADOS POR VIVOS COMO QUIENE TIENEN LA CONCESION DE ESTA PARTE DE PLAYA.

HAA... SOY CLIENTE DE RUS (URUGUAY SEGUROS) lamentablemente su nombre queda asociado a esta Chantada y que aparentemente a prestado su publicidad (está en cada carpa y lugar de...

Fuimos el 23 a las 15hs y nos dijeron que no había camastro ni sombrillas libres, solo carpas y no se podía porque éramos 2. El día anterior habíamos averiguado, dijimos que eramos 2 y nos dijeron que nos daban camastro, sombrilla o carpa según disponibilidad, NUNCA aclararon cuántos teníamos que ser para cada opción (camastro, sombrilla o carpa) Volvimos a ir el sábado 25, cuando vamos a pagar para ingresar me dicen que camastros no tenían más, y para sombrilla teníamos que ser 3, le explico que NUNCA me lo dijeron, que fui el jueves 23 y no me lo dijeron, que consulte por WhatsApp 2 veces y tampoco lo habían aclarado... después de una breve discusión nos cobraron 2 ingresos y nos dieron 1 sombrilla. El agua de las piletas es super turbia, y varios bichos, hojas, arena, ect en el agua. 1 pileta es para mayores de 21 años y esta prohibido tirarse pero no hay nadie controlando así que obviamente nada se cumple... El baño super sucio... olor feo y más.... El mirador cuenta con comida para pedir a la carpa/sombrilla o podes ir al salón que tiene una vista hermosa. Tip a tener en cuenta, si pedir a la carpa/sombrilla sale la mitad... ejemplo el licuado a la carpa salía $3.000 y tomándolo en el salón sale $5.700

La atención es mala, las piletas son sucias, la comida del mirador es 6/10.

Por teléfono/WhatsApp no responden correctamente, informan muy mal, por eso la mala experiencia. Para ver información completa y correcta pueden verlo en Instagram, yo lo vi tarde, pero ahí dice cuantas personas tienen que ser para cada opción.

Espero que mi reseña sea de ayuda...

Un rincón de ensueño en un tranquilo pueblo de mar. La vista imponente del mar se disfruta tanto desde los sillones de los privados dispuestos junto al ventanal como desde cada una de sus mesas, y cumple dignamente con las pretensiones de las más exigentes expectativas. Una carta fusión entre urbana y veraniega con alguna delicatessen para tensar la nota. El ambiente es familiar, pero cuenta con un salón espacioso que permite respetar la privacidad de las charlas íntimas de sus comensales. La ausencia del aire acondicionado no es un problema, ya que cuenta con buena ventilación natural y forzada por grandes ventiladores, y ya entrada la tarde comienza a refrescar. La atención excede lo cordial: es amorosa. Desde Jazmín y Valentina, pasando por Joaquín y todos los demas colaboradores hasta su encargado Fabio, [su valiosa presencia en la costa parece la debemos gracias al virtuoso e irremplazable apoyo de su esposa Sandra] funcionan como una gran familia, que se dedica a atendernos del mejor modo a instancias de la sabia regencia de Adriana, quien comanda la empresa familiar aportando su impronta de delicada firmeza y sapiencia cuidando del recurso humano como de cada detalle, haciendo que toda esta maravillosa experiencia se haga realidad. Felicitaciones...