La última paella que comí, de juzgado de guardia. Carísima, un puñado de gambas y cuatro granos de arroz, sin terminar de hacer y salada a rabiar. Para colmo la había encargado dos horas antes y, a la hora acordada, se pusieron a hacerla precipitadamente, haciéndonos esperar 40 minutos. La reclamación, inútil, y el servicio y la atención de camareros y encargado, pésimo: hasta tres intentos (bronca incluida) para conseguir la carta y una botella de agua. Como muchos otros negocios de blancos en África, parece que los propietarios se contagian de la desidia...
Read moreLocation and Service is good…me and my friend were there just for chilling few hours in weekend…liked...
Read moreMy sme boli spokojní. Jedlo bolo síce drahšie ale bolo veľmi chutné a nemuseli sme čakať dlho, ako tu píšu niektorí. Prišli by...
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