Mesón Restaurante Trinidad — Restaurant in Alange

Una vez más, me dejé llevar por las estrellas de google y, francamente, me equivoqué. O el nivel de exigencia de la gente es muy bajo o este restaurante ha vivido tiempos mejores, porque, salvo la simpatía de las camareras y el edificio (bonito y fácil de encontrar), la comida fue, en mi opinión, inaceptable:

De menú: Caldereta de cerdo dura y gomosa que sólo sabía a pimentón, luego una tortilla recocida con un gazpacho insípido como pocos. También pedimos platos de carta: el bacalao dorado con pinta y sabor de recalentado. Un queso de oveja ultra-salado y, de postre, un arroz con leche que venía, literalmente, hecho harina.

Mesas pegadas unas a otras, teníamos que apartarnos para que pasase la gente a las diferentes mesas.

Por cierto, y como dicen más abajo: confirmo que el servicio (no el trato) era diferente en función de las mesas. No me parece profesional excusarse con "es que se nos acababa la vajilla" (puesto que había cinco mesas servidas).

No obstante, repetiré mi visita (si es posible, como siempre que me veo obligado a dar una mala calificación); si las condiciones mejoran, no dudaré en publicarlo y, por supuesto, retiraré esta crítica.

A pesar de todo, dejé propina (escasa: poco más de un euro, de una cuenta de 48 euros). Mejoren la calidad, por favor, el sitio privilegiado y Alange...

Estuvimos una noche y el lugar nos encantó, el camarero Felix muy atento y amable, la terraza muy agradable y la comida estupenda y decidimos volver al día siguiente, y la experiencia cambió notablemente pues no nos permitieron quedar en la terraza cuando hacía una noche estupenda y nos metieron en una sala neutra, medio vacía aduciendo a que podía llover, cuando el cielo estaba sin nubes y el pronóstico era bueno. La comida nuevamente estaba estupenda, el camarero que nos atendió también fue agradable y al salir Felix nos saludó muy amablemente y se extrañó de que nos hubieran negado la posibilidad de cenar fuera. Es una pena que ciertos individuos por su rigidez estropeen la experiencia que ya no se repetirá pues venimos de fuera y no es probable que volvamos por aquí. A veces no cuesta nada hacer felices a los demás y sin embargo a menudo impera la rigidez sin razón...

Una experiencia de 10 en Mesón Trinidad. Fuimos a comer en familia y salimos encantados. La comida tradicional extremeña estuvo espectacular: pedimos gazpacho, queso, lomo, secreto ibérico (¡impresionante!), y para terminar, unos helados artesanos deliciosos.

El lugar es precioso, con un ambiente muy cuidado, pero lo que realmente marcó la diferencia fue el trato del camarero, Juan Manuel. Amable, respetuoso y siempre pendiente: nos recomendó un vino excelente, tuvo un bonito gesto al ofrecer un abanico a una comensal que no encontraba el suyo, se ofreció a empaquetar la comida que dejó la niña, y hasta nos hizo una foto familiar justo antes de irnos. ¡Un servicio de los que ya no quedan!

El precio está en consonancia con la calidad del producto, el entorno y el servicio: Merece mucho la pena.

Sin duda, un sitio para volver y recomendar. Gracias por hacernos...