The restaurant food & service was very good but on the expensive side. Hotel wise, the bedroom was located on the lower ground floor right in the corner. WiFi is not routinely provided here but when requested, it was of little use because the signal did not reach our room: it barely reached the outdoor terraced dining area. It only covered the hotel reception area which was locked up for most of the day so even guests could not easily get to it. You could download (via WiFi) what you needed if you stood behind the locked glass door at the top of the stairs in front of the reception area. The rbedoom was spacious but there was no window to the main bedroom area meaning that I couldn't even get data signal from my phone. Illumination is very limited and the entire hotel seems to be set on a "dim romantic" light setting. There is a swimming pool on-site (you are given entry cards to gain access to it) but you have to bring your own (or hotel) towels. Those cards apparently also provide access to a local beach by a lake {10 minutes drive) but we did not visit there. To drive to the hotel (which part of a big private area), you have to inform the guard located just off the main road (CM-200) that you have a reservation with the hotel & show them your passports before they will raise the barrier to grant access. The hotel is another 5 minutes drive uphill from there. I believe one of the main issues with this hotel is the lack of staffing. The 2 people who were working behind the reception desk in the afternoon were also the ones waiting on guests in the restaurant outside later on. This hotel can be much more but the operational aspect currently adopted limits the goals it can achieve. I think the restaurant and the pool are mainly used by locals - which is fine. However, as a hotel, it does not seem to accommodate international guests too well. The hotel staff speak limited English but try hard. Ensure you have Google Translate to hand! It is true that I ought to try and speak some...
Read moreHace tiempo que queríamos visitar este restaurante, nos pareció interesante desde que oímos hablar de él, y claro, por fin pudimos coincidir un día Situado dentro de una urbanización, en la parte que las urbanizaciones suelen dedicar al deporte, con pistas de tenis y mesa de ping pong, dotado además de una piscina que a ojo parece tener dimensiones olímpicas, más una gran pradera de césped muy cuidado que promete una gran comodidad en verano, y con dotación como hotel rural Entramos a un agradable bar con barra y mesas de café con sillones, grandes ventanales luminosos, decorado con calma y sensibilidad, desde allí una puertas nos dan acceso al espacioso comedor, una decoración en continuidad con el bar, y los ojos nos arrastran al bosque habitado frente al que se asoma, tenemos el gusto y la fortuna de incluso mientras comemos, ver volar unos hermosos y majestuosos buitres, ingenuamente pienso que aunque la comida no fuera buena, solo estar en este lugar hace merecer la pena el viaje Decidimos probar el menú, el jefe de sala nos ofrece elegir entre dos primeros y dos segundos, ambos de cocina de mercado, ambos aparentemente sencillos, pero sabemos que lo que parece sencillo suele ser lo más difícil de llevar a buen termino, así elegimos cada uno de uno de nosotros un primero: coliflor rehogada con ajo y pimentón y perfecto de caldo de cocido con huevo escalfado, sencillamente no lo esperábamos, los dos platos son deliciosos, el huevo en un punto perfecto de cocción, yema líquida y clara completamente cuajada me habla ya de una muy buena precisión en cuanto a los tiempos, el sabor de la crema me lleva a un viaje de regreso a la infancia con toques de los hongos que tantas veces recogí en estos lugares durante mi niñez, la manera tradicional del rehogar en ajos y pimentón una tierna coliflor nos hace sentir agradecidos a esta cocina de tradición, de productos cercanos y "fáciles". Continuamos con dos segundos, que nos presentan con amabilidad sin prisas, guiso tradicional de rabo de vaca y filete de lubina en plancha Nuevamente, el enunciado de los platos es engañosamente simple, estamos muy acostumbrados a comer un rabo de vaca arrebatado, me explico, ocurre que queriendo dar un buen guiso de comer, se abusa de las cocciones rápidas (ollas en presión) esto si se hace mal, "seca" la carne, la convierte en "fibrosa", en este caso la sorpresa es enorme Un guiso de rabo de vaca tradicional, buenísimo, junto a una salsa trabajada, acompañada de patatas fritas cortadas en cuadraditos (nada de patatas congeladas) de esos cuadraditos cortados con cariño Y un filete de lubina, con la piel crujiente y deliciosa, servida con unos pimientos rojos en salsa templada que me encantan, también está claro dentro de la temporada Y por último, nos damos cuenta que no hemos hablado del postre, pero nos traen un mandarina, un cítrico que limpia el paladar para poder apreciar la textura y sabor de una grandiosa tarta de queso hecha al horno, con todos los aromas de nuestra ribera alcarreña Para acabar, nos prometemos volver, y además recomendar este lugar, os dejaré fotografías, nos pusieron un buenísimo zarajo como cortesía, en fin un lugar, para volver...
Read moreEste mes, me permití una experiencia culinaria distinta en el “rincón de la expe”, un lugar que ha ganado notoriedad por su mezcla de tradición y creatividad gastronómica. La velada fue liderada por el antiguo alcalde, cuya pasión por la buena comida y la innovación quedó manifiesta en cada detalle.
El menú de este último sábado del mes fue una verdadera joya. La propuesta se centraba en platos clásicos reinterpretados con un toque moderno, una tarea no sencilla pero ejecutada con maestría. Desde el primer bocado, se podía percibir el respeto por las raíces culinarias y, al mismo tiempo, un audaz giro contemporáneo que sorprendía y deleitaba.
El entorno de lo que antaño se conocía en la zona como “la Hípica” es simplemente extraordinario. Ubicado dentro de la urbanización de Nueva Sierra, en la Sierra de Altomira, Albalate, este paraje ofrece un paisaje natural que se caracteriza por sus barrancos y cañones impresionantes, los cuales culminan en el embalse de Bolarque.
La Hípica, aunque ahora forme parte del pasado, ha dejado una impronta notable en la región. Este lugar era más que un centro ecuestre; representaba un punto de encuentro para los amantes de la naturaleza y los deportes al aire libre. Su legado sigue vivo en la configuración del paisaje y en la memoria de los habitantes y visitantes que disfrutaron de su belleza y actividades.
La Sierra de Altomira es un tesoro natural, con una topografía que combina la majestuosidad de sus cañones con la serenidad de sus barrancos. Esta mezcla de formas geográficas crea un entorno ideal para el senderismo, la observación de aves y otras actividades al aire libre que permiten disfrutar de la biodiversidad y el encanto del lugar.
El embalse de Bolarque, en particular, es una joya en sí misma. Sus aguas tranquilas y cristalinas contrastan con la rugosidad de los barrancos, ofreciendo un espectáculo visual impresionante. Este embalse no solo es un punto de atracción para los amantes de la pesca y los deportes acuáticos, sino también un rincón perfecto para aquellos que buscan un momento de paz y conexión con la naturaleza.
Además de la comida, el ambiente del “rincón de la expe” merece una mención especial. La decoración del lugar combina elementos rústicos con detalles modernos, creando un espacio acogedor y elegante. La atención del personal fue adecuada, tratando de que cada comensal se sintiera bienvenido y atendido en todo momento.
En resumen, recomiendo encarecidamente el menú de platos clásicos reinterpretados del “rincón de la expe” en el último sábado del mes. Es una experiencia que no solo satisface el paladar, sino que también celebra la creatividad y el amor por la buena comida. Un evento que, sin duda, debe estar en la agenda de todo amante de la...
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