Vinimos porque nos pillaba de paso, alentados por las buenas críticas, pero salimos decepcionados. En primer lugar, lo bueno: probablemente los mejores cacaos que he probado (les deben añadir algo extra al tostarlos, no quedó ni uno). El bocadillo de carrillera estaba muy bueno y se agradece la opción vegana, bastante interesante y más trabajada que en otros sitios. El pan era mejorable. El cremaet estaba bueno, aunque no es de los mejores que he probado.
El servicio fue algo lento. Me da la impresión de que los robots son bonitos pero poco prácticos. Me pregunto si se compraron con la idea de servir a las mesas directamente, pero luego se vio que no era factible.
El cono de bravas fue una decepción total: motivados por las fotos de las bravas, pedimos este cono que, por 1,95€, pensamos que sería una versión reducida del plato grande (solo queríamos probar unas pocas). En realidad, pese al nombre, solo son patatas fritas con una especie de mayonesa de ajo. No me hubiera importado si no lo hubieran vendido como bravas, pero al llamarlo "cono de bravas" la decepción fue mayúscula cuando llegó. Deberían cambiarle el nombre.
A todo esto hay que sumar que en nuestra mesa caían gotas de un conducto en el techo (una me cayó en la cerveza y no pude terminarla). Esto son cosas que pasan y no le dimos más importancia, pero terminó de afear el almuerzo.
Como colofón, el precio: soy de Valencia ciudad y nunca pensé que me comería el almuerzo más caro de mi vida en Algemesí. Unos 11 euros por persona por: bocadillo, bebida y cremaet (más el cono de 'bravas' que compartimos). Esto hizo que las pegas, perdonables con otros precios, destacaran más.
En general el sitio nos dejó algo confusos: por la propuesta, los robots y el precio es algo que hubiera esperado en una zona moderna de Valencia. Sin embargo, está en medio de un polígono industrial. Si estás de paso vale la pena darle una oportunidad, pero no...
Read moreRestaurante ubicado en un polígono industrial. Fuimos un sábado, siendo fácil aparcar. En horario laboral. quizás sea más complicado.
El restaurante, ubicado en una de las naves del polígono, es amplio y desde luego, bien adaptado para acceder con una silla de ruedas. Muy limpio, pero carente de encanto o toque distintivo.
A mi juicio, tardaron demasiado en tomarnos nota. Pedimos de entrantes unas patatas bravas y una ensaladilla. Aunque no disponían de ésta última. Tuvieron, eso sí, la amabilidad de servirnos unos trozos de queso.
No se sirvió gasto. La ración de bravas me pareció abundante y honestamente estaban muy sabrosas, aunque desde luego a mí, bravas no me parecieron. Obviamente queríamos probar su bocadillo estrella, el Joselillo y también pedimos el Partido de l'Entrecot. Desde luego, el tamaño de los bocadillos dista mucho de ser espectacular. Y no me refiero a los bocadillos XL. Un medio bocadillo de los lugares habituales de mis almuerzos es más grande. El Joselillo nos resultó original y muy sabroso. Digno de un tercer puesto en el concurso. En cambio el Partido de l'Entrecot no nos llamó lo más mínimo la atención. Ni Lola ni yo fuimos capaces de notar la salsa cabrales, por ejemplo.
De postre tomamos el Gelaet y el Tiramisú de Cremaet. El Gelaet, sinceramente nos pareció un cremaet de Baileys. Con el tiramisú, una ración más que generosa, sí que discrepamos Lola y yo. A mi me gustó,...
Read moreMenú excesivamente caro para su oferta, platos llamados "entrantes" pequeños y escasos, algunos con suplemento, como sus patatas bravas, las cuales antes iban incluidas, y ahora hay que pagar 2,50€ más, todo ello sin pan, porque hay que pedirlo tostado con tomate y con Alioli, con suplemento, poner dos rodajas de pan por comensal, les vaca llevarva la Ruina. Y, que no se me olvide el entrante de olivas y cacaos, el cual, dependiendo la mesa, lo ponen o no, y, la verdad, queda muy mal que entren comensales después de tí, y les pongan en entrante de cortesía en su espera mientras tú has estado esperando son llevarte nada a la boca. Sus arroces están buenos, pero con "suplemento", casi todos lo llevan, hay hasta con 8€ extra por persona, como su brascafua, cuyo arroz fue el que pedimos (a sabiendas de pagar 32€ más). El arroz bueno, trozos de foie grandes, ternera un poco dura y con la zona central demasiado salada, ya que se nota que añ ser una paella extrafina no le daba tiempo al caldo de dispersarla. Las tartas caseras del montón, y la de Kínder con sabor a cámara frigorífica. No creo que vuelva, aunque no está mál del todo, deberían de tener en cuenta que hay que desplazarse a un polígono industrial, para...
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