Experiencia nefasta... Solo se salva la atención de los pobres trabajadores, que tienen que dar la cara por el local... Fuimos por recomendación, tras preguntar en la zona (maldita la hora... Por los comentarios debía de llevar años sin pasarse por allí) y llegamos a un local inmenso sin apenas gente (por algo era, parece ser), con 2 mesas ocupadas, y nos sentamos preparados para pedir de comer. Nos atendió primero una chica, que era la que estaba tras la barra, y en mesa un chico que, tal y como nos dijo, estaba empezando a trabajar allí. Pedimos de beber y la carta. PRECIOS EXAGERADOS, como vimos después... Pedimos una ensalada, con 3 langostinos (literalmente 3, y de los que vienen ya pelados en un botecito con agua), un huevo cocido partido a la mitad, un puñado de atún, un puñado de maíz, 3 palitos de cangrejo, y un poco de lechuga... Y por eso nos clavaron 15€. Por la niña pedimos 1 ración de patatas (lo único abundante, que ya podían por casi 7€...), y 1 ración de calamares fritos... ¡¡¡24€ la ración!!! Preguntamos si era calamar de la ría, viendo el precio, y atentamente el camarero fue a preguntar a cocina, con lo que vino a decirnos que no, que era calamar de la Patagonia, pero que decían en cocina que la ración era abundante (ya podía por ese precio... Pero tampoco. Cada uno que juzgue en la foto). Para más horror, pedimos salsas para las patatas de la niña (mayonesa y ketchup nos trajeron)... Ambos botes con la fecha de caducidad pasada, una de un mes, otra de medio año. Tras retirarlos el camarero volvió y nos dijo que le habían dicho que estaban rellenados (es decir, bote de una marca con un producto diferente al marcado, que ni botes de hostelería, y para el cual desconocemos los ingredientes y posibles alérgenos... Y sin previo aviso. Todo muy seguro e higiénico...). Súmale un salero completamente vacío, y una vinagrera rota, por redondear... Para redondear la situación, en un local con 3 mesas incluyendo la nuestra, la comida vino desde cocina en un robot-camarero. Robot que para pasar hizo que me tuviera que levantar, porque parecía que la distancia entre nuestra mesa y la de al lado (donde no habia nadie sentado) no era suficiente para que sus sensores vieran que podía pasar. Otra vez tuve que levantarme, en este caso a coger la comida del robot, puesto que se paró a gran distancia de la mesa. Y claro, como el robot carece de sentido del equilibrio y de la sensibilidad, parte de la comida vino fuera de sus platos entre botes y giros... Viendo el despropósito final de todo, le transmitimos nuestras quejas al camarero (aclarando que no era culpa suya, que no pidiera perdón que no debía asumirlo) y nos fuimos sin café ni postre (si el postre suele ser lo que encarece la comida, no quiero pensar aquí...), y ahora procedemos a poner este comentario para que, si alguien lo lee, se evite caer en la misma trampa. Resumen final: +55€ para dos adultos y una niña, sin postre ni café, y comiendo escaso los 3 (dejo imagen del ticket para quien quiera verlo). Lugar no recomendado, no puedo decir más...