Se come normal, como cualquier sitio de carretera, pero lo más increíble es que con una persona de 94 años, un perro pequeño (5 kilos), educado, que no ladra y no da ningun problema, un local que no está lleno, ni mucho menos, y 42 grados a la sombra, no he podido entrar en el establecimiento para poder comer algo. Mi madre se ha tenido que sentar dentro a tomar algo, sola, porque si no se mareaba y mi perro y yo, fuera asándonos -literalmente- de calor. Tanta ley de protección animal y luego, según el criterio de cada local y del que te atiende en el, te dejan fuera sin saber que hacer con el perro; no se puede dejar en el coche, no lo puedes dejara atado afuera.... y los locales no tienen ninguna empatia. Repito. Ola de calor, 42 grados y teniendo que decidir si atiendo a mi madre o a mi perro!!!!! No volveré jamás ni lo recomiendo porque como se come aquí lo haces igual en cualquier otro sitio y,en otros si ye deja estar con el perro siempre y cuando estés algo apartado y el perro esté educado.