Luces y sombras en este restaurante de la ruta de la Plata. He parado por los buenos comentarios y la verdad que me ha decepcionado. Sí es verdad que el precio del menú no es elevado y la variedad de platos es mucha pero en cuanto a la calidad habría mucho que decir. Al entrar por la zona de cafetería se me cayó el alma al suelo. La tele puesta a todo trapo, un barullo insoportable, las mesas vacías todas sucias y sin recoger, el suelo lleno de servilletas, en general un aspecto muy muy descuidado. En esta zona sirven los bocadillos y platos combinados. Decidimos pasar la restaurante y ver si mejoraba nuestra opinión. Así fue, ya que el aspecto era mucho más aseado, las mesas con manteles de tela, personal servicial, salones amplios aunque decoración recargada y casposa para mi gusto, no queda un hueco libre en las paredes, literalmente. Pese a tener manteles de tela, sin limpiar las migas que había en él te colocan el típico mantel de papel encima y a tirar millas. Servilletas también de papel. El menú, un jueves 12 euros, café aparte. En general comible, sin más. No aprecié esa comida casera que tanto alaban otros comensales, lo siento. La carne guisada con patatas, (véase la foto) eran más bien patatas con algunos trocitos de carne, no duros, pero tampoco tiernos y una cantidad de grasa en la salsa que por respeto a mi vesícula tuve que dejar en el plato. Los filetes de cerdo con salsa chimichurri, no sabían a nada, y mira que es difícil .....gracias a la salsa. De postre el mouse de yogurt, bien, sin más. No volveré, eso seguro. Por cierto, se salva un adolescente que nos atendió al entrar al restaurante que fué muy amable.