L’escaleta en Cocentaina, una estrella michelin que debes visitar
Aunque es de fácil acceso no es sencillo localizarlo ya que ésta en medio del campo. Una vez llegas a la pequeña carretera que te conduce al restaurante verás a la derecha la entrada al mismo y a la izquierda un solar habilitado para parking perfectamente acondicionado. La entrada elegante y original da paso a un jardín impecable y excelentemente conservado; este jardín se utiliza para bodas y otro tipo de eventos y me imagino que durante el verano pondrán mesas dónde servir las cenas, una invitación para regresar en verano. Éramos cuatro personas para la comida.
─ Página web muy completa y actualizada. ─ Ofrecen 3 menús de degustación más el llamado mesa cero qué es una mesa situada en la cocina dónde puedes comer con todo el trajín que allí reina. ─ Me gustó mucho que con cada plato pudieras tomar una copa de vino que ellos habían seleccionado para ese plato. Es casi un maridaje pero mucho más amplio y a gusto del cliente, una magnífica idea. ─ En la sala todo es perfecto como corresponde a un restaurante de esta categoría. ─ Las raciones son comedidas tirando a escasas (excepción de las cocochas). No acabo de entender dónde está la elegancia de esto. Entiendo qué tanto la materia prima como las elaboraciones son costosas pero creo que es mejor subir un poco el precio de los platos que salir demasiado “ligero” después de pagar una cuenta generosa. ─ Impresionante bodega. La carta de vinos parece una enciclopedia y allí no están incluidos los vinos dulces. Hace falta una hora para poder recorrer y deleitarse en sus páginas, lo cual es virtualmente imposible. Quizás se daría un paso adelante ofreciendo como alternativa los vinos en una tablet donde el usuario pueda buscar y seleccionar con más facilidad. ─ El precio del servicio de mesa es de 6 euros. Es una cantidad muy elevada para algo que no se pide, aunque debo decir que me parece un precio correcto teniendo en cuenta los tres aperitivos más la tableta de chocolate que te ofrecen incluido en el precio. ─ Yo me inclinaría por tomar alguno de los menús de degustación que tienen pero por desgracia ninguno incluye las cocochas. ¡Difícil elección!. ─ No comimos de forma copiosa, una comida o cena mas completa en este local se puede ir con cierta facilidad a los 75-100€ si se toman vinos.
Lo que más me ha gustado: ─ IVA incluido, pero la cuenta es sin iva y luego lo añaden. Una complicación innecesaria para el cliente. ─ Servicio eficaz y amable. ─ Jardín muy agradable.
Me hubiera gustado más si: ─ Pan (“servicio”) no incluido y de precio bastante elevado. ─ Raciones un poquito más generosas.
La nota de esta comida fue de 49€ por persona sin incluir las bebidas (vino, agua, cafés, cervezas, refrescos, copas…).
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Read moreEn mi humilde opinión no es un estrella Michelin y voy a intentar explicar por qué. He estado en varios estrella Michelin tanto en España como en Europa y no es esto lo que esperaba. Un estrella Michelin no es únicamente comida, es una experiencia que debe incluir, servicio, espacio, sorpresa, ambiente y si me apuras hasta atrezzo. Para comenzar, el espacio interior no está nada cuidado. Está bien mantener la esencia de lo que fue el restaurante hace cuarenta años, pero eso no es excusa para que el local no tenga un interiorismo impecable. Las mesas estaban deslavazadas y puestas de cualquier manera. Ni la decoración, ni la vajilla invitan a pensar que estás en un estrella. El servicio lo siento mucho pero tampoco está a la altura. De nuevo me gustaría usar la palabra impecable para describir lo que debe ser y no es así. No hay discurso ni storytelling detrás de los platos que es lo más importante, para decir los tres ingredientes que se aprecian a primera vista, no necesito ir a un estrella Michelin. De lo que nos enteramos, es porque somos muy frikis y nos dedicamos a preguntar. El colmo fue que en el primer entrante salió un pulgoncillo de una de las flores, el metre lo aplastó con un dedo (que metió en mi plato) y me preguntó que si quería que me lo cambiase... No hubo una disculpa, solamente un... "ahora pasa, y mira que las miramos y las lavamos..." Pues me parece genial, pero entonces no pongas esa flor, que por cierto, tampoco pintaba nada en cuanto a sabor. De la comida... por supuesto que había cosas que estaban buenas (solo faltaría), pero el menú SABOR (Snacks, 7 platos y 2 postres) está falto de imaginación y tiene varios fallos para mi gusto. Los snacks correctos, creo que fue lo que más me gustó. La pequeña mozzarella que te ponen con una emulsión de aceite y miel, para mí lo mejor. Los entrantes de verdura tenían ésta cocida al dente pero les faltaba algo... amén de que les sobraba vida. Además durante los tres primeros entrantes, había un punto de acidez... que no sé... a lo mejor era hilo conductor de algo pero no me entusiasmó. El plato de borreta me pareció técnicamente complicado pero me costó comérmelo. El mero, este sí, estaba exquisito, pero para mí, este era el umbral mínimo de un dos estrellas. El resto ni fú ni fa. Al final pasamos a la cocina, y como éramos los últimos, estaban ya fregando, de nuevo, se cargaron la experiencia... Muy, muy decepcionada. A revisar por los...
Read moreDISFRUTAR TIENE SIEMPRE QUE VER CON EL VERBO PALADEAR La expectativas son siempre una presión añadida a los sentidos de la vista, el olfato o el gusto, ya de por sí bastante presionados, cuando de paladear exquisiteces se trata. Las nuestras se vieron colmadas en nuestra visita al restaurante L’ Escaleta, de Cocentaina; un dos estrellas Michelin que superó con nota nuestra siempre subjetiva valoración tras dar buena cuenta de los 6 snacks de bienvenida y los 9 pases en la mesa 0 de la cocina de un local muy bien decorado (amplio, abierto y funcional). Maridamos con 11 vinos diferentes (champagne (exquisito), Jerez (tres diferentes), Blancos de la región del Loira, Santorini (dulce), Rioja (Viña Tondonia) o Alicante (Monastrell). Tanto los platos como los vinos servidos fueron perfectamente explicados por parte del chef (Kiko Moya) y el sumiller (Alberto Redrado). Así que no solo degustamos sus elaboraciones culinarias y elecciones vinícolas, sino que aprendimos cómo se elaboraban y el porqué del maridaje con dichos caldos. Kiko diseñó nueve pases a base de productos de temporada, en los que incluyó caza, setas (royal de boletus), trufa fresca laminada, ostras en escabeche, gamba roja (en salmuera), arroz, gazpachos hechos con cresta de gallo (de lo mejor de la experiencia), potrora con pera asada (gran descubrimiento), pescado rico con pesto y ortiguillas de mar, y un panettone de civet de liebre, para chuparse los dedos. Alberto sabe que hay que descifrar al cliente en poco tiempo, mediante una operación casi psicológica y entender en qué momento de la vida está para encontrar un vino que pueda resonar con él. Alberto dio en el clavo. Mención especial para los postres, que llegan cuando ya casi no te cabe más, pero que haces que quepan porque entiendes que son la guinda de un extraordinario pastel en forma de menú memorable. Muy bien medido el control de los tiempos (el suficiente para dejarte degustar el plato y el justo para que no te impacientes ante lo que está por venir (que, por cierto, siempre llega a tiempo). Experiencia cien por cien recomendable. Afortunados los que estéis cerca de Cocentaina, porque tenéis a tiro de piedra una casa de comidas en la que te sientes, precisamente, como en casa. Y los que no estéis tan cerca, haced un esfuerzo porque merece la pena. Agradecemos el buen buen hacer en cocina y en sala, y extendemos nuestra felicitación al resto del equipo que nos...
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