Llevaba algo así como tres años sin ir a este restaurante porque mi mujer es cocinera con varios premios gastronómicos a su espalda y, aunque no ejerce actualmente, nos gusta ir a probar experiencias nuevas.
El enclave es maravilloso. Es un restaurante de los que mi mujer y yo llamamos "con encanto" con unas vistas maravillosas desde la Rivera del Guadalquivir, aunque de ambiente más rural que similares como Abades Triana o Mariatrifulca.
Nos sentamos en la mesa y nos atienden rápido. Nos sirven unas aceitunas por cortesía y nos toman nota de lo que queremos beber. La carta de vinos, en tinto, contiene 3 vinos que sirven en copa pero no son muy conocidos o al menos yo no los conozco. Pido uno de los tres por sugerencia del camarero, cuyo nombre lamentablemente no recuerdo porque me hubiera gustado hacerme con una caja. Se trata de un vino joven, económico, pero muy bien terminado y muy equilibrado. Aún así, luego lamenté haber repetido el mismo vino y no haberme atrevido con otro.
En cuanto a la comida, muy variada y con opciones muy interesantes. Pedimos un salteado de verduras con langostinos, un arroz negro con socarrat y un solomillo de ternera con reducción de px. Para resumirlo, mi mujer se dió cuenta de que había un cambio en la cocina (posteriormente nos hemos enterado que tambien de dueño) y como además lo tenemos cerca, lo hemos tomado como punto de referencia. Estamos, sin duda alguna, y a falta de probar bastante más de la carta, en uno de los mejores restaurantes de Sevilla, superando incluso a alguno que presume de tener una estrella Michelín, que mezcla una cocina tradicional pero que utiliza la creatividad para potenciar sensaciones, texturas y mezclas de sabores.
En cuanto a la cantidad, bastante sorprendente. Normalmente pedimos 4 o 5 tapas y postre, pero intentando salvar lo que queda de línea antes del verano, solo habiamos pedido 3. Fue más que suficientepara llenarnos y aún sí, ya no podiamos irnos sin probar un postre aunque fuese compartido.
El que pedimos fue una torrija por recomendación de una camarera, que al parecer es su plato estrella. Se trata de un plato exclusivo nacido de la creatividad de la cocina del restaurante, tan maravilloso como complicado de explicar en unas líneas.
El café nos lo ofrecieron pero estabamos llenos y no quisimos. También nos ofrecieron un chupito de licor por cortesía, que igualmente rechazamos.
En cuanto a los precios, nada desorbitados. Nuestra cuenta rondó los 30, a diferencia de restaurantes similares donde la cuenta podría haberse duplicado o triplicado.
Ciertamente, creo que estamos ante el restaurante de Sevilla con mejor relación calidad-precio, pero me cuesta trabajo pensar incluso en un restaurante similar en otros sitios donde hemos vivido, como en Madrid,...
Read moreDecepción Total en un Restaurante que Vive de la Fama Pasada
Tenía muchísima ilusión por visitar este lugar tras años de escuchar buenos comentarios. Finalmente, decidí invitar a dos amigos muy cercanos, pero la experiencia fue una de las mayores decepciones de mi vida.
Servicio desorganizado y poco profesional: Desde el principio, el personal parecía no saber lo que estaba haciendo. Nos trajeron los platos como si estuviéramos en casa, incluso metiendo los dedos dentro de ellos. En un sitio que cobra lo que cobra, esto es inaceptable.
Paella caldosa con bogavante: No solo la comida era insípida, sino que tampoco nos informaron que al ser para dos personas, nos cobrarían el doble. Además, faltó atención a los detalles básicos, como darnos pinzas para el bogavante o servilletas para el marisco.
Ensaladilla de ajillo al gambón: Cuando llegó, preguntamos a la camarera si eso era realmente la ensaladilla. Su respuesta: “Pues no sé, la verdad es que no sé ni lo que es”. Tras varios minutos yendo y viniendo, volvió diciendo que sí lo era. Esta falta de profesionalidad fue una constante durante toda la comida.
Chuletón de lomo alto de 80 euros/kg: Nos trajeron la carne cortada sin hueso y solo sellada, llena de tendones, grasa y con una textura dura e incomible. Nos advirtieron que avisáramos si la piedra que trajeron para cocinar la carne se enfriaba. Para cuando la cambiaron, pasaron entre 15 y 20 minutos, lo que hizo que el chuletón ya estuviera frío. Al final, terminé comiéndome la carne cruda.
Falta de atención al cliente: Nos sentaron en una mesa al sol y tuvimos que pedir que nos abrieran una sombrilla. Pasamos hora y media luchando contra las avispas, sin que nadie nos ofreciera cambiarnos de sitio o darnos otra solución.
Tiempo de espera interminable: Entramos a las 14:34 y salimos a las 17:47. El servicio fue extremadamente lento, tanto que el último bocado del postre lo dimos a esas horas.
Detalles de cortesía inexistentes: Después de una cuenta de más de 200 euros para tres personas, el camarero bromeó sobre un "cafelito" o "cubatita", sin ni siquiera ofrecer un chupito de cortesía, algo que suele ser habitual en otros sitios de este nivel.
En resumen, este lugar puede haber brillado en el pasado, pero si siguen trabajando de esta manera, ese brillo efímero desaparecerá pronto. Fue una total decepción tanto en servicio como en calidad, sobre todo considerando los precios. No lo...
Read moreLas vistas y el entorno es espectacular, bonita decoración y paisajismo, servicio muy correcto pero la comida tiene luces y sombras.
De los entrantes, me gustan mucho los buñuelos de bacalao al carbón pero suspendo a las croquetas de carabineros, su emplatado y textura es buena pero el sabor muy mejorable, el sabor a carabinero no aparece en ningún momento.
También suspenden los calamares fritos y la ensaladilla por la textura de la patata algo dura.
En cuanto a los principales, cualquier pescado o carne a la brasa será un acierto. Tienen horno de leña y parrilla con brasas. Muy rica la presa aunque no preguntan por el punto de la carne.
Sin embargo, el arroz con pato puede ser el peor plato de arroz que he probado en un restaurante. Es caldoso, cosa que no menciona la carta, el caldo demasiado abundante y muy aguado, le faltaba reducción. El sabor del plato tienen un punto amargo que llega a ser desagradable, como si se hubiera quemado en cocina o como si hubieran sopleteado al pato para quitarle las plumas y se hubieran pasado y luego le hubieran echado agua para solucionarlo. La carne del pato con muchos huesos y da la impresión de que no se ha tratado bien al producto, recuerda a otras aves más que al pato.
Sobre los postres: bien la torrija con helado y muy mal la tarta de manzana cuya masa recuerda a un engrudo sin cocinar que se intenta salvar con la mermelada que la acompaña.
En resumen, el ambiente y el lugar son estupendos pero la comida no está a la altura, salvo algunos platos muy concretos de la carta, y eso hace que la experiencia completa no sea de 10.
Recomiendo que le den una vuelta a la carta, que le den más protagonismo a las brasas y quiten los platos más flojos como los arroces o los modifiquen.
Tiene...
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