La atención de las y los camareros muy buena, atentos y amables, discretos, las 5 estrellas son para ellos y el cocinero, indudablemente, aunque el sitio es muy agradable, mesas de madera robustas y asientos cómodos. Recuerdo sobre todo el timbal de tomate, con una mezcla de sabores riquísima, y también muy sabrosos los chipirones rellenos. El plato principal en mi caso, carrillera, también muy agradable de sabor, estaba suave aunque no se demenuzaba (en ese punto ya, cuestión de gustos, pero vamos, no quedó nada en el plato). Para mí lo menos interesante fue el postre, un hojaldre con nata que la verdad, dejé a medias. Creo que es lo que más desmerece el menú, porque con esa mezcla de sabores y texturas, el postre queda tal vez (y para mi humilde opinión), demasiado simple y poco interesante. Del precio no puedo hablar, pues esta vez fui invitada, aunque por comentarios anteriores es un sitio genial para cualquier celebración o día especial a un precio competitivo. No es un Michelín, pero a mi juicio no hace falta una estrella para que el sitio brille. Enhorabuena a los trabajadores del lugar. Volveremos seguro!