Elegimos comer en este restaurante después de una ruta por Buitrago de Lozoya debido a sus buenas reseñas y que admitían perros y la verdad es que acertamos de lleno.
Nos ubicaron en una terraza trasera con muchísima sombra natural (además de una sombrilla grande por mesa). El lugar era bastante agradable y fresco, pese al calor que hacía. No obstante, también disponía de un salón semiabierto y otro cerrado.
Un detalle importante es que su cocina dispone de brasas, por lo que sus asados, carnes y pescados tienen ese excelente sabor característico insuperable en cocinas de gas. Su menú es variado, para todos los gustos.
Siendo dos, pedimos unas zamburiñas a la plancha, una ensalada y chuletas de lechal para dos (y seguramente nos sobró la ensalada, aunque estaba muy buena). Las raciones son MUY generosas, lo que hace que el restaurante, pese a tener unos precios a priori algo elevados, realmente no los tenga.
Respecto a la calidad de la comida no se puede decir nada malo: zamburiñas de buen tamaño, sabrosas y con un aliño riquísimo; las chuletas también excelentes, acompañadas con patatas fritas y pimientos vinieron servidas en una rejilla sobre unas pocas brasas que las mantuvieron calientes, sin quemarlas o secarlas, durante todo el tiempo.
Como acabamos bastante llenos no pudimos pedir ningún postre, pero todos tenían una pinta excelente también.
Respecto al personal, todo son buenas palabras: todos y cada uno de ellos fueron muy amables y atentos con nosotros. No solo atendían con una sonrisa en la boca y te dedicaban el tiempo que fuera preciso, sino que además fueron muy rápidos, pese a tener la terraza llena. Solo tardaron en traer la cuenta, pero algo comprensible porque fue en un momento en el que muchas mesas hicimos peticiones a la vez.
Relación calidad-precio: Como he comentado, me pareció buena debido a sus generosas raciones, a la calidad del producto y lo agradable del espacio. Para que os hagáis una idea, nosotros pedimos una botella de agua grande, una copa de cerveza, una ensalada, zamburiñas a la plancha, chuletas de cordero para dos y dos cafés ascendiendo al cuenta a 75,20 euros.
Pese a que el lugar, la atención, la comida y la relación calidad-precio fueron muy buenas no puedo ponerle cinco estrellas por lo siguiente:
Yendo con perro, no nos ofrecieron o sacaron agua para él, si no que tuve que pedirla yo expresamente, en un vaso para luego echársela en un bebedero que habíamos llevado para la ruta. Sé que no estás obligados, pero da gusto cuando un restaurante que admite perros, está preparado para ellos y te sacan de motu propio un bebedero con agua para él.
La mesa en la que nos pusieron era la típica de terraza, que para tomar unas raciones y dos vinos sobra, pero para un restaurante se queda corta. Habiendo pedido solo lo que pedimos, no teníamos sitio bastante en la mesa y fue algo incómodo comer.
El pan tenía un precio excesivo (1.8) no siendo nada que nos pareciera súper-especial y, aunque lo hubiera sido, tampoco nos hubiera parecido un buen precio para un producto que no pides, que te ponen sin preguntar si quieres pan y que te cobra igual si te lo comes o no (mi pareja, de hecho, no puede comer pan y se lo...
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