Finca Restaurante Miravalle — Restaurant in Guadarrama

Contratamos la finca El Invernadero, de Miravalle, para una boda de 95 personas. Nunca antes habíamos estado en un evento en sus fincas, así que arriesgamos, pero fue ver el sitio y nos enamoramos, en concreto esa finca está llena de luz, sencillez con elegancia y naturaleza, con una decoración perfecta. Y de verdad que me pareció una joya en bruto, la relación calidad-precio, 10/10, por un precio muy ajustado dentro de Madrid tiene todo y más, la calidad del servicio es impresionante, cada camarero, el maitre, la cocina, las encargadas de gestionarlo todo, en concreto Flor, todos, un trabajo excelente, muy profesional. Estuvieron pendientes de todo en todo momento, con nosotros y los invitados, todos nos han recalcado precisamente la atención y la cantidad-calidad de la comida, cogimos el paquete premium, y no podía ser más completo, incluso ofrecieron repetir plato a cada invitado y licores después del café. Ajustaron cada plato, incluso el cocktail a cada alergia y dieta, nunca faltaba bebida, la carne en el banquete caliente y en su punto. Y eso sin contar con la organización, cada minuto cronometrado, pendientes de que cada momento especial que organizamos saliese a la perfección. Nos dejaron aportar lo que quisiéramos sin coste, muy flexibles en todo, adaptándose a nosotros, todo fue fácil. Incluso nos ayudaron a tener un guiño con los invitados y servir un vino caliente antes de la ceremonia, por la familia de mi marido que es alemana, y sólo pusieron facilidades y se involucraron también sin coste. Agradecí que te ayudan a tener el día soñado, sin intentar sacar el máximo por la palabra boda. La fiesta y la música que tuvieron que adaptar el estilo ibero-germano también de 10, todos disfrutaron. De corazón, me parece un sitio increíble a 30 min de Madrid y con todo lo que se puede desear. Gracias a...

Mi experiencia de boda fue bien en general. Todo exquisitamente preparado para un enlace precioso, únicamente hubo un detalle que ensombreció el gran momento del banquete. Mi hija me había preparado una sorpresa que ya lo habia hablado primero con la persona de Miravalle que sustituyó a Míriam en verano y luego con Miriam y era una tarta personalizada. Yo le dije que mi hija la traería y que por favor la expusieran en el salón aunque no se comiera si por motivos de política de Miravalle no se podía y luego ya la retiraran y si se podía la cortaban junto a la tarta de boda del restaurante si pasaba los controles, ella me dijo que si necesitaba nevera pues no se podria y yo le dije que se podia tener fuera, no era necesario conservarla en frigorífico me había dicho mi hija. Pero no lo hicieron así. La partieron sin enseñárnosla y la sirvieron en el plato junto a la otra tarta. No la pudimos ver. Mi hija fue a pedirle explicaciones, y no entendía que no nos la hubieran enseñado ....no tenía sentido.... yo no quería que ese día hubiera malos rollos, y le dije a mi hija que lo dejara.

Mi hija después de llorar y estar fuera del salón y decir que no lo habian hecho como esperaba para darme una sorpresa....después de tiras y aflojas...pues me enseñan una foto de la tarta ya partida para intentar arreglarlo y nos traen un tercio de la tarta que es lo que quedaba. Fue algo que a día de hoy no entendemos, o ella, Miriam, no me entendió cuando se lo especifiqué, o yo me expliqué en chino, porque evidentemente si te hacen una tarta personalizada es para verla, lo de menos es comerla. En fin, pido perdón a mi hija porque en ese momento no la defendí, pero lo hago ahora. Gracias hija por tu regalo con nuestro perrito Dobby arriba de la tarta, y siento que no...

En este idílico enclave culinario de Guadarrama, el restaurante Miravalle despliega una experiencia sensorial de principio a fin, orquestada con la maestría que caracteriza a un establecimiento de la categoría del que hablamos. El ambiente, cargado de calidez y singularidad, actúa como un preludio encantador que prepara el terreno para un festín gastronómico.

El menú de fin de semana revela una cuidada selección de ingredientes, evidenciando una profunda comprensión de los matices culinarios. Los aperitivos son una danza de sabores exquisitos; la crema de carabineros, con su inconfundible intensidad marina, lidera la sinfonía gastronómica. Los embutidos ibéricos y quesos despiertan los sentidos en una armoniosa combinación, mientras que la ensaladilla rusa se erige como una auténtica obra maestra y las gambas al ajillo, con su ejecución impecable, resultan simplemente espectaculares.

Los platos principales, verdaderas piezas de resistencia, destacan por su autenticidad. El solomillo, con su genuino sabor a carne, eleva la experiencia a un nivel de refinamiento culinario insuperable. El bacalao, fiel al sabor del mar, y la lasaña de vegetales, una delicia para los paladares más exigentes, exhiben la diversidad y versatilidad que distingue a este establecimiento.

No obstante, la grandeza de este lugar no reside únicamente en la excelencia de sus platos. El trato dispensado, tan exquisito como la misma gastronomía que sirve, establece una armonía sublime entre el servicio y la experiencia culinaria. En conclusión, este restaurante no solo nutre el cuerpo con su exquisita propuesta culinaria, sino que también alimenta el alma, dejando una impresión imborrable en la memoria de quienes tienen el privilegio de disfrutar de tan sublime experiencia...