Tenía ganas de visitar este restaurante tan pintoresco , siempre que paso por la carretera lo veo y me llama la atención , la experiencia no fue satisfactoria , fuimos sin reserva y la mesa en la que nos pusieron era algo incómoda, pedimos entrar dentro ya que había sitio de sobra , pero dentro solo con reserva , pero bueno eso es lo de menos , el servicio en mesa nefasto , ni ponernos la mesa , limitandose a déjanos los platos apilados y los cubiertos en un lateral para que lo pusiéramos nosotras la mesa, pedimos 4 platos a compartir, los cuales nos marcharon todos seguidos a la vez , pedimos las rosas de alcachofas con salsa de foia, nos parecieron escasas por 25.95 euros , 5 alcachofitas minis , marcadas a la plancha y frías completamente por dentro , con una salsa de foia que sabía 0 a foia , chorizo de ciervo con patatas a lo pobre , estaba bueno , faltaría más que estuviera malo el chorizo , de nuevo las patatas a lo pobre que lo acompañaban frías , cordero lechal que de lechal no tenía nada , venía muy muy crudo les pedimos que lo pasara un poco más y lo carbonizaron literalmente ...Pedimos picaña premium , la pedimos al punto y nos la ponen super pasada, con sus patas fritas de bolsa con sus respectivas pizcas de freidora sucia , al menos estaban calentitas eso sí , el pan ...4 trozos de pan de mala muerte a euro la rebanada de pan , pan del malo a euro la rebanada señores , nos sacan las aceitunas de aperitivo a mitad de la comida ...cuando estuvimos esperando a una comensal un rato con la bebida pelada en la mesa ... El precio alto para el nefasto servicio , que se da con más clase en cualquier bar de barrio . 116 euros para 4 personas por 4 platos 5 bebidas . No nos importa pagar por algo que esté rico , pero no por un cordero lechal que se ve que tenía 2 años de lactancia materna , carne de picaña pasada de punto ( pa que nos preguntas el punto ) y comida fría ...al postre ni nos quedamos, ni se...
Read moreAunque con frecuencia se ha de ser comprensivo y permisivo, sobre todo en un sector profesional tan sacrificado y minusvalorado como el de la hostelería, nada prometedor o esperanzador augura el restaurante que, de entrada, somete a una diuturna espera a los comensales, aun cuando el local no está visiblemente masificado ni los clientes han concurrido simultáneamente. Y es esta una crítica constructiva y positiva, que no destructiva y negativa, a la que se hace flagrante caso omiso, máxime habida cuenta de que se reincide en ella en las múltiples reseñas publicadas.
Si bien los precios son más o menos razonables exclusivamente para los bocadillos (el precio exorbitante no se ajusta adecuadamente a la calidad de los restantes productos), el coste de una Casera blanca fue tan desorbitado que a un servidor que aquí se pronuncia lo acicateó a dirigirse despavorido al camarero con la expectativa de que se tratase de un garrafal desatino. El particular concerniente a la gaseosa reviste su intríngulis, puesto que, desde el instante mismo en que esta se sirvió por un imperito camarero, la reacción fue de estupefacción (verbalizada por mediación de una interjección malsonante), seguida de la pregunta de si no disponían de una botella de menor cantidad (un litro es un despropósito para uno solo), a la que el antedicho imberbe replicó tajantemente que no, sin ofrecer la alternativa de verter parte del litro de Casera en un vaso. En sustancia, asumo de todo punto mi desacierto de no desestimar la cuantiosa botella, pero constituye un dislate cobrar a 7,50 € un litro de Casera blanca, a lo que cabe sumar la contundente réplica del camarero cuando se reclamó tan disparatada cuantía: "De esa botella salen tres, cuatro o más consumiciones".
En compendio, desaconsejo encarecidamente comer aquí por razones que a renglón seguido se reseñan: servicio pésimo, precios desmesurados y...
Read moreUna experiencia agridulce. Nos atendieron bien, el sitio peculiar, bastante chulo, y muy limpio. Pero(s).
Casi sin habernos sentado vino una camarera -amable y educada- a tomarnos nota de la bebida y a vendernos los dos primeros platos -un paté de perdiz buenísimo y un tomate que estaba correcto, un pelín verde y falto de sal-. Al momento de irse, llegó otro camarero a tomarnos nota de la bebida otra vez y a vendernos los mismos dos platos -nosotros ya algo abrumados-. Acto seguido nos quiso recomendar platos, y si hubiera sido por él, nos habría encasquetado la carta entera sin miramientos, como si fuéramos de esos que hacen retos y se comen un jabalí o dos en una sentada. Total, pedimos también las alcachofas con crema de foie -muy buenas, tiernísimas, pero la crema era básicamente nata- y unas habitas con jamón y huevo -ricas, pero la ración muy escasa y los trozos de jamón demasiado grandes y secos-.
El fallo más gordo fue que nos trajeron las cuatro raciones prácticamente a la vez, poco más y nos tienen que poner una mesa supletoria. Un descuido bastante agobiante.
La mayor sorpresa llegó cuando nos trajeron la cuenta, aunque ya lo estábamos viendo venir. Precios muy desorbitados para esas cantidades, y a pesar de que estaba todo bastante rico, no justificaba ese dineral en un sitio como este.
Lo dicho, una experiencia agridulce. Todo lo que pudimos disfrutar de la comida -tras el agobio inicial por el atosigamiento de los camareros, aunque fueron amables- se fue un poco al garete por la mala organización a la hora de traer los platos y la cuenta, que nos dejó tiritando.
Si se bajan de la parra algún día, lo...
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