Italeña pizzeria — Restaurant in l'Eliana

Anoche decidií llevar a familiares llegados desde el extranjero a cenar a esta Pizzería. Para mí era la primera vez, y no podía haber elegido mejor lugar. Lo primero que impacta, mientras te instalas en una de las mesas en la terraza, es el auténtico espectáculo de ver como cada uno del jóven personal, chicas y chicos, funciona como en un perfecto mecanismo sincronizado, un equipo compenetrado, cada uno concentrado en su tarea, sin necesidad de voces permanentes dándo ordenes. El gran escaparate permite seguir directamente a través del cristal la elaboración de las diferentes clases de pizzas, y aquí cabe mencionar entre todos los que participan en el proceso, especialmente a un impresionante "malabarista", Ibrahím, de Senegal, dándo vida a masas de pizza voladoras revoloteando en el aire, con una gracia y destreza que resultan fascinantes, el conjunto realzado con sonrisas al público, y mostrando el disfrute trabajando, como el de sus compañeros y compañeras del equipo de Italeña. Si esto no es suficiente para abrir el apetito, entonces llegan las pizzas a la mesa para convencer de una vez por todas que este local es imprescindible dentro de la lista de un buen gourmet. Para complementar la agradable sensación que produce el local Italeña comprobar los elogios de otros usuarios acerca del personal que sirve las mesas, sin dejar de mencionar a Sofía, símpática, y muy atenta, y a Marina, que no solo atiende con gran amabilidad a los clientes, sino que sorprende realmente con sus dotes creativas en sus deliciosos postres. Con la ventaja de un gran aparcamiento a poca distancia, no cabe excusa para no ir ya a comprobar in situ las enormes cualidades de la Pizzería Italeña,...

Reservé con una semana de antelación un menú cerrado para 18 personas en la sala VIP, perfecta para hacer cumpleaños ya que estás en un lugar reservado e intimo. Sin embargo, al llegar al local comprobé que únicamente habían preparado una mesa para 14 comensales, indicando que las 4 personas restantes debían sentarse aparte en una zona chill out. Ante la petición de que nos añadieran una mesa contigua, inicialmente se nos puso pegas diciendonos que no habían mesas disponibles, aunque finalmente accedieron a colocar una de la terraza, la cual ni siquiera nos limpiaron, por lo que tuve que hacerlo personalmente con papel y gel del baño.

Durante el transcurso de la cena, el servicio resultó insuficiente. No entraban a penas a preguntarnos si ibamos bien de bebida, por lo que nos vimos obligados a insistir en reiteradas ocasiones para que se nos sirviera bebida, a pesar de que el menú incluía barra libre.

En cuanto a la comida, cabe destacar que tanto los entrantes como las pizzas estaban muy buenos, aunque muchas de las pizzas nos vinieron tan hechas que los bordes no podían a penas cortarse. No obstante, el resto de la pizza estaba buenísima. El postre volvió a ser motivo de incidencia: habíamos acordado que correspondía una tarta de queso cada 2 personas. Nos informaron de que únicamente quedaban 4 raciones de otra tarta que no era de queso (habiendo reservado considero que se nos debería haber apartado las correspondientes raciones). Como alternativa, se nos ofreció la posibilidad de elegir otro postre de cookie con helado. Ambos postres buenísimos.

En conclusión, la calidad de la comida fue satisfactoria, pero el servicio estuvo por debajo de...

Me sabe mal ponerle una estrella porque fueron muy amables pero lo hago única y exclusivamente como crítica constructiva. Para empezar, cuando reservas te preguntan si quieres ver el fútbol, yo dije que sí (aunque me daba igual, iba para probar el sitio), cuando llegamos a pesar de estar el local vacío nos sientan en una mesa donde no se veía el fútbol (entonces para qué preguntas?)

Pedimos unas patatas, las simples de 5€ ya que las de 6,5€ llevan salsa roquefort y odio el queso fuerte. Se equivocan y traen las de salsa roquefort.

Pedimos la pizza campeona de 2022, pero sin menta puesto que odio la menta, y la chica amablemente nos ofrece poner la salsa picante aparte por si a alguno de los dos no le gusta tanto el picante ya que es una pizza que pica. Le decimos queda bien.

Total, la pizza llega con picante dentro de la pizza y con menta. Se equivocaron en todo lo que pedimos.

Para colmo, como desde donde hacen las pizzas se ve desde fuera, ves a todos los cocineros trabajando mientras tienen una tele gigante viendo el fútbol, cosa que no nos importaría en absoluto si no se hubieran equivocado en todos los platos que sacaron. Daba la sensación de que estaban pasando el rato.

Total, 50€ por una cena en la que nos decepcionó bastante por la consecución de fallos, y eso que el producto en sí estaba bueno.

Volveremos a ver si es cosa de un día o es el pan de cada día, pero les recomendaría un poco más de concentración...