Excelente!
Llegamos gracias a la recomendación de una persona del pueblo.
Nada más entrar, el olor me trasladó a uno de esos restaurantes de montaña que frecuentábamos cuando era pequeño para las celebraciones familiares. Nos recibió Artur con una gran sonrisa y nos ubicó en una mesa para cuatro cerca de la ventana.
A mediodía hacen menú. No nos ofreció carta, por lo que entiendo que sólo trabajan con menú. Al ir con dos peques, nos ofreció diferentes alternativas para ellas. Después de repasar el menú y ver qué nos apetecía todo, elegimos:
Habas a la catalana y canelones de primero.
Butifarra s la brasa y bacalao con tomate, piñones y pasas de segundos
Las peques se decidieron por una imponente milanesa de pollo con patatas fritas caseras.
Para hacer más ligera la espera y calmar el hambre nos trajo un aperitivo con patatas chips, aceitunas y embutido.
Detrás vinieron los primeros, que estaban excelentes. Las milanesas de pollo estaban perfectamente rebozadas y las patatas fritas, cortadas en rodajas (como las que hacía mi abuela) estaban riquísimas. Y detrás los segundos. Butifarra con su guarnición patatas, pimiento y cebolla. Igual que el bacalao. Al punto y excelente.
El postre lo compartimos con las peques así que nos fuimos a un socorrido helado de nata y chocolate y quedó pendiente probar la tarta de Ca l'Artur, pero será la próxima vez.
Acabamos con unos trocitos de un increïble bizcocho casero que no solo nos endulzó el punto final a la comida, sinó que nos sobró un poquito para la merienda.
Para las personas alérgicas a los frutos secos, avisad cuando lleguéis. Es tierra donde se cocina con avellanas y pueden completar algunos platos con este fruto seco, por lo que al llegar, hay que avisar.
Sin duda, un sitio excelente al que volveremos. Ya no solo por la comida. El trato de Artur siempre haciendo broma con las peques y atento a todos los detalles hace que pase de ser un lugar bueno a uno...
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