Desde que abrió el lugar que es hermoso por cierto he visto un desfile de personal que se nota que no hay una gestión ni una dirección correcta. Del comienzo solo quedan Melody la chica de los desayunos y Sergio el pizzero que evidentemente deben tener una paciencia increíble para tolerar ese circo. Hemos conocido camareros excelentes como Tania, Cristina, Lucia, Bianca, Belén y alguno de los chicos nuevos que ya se han ido. Pero quedan los que no aportan, los que dicen “ me la suda” como César, que junto a Luis se la pasan mirando a las chicas jóvenes y refiriéndose de manera obscena de ellas, en Cambio Vira y Sofía son de las mejores. Las encargadas un completo desastre, Yanira una violenta y Virginia que pasa de todo. Debo reconocer que hay cosas buenas como algunos platillos de cocina (no todos). Las pizzas insuperables y ahora que han puesto empanadillas son un tremendo acierto. También está guay el que puedas llevar a tu mascota o los días con música que alimenta la buena energía. La comida de cocina muchas veces congelada, y no por sanidad sino porque así les proveen y nos venden como casero. Los dueños o confían demasiado en el personal sin saber lo que realmente hacen o les importa nada el cliente, porque un cliente insatisfecho que se va ya no regresa. Es una gran pena pero por nuestra parte que solíamos ir día a día durante estos tres años ya no volveremos porque pareciera que les preocupa que venga más gente de paso antes que mantener al cliente fijo que gasta dinero y no de una copa sino de mesas grandes. Lo siento Espanis, cada vez somos más en Las Matas que decidimos no volver porque la gestión del lugar es pésima, los dueños brillan por su ausencia y los empleados hacen lo que quieren y luego piden reseñas positivas como Luis Cesar y Lucia, la que siempre llora o se estresa de nada y que atienden bien a sus “conocidos” pero pasan de los que no les caemos bien. En fin. Todo...
Read moreNo sé qué tiene este lugar, pero engancha. No sé si es el olor a pizza recién salida, los conciertos de los domingos, los “cumpleaños feliz” de Parchís, el DJ los findes, la comida por el monta, los “cierre” o “cierre, cierre”, los cafés, los eventos, los súper brunch… o esa mezcla de rutina y caos que solo se da en un sitio donde pasan cosas de verdad. Pero lo cierto es que aquí he vivido mucho más que turnos.
En este sitio he celebrado días especiales con la family y los colegas. He compartido cerves, emociones, cansancio, enfados, experiencias y muchas risas con los compis, durante y después del turno. Y hasta celebré aquí mi graduación: un día único e importante para mí. Como clienta, solo puedo decir que todo está buenísimo y que es un lugar especial, pero como alguien que ha currado dos años entre estas paredes, lo que se sirve aquí va mucho más allá del plato.
Gracias a quienes habéis hecho de esto un hogar: – A Yani, César y Vir, por enseñarme lo que no se aprende en ninguna escuela de hostelería… ni de la vida. – A Luchis, Luis y Álex, por ser más que compis de curro. – A Pauli, Lauri y Pedro, por tantas risas en la cocina. – A Sergi, por todas esas confidencias en pizzería. – A Tina, por aguantar mis cambios de horario de última hora. – Y a todos los demás (Belu, Melodía, Lola, Loreto, Pichón, Emilio, Tanifuski, Judith, Julieta…), por ser parte del día a día y hacerlo menos rutina… y mucho más divertido.
Gracias, familia, por todo.
Hoy cierro etapa. Dejo el abrebotellas a un lado y el corazón llenito de recuerdos. Porque sí, me voy… pero sé que lo voy a echar de menos. Y que, en el fondo (del mar), os quiero un poquito.
Gracias por tanto. Prometo volver, aunque sea solo para dar guerra. Mil estrellas para mi querido...
Read moreEs cierto que últimamente ando tenso con movidas de salud familiar y tal y puede que necesite relajarme pero tenía que escribir esta reseña.
El sitio es bastante agradable y la comida, en general, correcta. Hemos ido varias veces a comer menú entre semana. Hoy, 12 de septiembre, pedimos medio menú (lubina al horno, estaba bien) para mi hija, menú para mí y una cocacola zero para mi mujer que no comía con nosotros pero nos acompañaba. Con la comida hemos pedido agua del grifo para beber. Primera decepción: mi segundo “albóndigas de ternera de Guadarrama” no era carne de Guadarrama ni nada parecido. Si acaso, carne procesada comprada en algún supermercado de Guadarrama, de verdad. La carne, rosita después de cocinar que confirma que es carne mala. Y, de hecho, no sabían nada bien. Devuelvo el plato a la camarera y le pido, con educación, que le diga al cocinero que no estaban buenas. Se va y nadie me ofrece otra opción de segundo plato. Después de mi café y el postre de mi hija, pedimos la cuenta y oooooh…. Segunda y tercera decepción: nos cobran mi menú completo y nos cobran la cocacola zero que bien podría haber entrado como bebida de mi menú o del medio menú.
Mal, mal y mal. Son estos detalles los que afean o engrandecen un restaurante. No pasa nada porque la comida no te haya salido bien pero no engañes diciendo que es buena y, sobre todo, ofrece otro plato como alternativa. Y no me cobres la cocacola hombre. Lo siento pero ya me...
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