Las Hijas del Pez — Restaurant in Liérganes

Mi experiencia fue arruinada por el dueño nada más entrar por la puerta. Le dije que tenía una reserva para celebrar un cumpleaños para tres personas y poniendo caras me dice “y una con un problema vegano”. Le contesté “problema no” y me dice “problema sí”, otra vez poniendo caras. ¿Así es como este señor trata a los clientes que van a dejar dinero a su restaurante? Ofendiéndoles, insultando sus formas de vida y poniéndoles caras? Y los platos de veganos nada, porque lo cocinan donde cocinan la carne, avisados quedan los veganos y vegetarianos. Esta gente piensa que porque es una verdura automáticamente es vegano o vegetariano. Ahora, en lo que se refiere a reseña del restaurante. Primera impresión mala. No nos dicen hola al entrar ni nos miran ni nos atienden. El restaurante está a oscuras, durante toda la comida las luces estuvieron apagadas (subo fotos, se ve alguna que parece encendida pero eran reflejos). La carta estaba muy sucia, añado también fotos donde se ven restos de comida seca en la carta por fuera y que están llenas de marcas y lamparones por dentro. Las cartas se coge un paño y se limpian y si no, se imprimen cartas nuevas, pero tendría que darles vergüenza darle eso a un cliente. Dentro del restaurante hay un toldo por techo que está plagado de manchas enormes de humedad, da una imagen muy cutre y de dejadez (subo fotos también). Ya viendo el toldo y los menús te preguntas si así de mugriento tienen las cosas que ven los clientes, cómo tendrán la cocina… Pedimos solo 3 cosas, un plato de entremeses, carrilleras y una ensalada. La comida tardó 30 minutos en llegar a la mesa y eso que solo había una mesa de 1 persona cuando nos sentamos. Luego llegó una mesa grande y empezaron a sacar la comida de ellos antes que la nuestra. El servicio muy lento. La factura 60,20€ por 3 platos, una cerveza, una botella de agua y 2 cafés solos. El pan no nos informaron que lo cobraban. Y hay un recargo de 1€ bajo el nombre “varios” que no corresponde con nada que pidiéramos. Es excesivamente caro para lo que fue, ni remotamente esas carrilleras merecían la pena los 19€ o los entremeses los 22€. Mucha pretensión con esos precios cuando la comida no llega a la altura ni el restaurante o servicio son de restaurante que pueda permitirse cobrar esos precios. Ni vamos a volver ni recomiendo visitar este antro. Mucho menos si eres vegano o vegetariano porque el dueño te va a decir a la cara que tienes un problema y va a hablarte con sorna mientras pone caras. Ya cuando llamé por teléfono para reservar me atendió el mismo señor sin ninguna gana y con pocas formas. Le pregunté si había algo vegano en el menú y me dice que el pastel de champiñones. Le pregunto si seguro que no lleva carne (trocitos de jamón) o huevo, mantequilla, leche y me contesta de malas formas “pues no tengo ni idea” y se queda tan pancho. Pues hombre, vas a la cocina y preguntas. Pero se le veía con ganas de colgar el teléfono. Si tienes un mínimo de standards, te respetas a ti mismo y a tu dinero y quieres comer en un sitio limpio, este no...

La comida está buenísima , pedimos de menú cocido montañés y lubina plancha , el cocido estaba buenísimo y la lubina super fresca , de postre tarta de queso que era casera y está brutal , el comedor es acogedor y está bastante bien conservado y el servicio fue bastante bien , lo único que no me gustó es que te sirven el cocido montañés en una fuente para que te sirvas a tu gusto, evidentemente sobró bastante cantidad , cuando vinieron a preguntar si podían retirar los platos le pregunté si podría ponérmelo para llevar , ya que había sobrado más de media fuente y estaba buenísimo, me pusieron una excusa alegando que como era casera y no llevaba conservantes no lo ponían para llevar , creo que es feo que si he pagado una comida y me quiero llevar lo que llevo , no le incumbe a quien te sirve si lo quiero para dárselo a alguien o incluso si quiero tirarlo según salga por la puerta , si lo he pagado me lo puedo llevar puesto que es mío, es más , en algunas reseñas habiamos leído que era tal la cantidad que se lo habían tenido que llevar en un tupper porque no habían sido capaces de comérselo , me pareció un detalle muy bien que empaña finalmente la imagen de un restaurante , porque acostumbro a comer muchas veces fuera de casa y es la primera vez que me niegan que una cosa que he pagado no me la puedo llevar , por lo demás no puedo poner ninguna pega, porque lo que es la comida siendo honestos he de decir que es buena y casera , no repetiré evidentemente por este acontecimiento ni lo recomendaré porque creo que eso no se puede hacer a un consumidor que ha pagado su comida , negar algo que es tuyo y más poniendo una...

Tras una caminata viendo el pueblo, buscamos donde comer, un lunes no hay muchos sitios abiertos, y encontramos este sitio abierto, fuera de la zona turística, a la que se tardan 2 minutos en llegar. El sitio es como un edificio antiguo garaje para camiones o algo así. Tiene un comedor muy grande, y a través de este, se accede a una terraza con mucho encanto. Pedimos 2 menús del día, como entrantes ensalada mixta y ensaladilla rusa, y los segundos lubina a la plancha. Raciones de tamaño correcto, lo justo para quedar satisfecho. La comida estaba buena, normalita, pero bien. Lo mejor el pescado. Nosotros que en casa comemos sin sal, cuando comemos fuera de casa nos parece que está todo siempre saladísimo, especialmente este tipo de cosas. Pero estaba bien el punto de sal en el pescado. Como pega, podría mejorarse que en lugar de patata frita lo sirviesen con patata panadera o cocida, le van mejor a la lubina. El comedor tiene un estilo de decoración peculiar, una parte son sillas de forja, como de jardín de los 90, y el resto sillones amplios tipo mimbre. Parece como un restaurante de un país tropical o que abre solo los veranos, no se entiende muy bien qué idea tenían al amueblarlo. El bar es muy normalito, sin nada que destaque. Lo que menos me gustó, es el techo, que tiene como unas lonas de tela cubriéndolo, y unas machas de humedad tremendas, además de alguna zona con bultos sospechosos, como si se hubiera desprendido parte del tejado. No causa buena...