Era la primera vez que ibamos y ha habido cosas buenas, cosas menos buenas y cosas muy buenas. La comida en general, bien, aunque con algunas cosas a mejorar, como las croquetas (muy pequeñas y con rebozado muy grueso y muy frito), el allioli suuuper líquido (y a la mayoría nos gusta un allioli compacto) y una salsa de pimienta en el entrecot, sin sabor a pimienta y sólo cuando pillabas la bolita de pimienta. Respecto a la climatización, bastante bien, y es de agradecer con el calor que está haciendo. Lo peor de todo sin duda es el jaleo que hay. Apenas se puede hablar. Y lo mejor, al menos para nosotros, ha sido el servicio ofrecido por nuestro camarero Hugo. Atento desde el primer momento, amable y resolutivo. A pesar de que el restaurante estaba llenisimo, nos ha atendido genial y siempre con una sonrisa. Así es como debería ser siempre, pero desgraciadamente, cuando un restaurante está a tope, no suele ser así. Así que es de agradecer.