Pongo 2 estrellas por la buena atención de la persona que tomó la reserva, que fue flexible para apuntar que necesitábamos trona y permitir que lleváramos una tarta al no haber opciones sin huevo ni leche. A partir de ahí se torció todo.

Hicimos reserva para 21 personas y al llegar a la venta la reserva les aparece como cancelada. La razón fue que uno de los comensales llamó para ver si la paella encargada llevaba pimientos y de llevarlos preguntar por las opciones. Como no había opciones para esa persona alguien decidió cancelar la reserva de todos. Y eso llevó a que estuviéramos en el restaurante el día del diluvio universal sin reserva y sin una mesa disponible.

Después de 45 minutos de “estar solucionándolo” nos dicen que la solución pasa por esperar a que una mesa se libere y poder sentar a los 16 que hemos decidido esperar para comer. Es decir, lo mismo que si vamos sin reserva, a la aventura. Ni asumen que el error es suyo, ni piden disculpas ni nos ofrecen algún tipo de compensación, nada, ¡se limitan a culpar a la persona que llamó para preguntar por el pimiento! Después de no darnos un estimado de la hora a la que podemos comer decidimos marcharnos, pedir comida para llevar en otro restaurante y reunirnos en la casa de dos de los comensales, donde hay suficiente espacio. 2 personas deciden quedarse a esperar el arroz porque no pueden volver a desplazarse. Comen a las 16:26, casi dos horas más tarde respecto a la reserva.

No puedo juzgar la comida pero sí el servicio: los chicos que nos atendieron intentaron ser empáticos en un día con el restaurante a reventar de gente y nos hicieron partícipes de su agobio, pero sin asumir un error suyo ni intentar solucionar nada. Para mí una solución hubiera sido decir “nos hemos equivocado, perdona, vamos a buscaros un sitio, una mesa termina en una hora, si os quedáis os hacemos un descuento de X porque el error es nuestro”, no marearnos diciendo que están buscando una solución que no es tal.