Furancho — Restaurant in Meaño

Wow, just wow. What an introduction to the world of furanchos: small, home based eateries which evolved from selling extra homemade wine ahead of summer.

This furancho has evolved more into a restaurant but it still has plenty of charm, set under sprawling grapevines. Everything is either sourced daily or grown in the huerto just behind the dining room.

Getting here is half the fun as there’s no sign, and it’s literally someone’s house in a country hamlet. Suggest you take the northern approach to this place if your GPS offers it.

And what to expect? Delicious plump scallops in an albariño beurre blanc - some of the best we have tried in the Rías Baixas - a salad of incredible tomatoes which need 2 months to ripen under the Galician sun.

Even steak is an event, arriving on a hot stone plate then carved table side with potatoes and rings of pineapple (“just try it,” our server proffers) which gives it all big Brazilian rodizio vibes. Such a fun way to eat this, and at a size enough for two to share.

Desserts are all house made and if they have their flan de cafe available, you won’t find another with a better texture.

This place is a classic example of somewhere worth more than the sum of its...

Habíamos reservado una mesa con 3 semanas de antelación para 9 personas, ya que venían familiares de fuera. Se ve que quien nos cogió la reserva por teléfono no lo apuntó, pero ese no fue el problema. Después de sentarnos en una mesa que tenían reservada para 9, tomarnos nota y empezar a cenar, viene el dueño y nos dice que nosotros NO teníamos reserva. Le dijimos que sí, que habíamos llamado hace 3 semanas. No conforme se fue a revisar su libro de reservas y nos volvió a decir que no le constaba. Le enseñamos la llamada de 3 semanas antes en el registro telefónico, y otra vez no contento con eso, nos hizo decirle el número uno a uno al que habíamos llamado, porque le parecía raro que el error hubiese sido suyo. Lo peor de todo es que cuando llegó la mesa que supuestamente sí tenían apuntada, el dueño les dijo que nosotros, sin reserva, habíamos ocupado su mesa, lo que no era verdad porque sí teníamos reserva y uno de los camareros nos condujo hasta la mesa que ocupamos, no nos sentamos sin más. Eso creó un ambiente raro cuando los de la reserva nos increparon diciendo que habíamos ocupado su mesa por culpa de lo que les había contado el dueño. En fin, no me queda más remedio que ponerle esta valoración. Por otro lado, la comida no era mala, sin ser nada especial (mucho mejor en otros furanchos como A de Juan o O Lourancho), y un poco caro para ser el tipo de comida que era y encontrarse en medio de la nada. Los furanchos ya no...

Estuvimos 3 personas esta noche y nos gustó mucho.

La carta es parecida al resto de furanchos de la zona. Pedimos una ración de zamburiñas, zorza y una tortilla pequeña.

Las zamburiñas eran muy grandes y estaban bien. Venían 7 en la ración. Quizás fue el plato que menos nos gustó por que llevaban una suerte de salsa ali oli que no nos acabó de convencer (camuflaba el sabor). Una lástima, por que el aliño que estaba en el plato sabía de muerte, y como digo el ali oli camuflaba el resto.

La tortilla "pequeña" era gorda, poco hecha y con cebolla. Los 3 acordamos que estaba buenísima.

La zorza con patatas, rica y abundante.

Para acabar postre para compartir y café de pota. Salimos llenos por unos 18 euros por persona.

Respecto al local y al ambiente, en el exterior se cena en unas mesas debajo de unas parras que ayudan a tener una temperatura muy agradable en los días de calor para ir a cenar, y dan un ambiente muy familiar.

Por último, el mejor punto: El servicio. Nos atendieron 3 chicos jóvenes muy educados y simpáticos, que daban las gracias a cada servicio que hacían y nos trataron muy bien.

Nunca tanta pena me ha dado haberme olvidado de dejar propina en un local (los problemas de pagar con tarjeta), así que tendremos que volver en algún momento sólo para dejarles el doble y volver a...