Cria fama y échate a dormir,de lo que un día era el restaurante Saburil solo queda el recuerdo para quienes fuimos alguna vez,lo han transformado en un lugar gastronómico con ínfulas de gourmet… Las raciones son ridículas ,nada que ver con el 90% restante aquí en Galicia,los precios eso si son grandes… muy grandes . Nunca más volveremos pues sitios en Galicia hay sin tanto paripé de explicarte que lleva la tostadita de aperitivo con olor a tabaco en las manos de la camarera. Si vais de selectos al menos no se deberi fumar casi a la hora de empezar y si lo has hecho las manos deberían ir bien lavadas. En contestación a su respuesta sobre la reseña absolutamente independiente y bajo la idea que teníamos del restaurante: Todo concuerda con su contestación,siempre que fuimos la ración deliciosa como la que hacen Vds. que es buenísima era literalmente imposible de acabársela entre dos por eso lo digo en la reseña , no lo de preguntar por alergias está bien pero los alérgicos ya procuran pedir lo que admiten debido a la alergia que tengan,en cuanto a lo del olor a tabaco eso es totalmente cierto hasta mi hijo que estába a mi lado lo comentó después,no tengo ningún interés en perjudicar a nadie todo lo contrario es un espacio muy pulcro por lo que creo que antes del servicio no se debería fumar por parte del personal o si lo hacen lavarse las manos. Si ,los precios están disparatados en nuestra opinión pues vivimos muy cerca de el que ganó el concurso de arroces de España hace 2 años y ni de lejos estos precios además de ser el lugar súper elegante ,el suyo también lo han dejado impresionante de diseño y calidad excelente eso nadie lo podrá negar pues el producto que utilizan lo tienen vivo en el mismo restaurante que eso es dar calidad . Muchas gracias y perdón si molesta la realidad. Estas fotos son en su terraza en Julio 2021 y ese caldero daba para más de 3 personas,estaba buenísimo ,el de ahora está buenísimo también pero no tiene nada que ver con la anterior etapa de tantos años sirviendo así de bien,la primera vez que fuimos fue hace 20 años y hasta 2021 se mantuvo así de...
Read moreDelicious! Friendly and well worth the visit. Six of us had dinner here mid-week. The weather was cool so the place was not crowded. Each of our dishes was excellent from the complimentary tortilla, pimientos de padrón, croquetas, salad, and arroz con bogavante. The arroz and croquetas were particularly good. The service was spectacular with a very friendly waitress and staff. We dined on the patio and had wonderful views of the water. Please note that you do not get to see the sunset here. However, you can drive a short distance to see it. You can do less expensive in Spain but with drinks, appetizers, a spectacular entree, and desserts the...
Read moreÉrase una vez un restaurante gallego. Como todos los restaurantes gallegos que se respetan, este lucía orgulloso sus orígenes atlánticos, esas promesas saladas que hacen soñar al comedor de pescado que soy. Entramos con esa fe ingenua del gastrónomo, persuadidos de que entre Galicia y nuestro plato, solo habría océano y saber hacer.
Error marítimo.
Las camareras nos acogieron con esa cordialidad tan particular que se reserva a las gaviotas que vienen a mendigar en el puerto: se las tolera, pero en fin, molestan. Sus miradas parecían decir: "¡Otra vez clientes! ¿No entienden que un restaurante de mariscos está hecho ante todo para que el personal sueñe tranquilamente con las mareas?"
Llegaron las almejas. Por desgracia, en esta aritmética cruel de los mariscos, las conchas ganaban ampliamente a las almejas. Un misterio digno de los grandes enigmas culinarios: ¿dónde habían ido a parar los pequeños bichos? ¿De vacaciones? ¿En huelga? ¿O simplemente víctimas de esa nueva escuela gastronómica que privilegia el continente al contenido?
Las patatas fritas, por su parte, testimoniaban esa modernidad asumida: ¿para qué molestarse con patatas frescas cuando la industria agroalimentaria nos ofrece sus maravillas congeladas? Evidentemente, el chef aplicaba esa teoría revolucionaria según la cual la autenticidad gallega pasa por McCain. Audaz.
Los precios, fieles a esta lógica, reflejaban el coste supuesto de un transporte marítimo directo desde las rías baixas. Lástima que la mercancía, esa, parezca haberse quedado en el muelle.
Al final, nos fuimos con esa certeza melancólica: habíamos pagado el privilegio de descubrir que entre Galicia y nuestra mesa, puede haber todo un océano... de decepciones.
Una estrella, por nostalgia de las verdaderas mareas. Y aún así,...
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