Cuesta abajo y sin frenos: subida de precios y raciones ridículas. Hemos venido a comer a este restaurante en algunas ocasiones. Los precios han ido subiendo de manera inversamente proporcional a las raciones, que nunca fueron especialmente generosas utilizando siempre las patatas fritas como camuflaje. Pero ahora hay un claro desfase. De hecho el filete al queso, que no deja de ser un filete empanado del grosor de un sello con algo de queso y jamón (nada que ve con un cachopo), ya te lo cobran con la última subida a 20€. Precio ya casi de entrecot para un filete de segunda. Por debajo de ese precio hay cachopos estupendos con mucho más fundamento. Pero lo escandaloso fue la ración de carrilleras que nos pusieron. No es que fuera escasa, es que era ridícula. 3 trozos del tamaño de una pequeña croqueta a 14€ el plato. De hecho no era una ración de carrilleras, era una ración de patatas extra con 3 minúsculos y anecdóticos trozos de carrillera. Ya nos extrañó la ingente cantidad de patatas que tapaba las tres pequeñas piezas de carrilera, como queriendo ocultar el cuerpo del delito. Al ver las fotos saldréis de dudas. Cuando las apartamos y vimos aquello, llamamos a la camarera y le preguntamos si consideraba que aquello era una ración de carrilleras presentable, indicándonos que era la ración habitual. Y no, no era la ración habitual le respondimos, pues no era la primera ve que las comíamos en este restaurante y no había color sin ser ya antes especialmente generosa. Pero es que ahora ya es un escándalo, Si a esto añades que subieron el precio de la ración…Haces el esfuerzo de ir a hacer gasto en la sufrida hostelería de nuestra región por la situación de pandemia (que a casi todos nos a afectado en lo económico), pero pierdes toda empatía cuando ves estos comportamientos. Además no hicieron nada por compensar nuestra fundamentada queja, como quien escucha llover… Al ser un negocio familiar, mantienen toda o casi toda la plantilla y como se ven obligados a reducir aforo, ¿cómo cuadran los números? Muy sencillo: reduciendo raciones y subiendo precios. ¿Quién es el paganini final de todo esto? El cliente. Pues última vez que dejamos nuestro dinero en un negocio que nos ve como un...
Read moreCasa Colo, en Ceceda, es uno de esos sitios a los que no se llega por casualidad, no porque el pueblo no sea bonito, sino porque hay que dar con él. Lleva algo más de 80 años en la brecha, primero como bar/tienda y, a partir de los 60, solo como restaurante, lo que dice mucho a favor de su cocina asturiana tradicional.
A sus preciosas vistas se unen la decoración tradicional y el ambiente de casa que envuelve todo el establecimiento. Tiene un aparcamiento bastante grande justo antes de llegar y cuenta con un comedor exterior cubierto, ideal para el verano, uno interior y más pequeño a la entrada, con un ambiente de casona asturiana, y una terraza cubierta con unas vistas impresionantes.
Casa Colo es uno de los pioneros del cachopo en Asturias, si bien el filete al queso de Casa Colo no es un cachopo en sentido estricto. Quiero decir que este emblemático plato está conformado por un filete, queso y jamón rebozado, sin el segundo filete que corona un cachopo tradicional.
Esto, la calidad de la carne y lo suave del rebozado hacen que, pese a su más que buen tamaño, sea un plato bien digerible, si bien recomiendo pedir el medio filete si no se es de buen diente. También están muy buenas sus croquetas de carne y tienen un plato de repollo relleno de merluza y marisco que...
Read moreReseña de 2013 que no necesita actualización.
Casa Colo sólo puede recibir alabanzas por mi parte.
La primera vez que fui fue en la barriga de mi madre y por primera vez en su vida (y última) ella se comió más de medio filete al queso (a.k.a cachopo).
No hay nada que no merezca la pena probar, pero yo tengo mis básicos, no pueden faltar unas croquetas y medio filete al queso (para mí) y si es temporada rollo de bonito.
De postre la tarta de queso, mousse de limón o mousse de almendras. Muero solo de pensar en ello.
Toda la vida he veraneado en el oriente asturiano, por lo que siempre que hemos podido mi madre y yo hemos cuadrado nuestros viajes de ida o vuelta para pasar por aquí y tomarnos nuestro manjar preferido (conste que mi madre no es de carne, pero como yo sueña con este cachopo).
El sitio es para verlo, es una casa antigua hecha restaurante, con un encanto increible, y hace ya unos años que cerraron una de las terrazas lo cual hace que puedas disfrutar de ella en cualquier época del año (también tienen otra terracita techada más ideal para grupos grandes o ir con niños)
Las vistas no son de este mundo.
El trato siempre ha sido impresionante, obviamente después de tantísimos años nos conocen aunque un año pasemos una vez y otro...
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