09/05/2021
Regresamos en menos de un mes desde la anterior para volver a celebrar un día especial en familia, que con esto de la pandemia se hace complicado encontrar momentos en los que reunirse, y lo hicimos de nuevo comiendo en La Alameda, donde nunca se falla.
Pedimos algunas cosas igual que la vez anterior, pero en otras innovamos y buscamos algo diferente.
(me quedo sin espacio, adjunto fotos nuevas)
11/04/2021.
Volvimos por vez primera tras la pandemia, que lo echábamos mucho de menos, y han cambiado algunas cosas. Ahora sólo está abierto en fines de semana.
Lo más llamativo es la cocina a la vista, acristalada, que hay en el salón principal. Tiene una parte mala, aunque está magníficamente ventilada con extractores, en los momentos de "hora punta" llega a salirse un poco el humo que, aunque no huele, se nota ligeramente en el ambiente, pero no resulta molesto.
Por lo demás, es seguir ampliando las bondades de siempre. Trato y servicio muy profesional. Han actualizado la carta, aumentando platos y sustituyendo otros, pero cualquier elección de la carta siempre será un acierto, sólo existiendo la posibilidad de error en el comensal. Si algo no le gusta de antemano que no lo elija, aunque es posible que gracias a La Alameda te acabe gustando algo que nunca pensarías que te gustaba.
Decidí probar algo diferente a otras veces, con un entrante de fritura de verduras fantástico y unos calamares perfectamente en su punto. Blanditos, poco grasientos muy fácil de comer.
Para el plato principal innové con unos escalopines de solomillo de ternera con salsa paté (ya lo comí en su día al Oporto y estaba delicioso) y acerté plenamente. Venían con unas patatas panaderas que lamento mucho no haber podido terminármelas porque estaban riquísimas y yo andaba ya al límite dejando hueco para el postre.
En la mesa, la familia también pidió un rodaballo a la marinera fantásticamente presentado del que sólo quedaron la piel y las pocas espinas que traía. También hubo dos platos de caza, unas novedosas milhojas de venado con frutos rojos donde quedó algo de salsa en el plato por falta ya de pan al final, y los clásicos filetes de venado a la plancha con patatas fritas, donde también quedaron ya algunas patatas para dejar hueco al postre.
En el postre también innovamos con una tarta de queso con fresas naturales, oreo y el surtido final para compartir. Debo decir que la tarta de queso es grande, y al igual que la de oreo, son algo duras y empachosas si se llega ya con el hueco justo al postre. Del surtido decir que el tiramisú y la mousse entraban muy bien debido a su suavidad. Tengo claro que, cuando la cantidad previa es muy grande, lo mejor es cerrarlo con helado fresquito que ayuda más a mi digestión. Cuestión de gustos y personas. (adjunto fotos de los platos principales y postres).
Vuelvo a hacer mención especial al Mètre principal, Márquez. No he conocido mètre más agradable, más simpático y profesional que él. Es un gusto tratar con él y hasta verle trabajar. Sin él no sería igual. Siempre muy atento a los clientes, aunque no les toque atenderlos, y esto desde el otro lado lo agradecemos mucho.
Vuelvo a dar mi enhorabuena a La Alameda. Un placer visitarles.
Un restaurante esquisito con una calidad magnífica a un precio razonable. La cantidad es abundante, con platos y raciones para compartir. Los camareros son muy amables, simpáticos y detallistas, en especial el mètre principal. Se recomienda hacer reserva los fines de semana, ya que suele llenarse con relativa facilidad. No hay problema en hacer sobremesa en el salón, no es el típico sitio que te vaya a invitar a levantarte de la mesa y a pasar por caja para dejar sitio como puede ocurrir en otro lugares. La tabla de ibéricos es más que recomendable, con un queso magnífico y una cecina con...
Read moreEXCELENTE. A 112 km de la capital en dirección suroeste, a los pies de los bellos montes de Toledo, podemos encontrar este fabuloso hotel-restaurante, ubicado en el pueblo de Navahermosa. Una bonita decoración en el bar que hace de entrada, nos da la bienvenida para degustar una selección de las mejores cervezas de la península acompañado de un buen pincho de tortilla, como preludio de lo que vamos a degustar. Un salón más digno de comuniones y eventos que de un salón tradicional nos ofrece una de las cartas más extensa y trabajadas de la región. La selección de entrantes, ensaladas, pescados y carnes es muy extensa, pero cada uno de los platos que en ella ofrece tienen tras de sí un trabajo, conocimiento, experiencia y ganas de innovación. Podemos elegir carta (15€ precio medio por plato) o menú (12€ entre semana-18€ los fines de semana), en ninguno de los casos es caro, para lo que vamos a degustar. Como si en casa de mamá estuviéramos, la cantidad, la elaboración, y el sabor nos asegura desde el primer bocado de que estamos ante uno de los mejores sitios en muchos kilómetros a la redonda. La integración y el respeto de algunos de sus platos con el entorno (de caza) es maravilloso, los apuntes modernos (mahonesa de soja), o la traducción (garbanzos con bacalao), hacen que ningún comensal se quede con las ganas de nada o podamos saborear un antojo. Un servicio familiar acompañado de una selección de buenos camareros hacen de este lugar toda una experiencia, su simpatía, generosidad, profesionalidad, ponen la guinda a este lugar. No soy de poner dieces ni bebedor de alcohol, pero el detalle de las fresquitas con una selección de licores (crema de orujo, limonchelo, orujo de hiervas) para acompañar la sobremesa, sin rastro ni siquiera de las migas del pan que con un aparato discreto y rápido han recogido, hacen que lo diga con palabras mayúsculas. DIEZ, es la nota que...
Read moreEditada para contestar al propietario:
Lamento que una crítica sobre la experiencia gastronómica recibida les haya provocado una respuesta tan impropia de un establecimiento que presume de "categoría".
La hostelería, como cualquier servicio al público, se nutre de escuchar al cliente, incluso cuando no coincide con su punto de vista. Mi reseña describía hechos y reconocía el buen trabajo del personal de sala. La suya, en cambio, dice mucho más de su profesionalidad que cualquier reseña que pueda escribir yo. No se preocupen: mi ausencia está asegurada.
Fin de la edición. Restaurante Hotel Alameda:
Esta reseña es exclusivamente sobre el restaurante, ya que no me hospedé en el hotel. Para quien busque ir al grano: no lo recomiendo. La relación calidad-precio deja mucho que desear. Quizá con el menú del día la experiencia cambie, pero desde luego, a la carta es un despropósito.
No se puede justificar ser el único restaurante de la zona con platos supuestamente elaborados para después maltratar así el producto y cobrar precios desorbitados. La materia prima es buena, sí, pero eso no compensa una cocina que no la respeta. El milhojas de venado quedó totalmente arruinado por una salsa de soja invasiva que anulaba el sabor de la carne. La lubina al espeto, que debería ser un acierto seguro, llegó seca. Solo se salva el matrimonio de anchoa y boquerón, buena cantidad y sin elaboración.
No sé si fue falta de personal en cocina, exceso de comensales o pura falta de cuidado, pero el resultado fue decepcionante. Calidad-precio, un desastre si se pretende aspirar a la categoría de los grandes. Un no rotundo. Solo le salva la amabilidad del personal, profesionales de diez.
En resumen: un restaurante de hotel de carretera con aires de...
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