Una experiencia redonda, completa, que va mucho más allá de lo gastronómico.
El establecimiento está cuidado al detalle, pero sin resultar artificial. Todo limpio, ordenado, y con una lógica detrás. Hasta el taburete al lado de la mesa para que dejes tus cosas me pareció un buen gesto. Puede parecer una tontería, pero refleja que piensan en lo que sus clientes pueden necesitar.
El servicio fue impecable. Durante la comida vinieron unas seis o siete personas distintas a explicarnos los platos, cómo comerlos, a preguntar si todo iba bien… siempre con cercanía, sin agobiar, pero con un ritmo constante, sin ser acelerado o lento. Se nota que hay una estructura bien pensada.
Un detalle curioso: si necesitas ir al baño, te piden que avises para no romper el ritmo del pase. Lo cual tiene sentido si lo que buscan es que cada plato llegue en su punto exacto. Y ya que hablamos del baño: pequeño, pero impecable, con toallas (secas y húmedas), cepillos de dientes...
En cuanto a la comida, estuvimos unas tres horas y pico, y la verdad es que se pasaron volando. No es fácil lograr eso con un menú largo. Los primeros “snacks” fueron una buena carta de presentación: fríos, potentes, suaves… sin llegar a llenar, simplemente abren el apetito y preparan para lo que viene. Aún así, un sabor increíble.
A partir de ahí, el menú avanza con equilibrio. Hay platos más intensos, otros más neutros, fríos, calientes, atemperados... Mucho producto local: setas, flores, hojas silvestres, trucha, leche… ingredientes que, a simple vista, pueden parecer humildes, pero que están tratados con un cuidado enorme. Las proteínas, como la gallina/gallo, merluza eran de un calidad muy alta. Recuerdo especialmente unas flores fritas en tempura —solo se dan en esa zona de Asturias cerca de los ríos— me parecieron uno de los sabores más increíbles que he probado en años. Sí, unas flores pequeñitas.
Soy vegetariano, y aunque la web no anunciaba que existiera algo para vegetarianos, al dejarlo indicado en la reserva, y como tenían que confirmarnos la reserva, se adaptaron sin problema. Incluso me comentaron que alguno de los platos los estaban probando ese mismo día, y acertaron de lleno. Agradezco muchísimo ese nivel de atención. El resultado fue un menú completo, saciante, sin pesadez, sin esa sensación de haber comido de más. Comí a gusto y salí ligero.
Uno de los platos que más me sorprendió fue uno de berenjena con salsa de tomate y una especie de aceite de albahaca. No exagero si digo que ha sido el mejor plato de berenjena que he comido en mi vida.
Y luego están los postres, que sinceramente, no me los esperaba. El helado de kéfir tenía un sabor muy suave, muy ligero. El postre de maíz en diferentes tipos de preparación es una obra de arte, pero difícil de explicar. Y los dos últimos bocados, que a priori parecían algo anecdótico, me dejaron con un sabor de boca espectacular. Uno era como un dulce de miel, y el otro parecía casi un corcho, pero estaban buenísimos. Me dio la sensación de que esos últimos bocados estaban ahí para cerrar la comida como diciendo: "mira qué nivel tenemos". Es como un mensaje final al cliente en plan: “esto es lo último que vas a probar hoy, así que si este es el nivel que tenemos hasta para el último bocado, Imagínate lo que queda por descubrir si vuelves”. No sé si es marketing o intención pura, pero funcionó. Yo, desde luego, me quedé con ganas de más.
En resumen: un sitio donde todo está medido, pero sin agobiar. Se come bien, se está a gusto, y se nota que hay trabajo, cariño y atención real detrás. Los empleados son un amor. Da igual que sea un 3 estrellas Michelin (+ 1 estrella verde): lo que más se percibe es humanidad y cercanía. Y aunque no sea barato, la experiencia lo vale. Porque no es solo comer. Es vivir algo especial. Y cuando todo encaja así, merece muchísimo la pena.
Muchas...
Read moreDuring our travels through the North of Spain, we had an exceptional dining experience at Casa Marcial. The staff was incredibly friendly and attentive, even running to us with umbrellas when it started raining in the car park. The interior design was minimalist yet charming, with a Scandinavian touch and lovely local foliage arrangements.
Every dish was beautifully presented on unique plates, accompanied by fresh silver cutlery with each course. They also offered a cider tasting that perfectly complemented the cuisine, all of which was produced locally. As someone with professional cooking experience, I was highly impressed by the chef's skills and artistic presentation.
The food was truly outstanding, and each of the 20 courses provided an extraordinary experience. I especially admired the chef's dedication to using local ingredients, creating a culinary work of art. I'm already looking forward to returning to Casa Marcial to relish this delightful dining...
Read moreFirst things first, the food was really good and highlighted some classic dishes from Asturias such as Croquetas, Pitu, Bonito, Cheese, etc.
My biggest disappointment were 2 things: We mentioned a shellfish allergy on the reservation and even when we sat down. Two minutes later and the first appetizers include shellfish. They apologized and brought a different course. BUT 3 courses later, another dish that included the allergen. This behavior is not acceptable at a 2 star Michelin restaurant.
It was noted on the reservation by my partner that it was a milestone birthday. Not even a happy birthday received at any point during the meal. Very disappointed as we traveled from the US to this small village to celebrate a milestone and it was just ignored!
Do not recommend and...
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