RUTA 47 — Restaurant in Pedrezuela

Siempre me ha sorprendido que sobrevivan negocios que tienen un trato al cliente tan nefasto. Esas tiendas en las que parece que quieren echarte, esos sitios en los que los dependientes hablan entre ellos y ni te miran, o este restaurante, todo un ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas, en mi opinión. Y cuando le pasa a uno, bueno. Pero cuando llevas a unos amigos y son tratados de esa manera es doblemente doloroso. Cena con precio cerrado y concierto, también de unos amigos. Nos habían dicho previamente que era pescado o carne a elegir y a mi amiga le dijeron que estaba mal informada, que era carne sí o sí. Que había que haber avisado. No parece que lo del aviso lo hubieran comunicado muy claramente, porque el 100% de los platos que vi eran de carne de cerdo. Absoluta falta de empatía con celíacos y vegetarianos, a los que cobraron 30€ por un poco de queso y un huevo con pisto. Y lo peor, las formas, el trato. Ni un "disculpe, quizás haya una confusión", o un "siento que no sea de su agrado". Más bien un "esto es lo que hay, está mal informado". Toma ya. Y lo pasamos muy bien, pero fue gracias a los músicos y el buen rollo que teníamos, desde luego no gracias a la cena. Y sí, aunque no lo parezca, esta crítica es un sorprendido elogio. Porque ya me gustaría a mí tener el secreto para hacer rentable un negocio maltratando así al cliente. Para quitarse el sombrero.

Nota: Para ser justos, el trato del camarero sí que fue correcto. El dueño es el que mostró una falta total de...

Sino lo veo, no lo creo. Soy cliente habitual de este restaurante, y esta mañana he presenciado una escena bochornosa por parte de unos señores que desde luego tenían muy poca educación. Entra una señora con una niña para ir al aseo y el dueño le dice que sin consume tiene que abonar 1€, y la señora directamente les llama sinvergüenzas. Se va dando un portazo y seguidamente entra el marido hecho una fiera diciendo que son unos sinvergüenzas, y dando gritos. Desde luego la educación por parte de este matrimonio deja mucho que desear. Me parece que la hostelería en este caso está indefensa ante este tipo de gente, que sólo por creerse clientes tienen derecho a todo y no es así, cada bar, restaurante y cafetería tiene sus normas y el que entra tiene que respetarla y quien no lo quiera respetar que no entre. Los dueños han tenido demasiada paciencia, creo que si me pasará a mi no habría tenido tanta paciencia ni tacto. Estas personas están aquí trabajando digna y honradamente para que entre un par de descerebrados a fastidiar un negocio en el que trabajan bien y son muy amables.Desde luego lo recomiendo...

Después de casi 700 km. paramos a comer en este lugar. Cuatro adultos, y tres niños entre siete meses y dos años. Preguntamos si podrían calentar la comida que llevábamos para los niños. Respuesta: "no, tendríamos que preguntar al dueño.Tenemos menús infantiles". Allí nadie preguntó nada ni nos dio más respuesta ni explicación, al final lo calentamos en un camping-gas, y ya que habíamos optado por comer el menú del día nos quedamos allí- Mientras comíamos llegaron tres personas, miraron la pizarra con el menú y salieron de allí sin quedarse a comer. El camarero efectuó unos cuantos comentarios en voz alta poco afortunados sobre el asunto. En todo momento el servicio dejó mucho que desear en cuanto a amabilidad y calidad...