Mi visita a La Cuadrina de Tanislao vino dada debido a una recomendación previa de unos amigos los cuales habían estado hace unos meses y me hablaron maravillas del sitio. A 30 minutos de Oviedo y tras unos últimos kilómetros de carretera comarcal en la que curva tras curva se iba cogiendo altura a la par que disfrutando de unas vistas espectaculares (soy de Asturias y aficionado a la montaña, y de verdad me ha sorprendido muy gratamente la espectacularidad de las vistas, y además, al lado de casa). Una vez subidos esos últimos kilómetros con las vistas que previamente os comentaba, llego al pueblo de Linares, una pequeña villa rural perteneciente al concejo de Proaza y donde en su cúspide se encuentra ubicado el Hotel Cieloastur, un complejo rural totalmente mimetizado con el entorno pero con toques modernistas basados en la arquitectura nórdica más vanguardista (referente esta en lo que a aprovechamiento de recursos naturales se refiere). Dentro de este espectacular complejo se encuentra - La Cuadrina de Tanislao - un restaurante dirigido por el chef Roberto González con una dinámica que sigue la línea del hotel colindante, pero sin olvidar la gastronomía autóctona más tradicional.
Me habían hablado muy bien del restaurante (así como del hotel), pero sin duda ha superado todas mis expectativas. Gran calidad de los productos, carta variada mezclando tradición con platos con un mayor índice de elaboración así como originalidad, y un menú degustación que probaré en mi próxima visita (ya que esta vez fue más improvisado y no había reservado), pero viendo lo bueno que está todo no tengo duda que no defraudará tampoco. En cuanto al trato del personal, sin duda ha sido inmejorable, muy atentos en todo momento (el propio chef salió a preguntar si todo estaba a mi gusto), con una sonrisa y una gran amabilidad, ya no solo en el propio restaurante sino desde que entré en el complejo, ¡chapeau!
Por último, destacar la tranquilidad y las vistas del lugar. Yo personalmente decidí comer en "El Payar", sala anexa al restaurante, por su tranquilidad, tener mesa libre al lado del ventanal pudiendo disfrutar más aún si cabe de las vistas que ofrece el restaurante, así como del hilo musical con el que cuenta dicha sala para más tranquilidad aún.
Un lugar único y de visita obligada, el cual recomiendo encarecidamente y que sin duda ha superado mis expectativas. Una experiencia para repetir una...
Read moreVaya por delante el pequeño "contra": que no es fácil llegar, ya que se encuentra a 730 metros de altura y la carretera hasta allí es sinuosa y sin quitamiedos aunque el asfalto esté en buen estado y las vistas sean realmente espectaculares si el día está despejado.Se puede acceder desde San Andrés de Trubia (más corto pero peor acceso) o desde Proaza (mejor acceso pero considerablemente más largo).
Una vez allí, se olvida la dificultad de la llegada. El restaurante es parte de Cielo Astur, complejo turístico de lujo. Recibimiento muy amable por parte de las camareras que enseguida nos acomodaron en nuestra mesa (ojo, conviene reservar) y nos facilitaron la wifi para poder consultar la carta QR ya que la cobertura móvil es casi nula. La carta es más bien corta pero con platos muy apetecibles. Como entrante elegimos una ensalada de tomates confitados con jamón ibérico y lascas de queso de Vidiago, que resultó ser enorme, exquisita y contundente al contener también pipas, tomate cherry, pasas y granada. Como platos principales, los tortos de maíz con picadillo casero y huevos de codorniz trufados y un bacalao confitado sobre milhojas de patata y pilpil de plancton. Es difícil que unos tortos sorprendan a un asturiano, pero estos lo hicieron. Ración muy abundante, incluso para alguien de buen comer. El bacalao estaba en su punto de sal y cocción, absolutamente delicioso y encajando perfectamente con el pilpil, aparte de ir adornado con la piel del propio bacalao a modo de corteza/torrezno. De postre una tarta de queso con helado de frambuesa y confitura de frutos rojos. Felicidades al equipo de cocina porque todos los platos fueron de ni el. Con 3 copas de albariño y una botella de agua Km.0 filtrada, el total fue de 60 €, excelente relación calidad precio.
Decoración tipo nórdica, en madera clara. Distancia entre las mesas y cumplimiento de normativa Covid. Baños amplios y limpísimos. Y sobre todo destacar la excelente y amabilísima atención de las 2 camareras, ambas muy profesionales.
Fuimos sin grandes expectativas y nos marchamos encantados y con ganas de volver y probar el menú...
Read moreEl sitio es bonito. Vistas bonitas. El Hotel es bonito y muy tranquilo. Si uno quiere ir a tomar unas cervezas o un café está muy recomendable pero si quiere comer no. De 8 platos que pedimos no superó el aprobado ninguno. Mi poke estaba malo. El arroz con pitu no es lo que suele ser ese plato en Asturias. Era arroz con pitu caleya pero estaba cocinado por separado el cual estaba seco lo cual es difícil en un pitu de caleya y el arroz sin sabor ninguno a pitu. Arroz de lo más insípido. Es como pedir paella y te traigan el arroz y las verduras cocinadas a parte. El arroz con pitu en Asturias es otra cosa y deben respetar ese plato en su esencia. El cachopo de mi padre malísimo, mal cocinado y con partes duras además era con queso cabrales. Las albóndigas están aprobadas. El arroz con leche un cero. Arroz nada integrado en la leche, de pena y vergüenza. Los platos vienen con esa cebolla de bolsa de ikea que no es para poner en un restaurante y abusan de ponerlo en varios platos. Estaba mezclado con mi quinoa del poke impregnando todo el sabor con esa cebolla frita , también en las verduras a la plancha y en otro plato más. La tarta de queso seca. En resumen la comida muy muy mala. Cuando uno sale a comer fuera quiere algo rico no platos cocinados de ”andar por casa”. Es un querer y no llegar por no saber. Una pena pero nos sentimos no solo decepcionados sino estafados. Deberían cambiar los platos sino tienen experiencia en ese tipo de comida. Desde luego un Asturiano allí no vuelve, quizás puedan engatusar a los extranjeros o gente de fuera pero los que somos de aquí sabemos cuando están las cosas bien hechas. El sitio estaba vacío y era un viernes al mediodía de un día precioso lo cual es raro porque todos los sitios de Asturias para comer están llenísimos. Precios caros para la calidad pero incluso no merece la pena ni por la mitad de precio. Cuando uno sale fuera a comer quiere comer rico y...
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