Un lugar con en canto por su enclave. Buen sitio para tomarte un refrigerio después de una ruta .. . Pero nada más!! Lo conozco hace años y para una cervecita o un vino a la sombra te lo puedes servir recogerlo en la barra . Pero el domingo pasado le pregunté a la señoría rumana de la barra que si podíamos pedir unas raciones en las mesas fuera de salón-terraza don de sirven la carta.. elegí esa zona por que es la más cercana al río y está más sobria para comer. DIcha señoríta me dijo que lo iba a preguntar, con la respuesta que solo servían carta ..lo cual no me importó dado que queríamos comer y disfrutar de la tranquilidad del momento.. Pero lo que no me dijo es que los camareros no no atendían esas mesas.. Pedimos un copa de Ribera y y un refresco, he hice una foto a la carta para elegir mientras esperábamos .Al ver que no venía después de 5 a 10 minutos entre y vi que habían dejado la bebida en la barra . La recogí y le dije que íbamos a perdir una ensalada que todo hay que decirlo!! Estaba buena .. aunque no recuerdo el nombre que tenía pero eran 10, 50. Y un chuleton de vaca..... dura.. de 27, 50 para compartir. .. pensé que al ser cabaña de la zona podría estar tierna . . Pero el echo de la reseña no se debe a lo que os acabo de comentar.. si al servicio y os cuento.. la pobre señoría le pedí anteriormente que me limpiase la mesa . Pasó la balleta y para sorpresa dejó los cubiertos sin más.. no creo que lo hiciese de mala fe .. solo que les falta mucho aprendizaje. Me lo tomé con filosofía.. . La ensalada la trajo rápido pero en las mismas circunstancias que, . nada de manteleria de papel ni algo por el estilo. Así que me levante con buen humor y me dirigí al office cogí dos manteles personales y dos servilletas de papel y dos platos para poder compartir lo que pedimos.. . Y os digo que no me importa estoy acostumbrado comer de bufet. Pero claro.. los.precios son más baratos dado que no hay camareros que pagar.. Lo triste .. es que un sitio agradable ara repetir lo tengas que...
Read morePara el precio debería estar mejor. Lo primero felicitar al personal, es muy amable, y la comanda sale rapidísimo, son los grandes merecedores de haber puesto alguna estrella de más a esta experiencia. Gracias por ser tan buenas profesionales. Y ahora a lo doloroso. Fuimos allí solo para dar un paseo por el rio y comer en este lugar. Al reservar por teléfono habría sido un detalle de agradecer que nos hubieran indicado que hay un parquing privado y que hace falta acercarse a la valla (que desde la carretera parece un camino privado) para que te abran si tienes reserva. Nos habríamos evitado el calvario de aparcar en el área siguiente que estaba a reventar. Vimos las fotos y parece una cabaña encantadora (ojo, si no te llevan al comedor del fondo que parece un ambiente hospitalario. Ni un cuadro, nada de decoración, nada de lo encantador y rustico). Pedimos patatas revolconas (el torrezno genial, las patatas ni un gramo de sal, muy sosas, se quedaron la mitad), croquetas de jamón y boletus (difícil de identificar cada una si no fuera por los trocitos de jamón que percibe tu ojo, porque de sabor, nada de nada, nada sabrosas, aunque bien fritas) y un revuelto de morcilla con huevo (pasable a duras penas, la morcilla regular y el huevo demasiado seco). De segundos dos platos de rabo de toro (nada del otro mundo, pero por el precio del plato se esperaba un buen guiso y no era así), dos platos de judiones (sosos y con un regusto ácido que no logramos identificar el origen) y un entrecot de la sierra poco hecho (este SI que estaba muy bueno). Los postres muy malos: una tarta casera de queso y arandanos (viene en un cuenco de cristal y parece más una cuajada casera sin pretensiones) y unas natillas (nada del otro mundo, servidas en un vasito). La conclusión: los platos elaborados demasiado caros para lo que ofrecen (no me refiero a cantidad sino al saber hacer), pero la carne buena. No volvería ni lo recomendaría si no es para algo rápido en la terraza exterior tras una caminata que te haya dado mucha hambre y te reduzca el nivel...
Read moreUna experiencia decepcionante e inaceptable ⭐☆☆☆☆ Ayer domingo, tras disfrutar de una ruta por el valle de la Angostura en Madrid, mi pareja y yo nos encontramos con una situación lamentable e indignante en este restaurante. Al llegar (alrededor de las 16:30 h), había también un grupo de unos 10 senderistas de la tercera edad que, como nosotros, venían de hacer una ruta y buscaban descansar y tomar algo fresco. Todos fuimos rechazados en la entrada por un señor con gorra, delegado por el propio restaurante, que nos cerró literalmente la puerta/verja en la cara impidiendo nuestro paso. A otras personas vestidas "de calle", en cambio, les era franqueada la entrada sin ningún problema. Pasaron dos durante ese rato Esto evidencia una clara discriminación basada en la apariencia o en la ropa, lo cual es totalmente inaceptable y no se ajusta en absoluto a un uso legítimo del derecho de admisión. No se puede marginar a un grupo por venir en ropa deportiva tras una caminata, y menos aún cuando se trata de personas mayores y senderistas que simplemente buscaban un momento de descanso. La hospitalidad y el respeto son valores fundamentales en la hostelería, y este restaurante ha demostrado carecer de ambos. Desde luego, no volveremos ni lo recomendaremos. Lo dicho,...
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