Restaurante Venta de Tramalón — Restaurant in Ruiloba

En mi lista de superhéroes favoritos siempre estarán Batman y Hulk, pero desde este mes junto a estas leyendas salvavidas también estará el dueño de la Venta de Tramalón ¡Superhéroe!

Agosto en Cantabria y todo está de bote en bote. Los turistas masificando las bonitas tierras infinitas y hasta para mear al campo tienes que hacer cola. Por eso decidimos alejarnos un poco de las zonas turísticas y así encontramos este templo.

Como buena venta, se encuentra aislado del municipio, en mitad de una carretera de paso y con buena zona de aparcamiento. la decoración es espectacularmente clásica. Con los aperos y labores de la gente que se dedica a la agricultura y la ganadría. El comedor es bastante grande y agradable.

No cuentan con carta, tienen menú del día bastante amplio. Nosotros nos decidimos empezar con un buen COCIDO MONTAÑÉS y unos CALLOS CON GARBANZOS. Lo que necesitas para disfrutar después un día de playa. Las cantidades son espectaculares, los camareros te llenan hasta arriba el plato para que no pases hambre y si quieres repetir, solo les tienes que avisar y vuelven con el puchero. Ambos pucheros, de elaboración casera, con buena cocción de la faba y del garbanzo. Los callos en su punto, ni muy hechos ni duros, y ambos con caldo para gastar tres barras de pan en mojar.

De segundo, fuimos a por ESCALOPE DE TERNERA. Viene con una fina capa de rebozado, muy suave, que acompaña al filete partido muy fino. Tiene mucho sabor y, al igual que con los primeros, el plato quedaba pequeño para las dimensiones de la comida.

Otro punto positivo es que en este MENÚ DEL DÍA no tendrás que decidir entre POSTRE o CAFÉ, porque aquí se incluyen las dos cosas ¡COMO DEBE DE SER! En el postre apostamos por una tartita casera muy rica y dulce aunque ya con tanta comida no pudimos disfrutarla tanto.

El menú viene con agua, vino y casera. También sin elegir, con todo. Y bien de pan, que hace falta para mojar y remojar. Todo esto por tan solo 18€ el menú 🤑

Cantabria tiene muchos héroes, como Severiano Ballesteros o Antonio Resines, pero estoy seguro que el dueño de este sitio acabará entrando en esta lista ¡Qué maravilla de templo!

¡Sigan...

Restaurante sin pretensiones ni tonterías, pero de los que repetirías mil veces. El superjefe lo controla todo y hace su Tetris para acomodar a todo el mundo, se nota las décadas de experiencia en la sala y el control de la cocina al marchar platos. Menú del día con varios primeros, segundos y postres. Elegimos de primeros sopa de pescado contundente y densa y con un sabor a mar intenso, potaje Montañés, echarte una cucharada a la boca y se te ponen los ojos en blanc, con eso lo digo tó, y de la fabada, no digo ná, "pa desgarrarte el mondongo". Las albóndigas grandecicas y con sabor a chicha rica. Los platos los llenan hasta el borde y si dices basta, te miran como diciendo ( ¡¡calla calla que tenís que comer bien, angelicos míos!!)...y te lo siguen llenando!!. El cachopo generoso y con un punto especial, tierno por dentro y con ese queso chorreante espeso que sale al apretar y bien crujiente por fuera, la chuleta una pasada de rica y tamaño Cantabria. Los postres como nos dijo la camarera TOOOODOS CASEROS ,menos la fruta y los helados. Pedimos una representación de todos y fué todo un espectáculo, pero especialmente a mí me gustó la mouse al orujo, con un sabor intenso a orujo que quitaba el sentío!!! Precio normal de menú que creo que incluía el café. Calidad precio le daría un 10 Tardaron algo en tomarnos nota pero hambre que espera hartar no es hambre. Los camarer@s muy atentos... Sin duda si...

Que decir, una venta a pie de carretera donde se sirve un menú con muchas opciones a precio cerrado con todo incluido (18 € L-V, no se puede reservar). La decoración es la típica de este tipo de establecimiento y el mobiliario cumple su función, local limpio. El dueño está pendiente de todo y de todos, especialmente de que a los clientes no nos falte de nada y estemos puntualmente atendidos. Nos tocó la mesa al lado suyo y cada vez que venia la comida nos preguntaba si estaba a nuestro gusto o si queríamos mas. El personal de sala es diligente y atento. Te sirven una buena cantidad de comida y cuando terminas te preguntan si quieres más. En cuanto a la comida, más que generosas raciones, estaba muy rica, los callos con garbanzos, el pisto y los filetes en su punto (por cierto dos filetes en cada plato arrinconando a las patatas en una esquina). Cuando termine el dueño me pregunto si quería un filete más. Los postres, uno de pudin de coco y otro de queso, caseros ambos, generosas raciones y muy ricos, y para terminar café. Hacen falta más locales como este, sin duda para repetir. Nota: pago solo en metálico. Cuando nos íbamos entraron unos chavales a comer, le preguntaron al dueño lo del pago porque no sabían si tenían suficiente metalico entre todos. Les dijo que sin problema, que primero comieran y luego fueran al cajero si era el...