Bueno, bueno… lo de El Rancho de Sanlúcar de Barrameda no tiene nombre. Fuimos a comer con toda la ilusión del mundo, y salimos con una fatiga que nos llegaba a los talones. De hambre no, que hambre no pasamos, pero de lo malo que estaba todo, salimos doblados de dolor de estómago.
Empezamos con un aliño de salpicón de marisco que, dentro de lo malo, fue lo único medio salvable. Pero ya el pulpo… eso era un falópodo que parecía una rueda de carro. Duro como un cuerno. Ni cuchillo, ni tenedor, ni ganas de vivir lo partían. Y mientras tanto, los trabajadores en la cocina, jugando a las pistolitas de agua. En plena faena, sí.
Después vino el "plato estrella": solomillo ibérico con jamón y patatas. Estrella estrellada. Porque de solomillo tenía lo que yo de neurocirujana. Pura grasa de papada de cerdo, con unas patatas que sabían a churros con chocolate. No sé cómo lo han hecho, pero lo han conseguido. Y lo peor es que las mismas papas las repitieron en el siguiente plato. Mismo sabor, misma decepción.
Luego llegó el supuesto solomillo de atún. Un filete congelado, de esos del Mercadona, seco por fuera, seco por dentro, y eso sí, embadurnado en queso de nata. Porque el queso venía con el filete, pero aquello parecía una suela de zapato bañada en salsa blanca. Y lo más triste: en Sanlúcar, que te pongan ese atún es de juzgado de guardia.
También pedimos gambitas cocidas. Y me dirás tú... ¿en Cádiz no hay gambitas frescas cocidas solo fritas? ¿Para qué me las fríes? ¿Y encima con qué aceite? Porque si las patatas sabían a churros, las gambitas seguro que sabían a churros también, o peor... a churro mojado. Vaya manera de maltratar el producto. Ni sabor a mar ni a nada, sabor a freidora reciclada.
Y ya para colmo, pedimos un pastel para compartir. Nos trajeron una sola cuchara, como si estuviéramos en una cita romántica, mientras en la cocina seguían de feria con sus pistolitas de agua. Eso sí que era compartir, pero del modo más cutre posible.
La cerveza... ¡Ay, la cerveza! A precio de Ibiza, pero más caliente que en Ibiza. Agua de puchero. Literal. Parecía que te estabas bebiendo un caldito, de esos que se toman los ingleses calentitos al sol, y encima servida en vasos de culo gordo, que parecían botellas recortadas. No entraba ni con fé
Y el aparcamiento... mala impresión desde que llegas. Había uno parado, sin ruedas, subido en palés o cajas de Coca-Cola. Y los palés, por cierto, tirados por allí, uno encima de otro, mal puestos, con pinta de almacén abandonado. A un lado, puestos ambulantes, como los de los filos de la playa: camisetas de fútbol, frutería como la que se pone en las carreteras. Todo eso bajo los aparcamientos. Un panorama de mercadillo improvisado.
Dentro, telarañas en el techo. Telarañas por todas partes. No sé si los chavales que hay allí están estudiando, están de prácticas, o esperando que se caiga el techo encima, porque además los pobres camareros tenían que ir agachándose para poder pasar a uno de los salones. Eso más que un comedor, era un túnel de obstáculos.
Y ya lo último... ni un triste chupito. Que estamos en Andalucía, señores. No es por el licor, es por el detalle. En vez de eso, deberían dar omeprazol a la entrada y agua con bicarbonato a la salida. Porque con lo que te comes ahí dentro, sales asustado, como si te hubieras tragado el infierno con papas. Un chupito no, pero un sobre de Almax sí que lo deberían incluir en la cuenta.
En fin… El Rancho, sí. Pero rancho del malo. Rancho que no volvería ni aunque me...
Read moreMmmm, everything here is so yummy! I have come here in large groups, medium-sized groups and groups of 2 and this place has always offered us the best service. The food is always delicious, and the restaurant is always comfortable. On busy holidays, try to call and make a reservation in case the area is full on the inside. The kitchen staff here works really fast-paced, and the wood fire grill is very cool to check out. They have meats available for your selection, and they also have a number of wine/ desserts. We usually get like a mixed grill plate (steak, secreto, chicken) to share, fried squid, shrimp/ clams in a garlic sauce, and the dogfish in adobo. One time, I left my purse on my chair. They kept it safe until the next day... very honest business. Just recently, we went for Valentine's Day, and they gifted us with a free dessert...
Read moreSegunda vez que voy a este mesón. Si bien la primera vez quedé satisfecho, no puedo decir lo mismo de esta última. No escribo esta valoración para ensañarme con este restaurante, la escribo para hacer una crítica constructiva. Para empezar, creo que los empleados trabajan de manera muy estresada, lo cual repercute en la atención al cliente. En mi caso fue un almuerzo que comenzó sobre las 3 de la tarde. A la hora de tomar la comanda ya nos advirtieron de la falta de algunos platos del menú. Nos decantamos por un atún al queso viejo, una presa ibérica y una hamburguesa completa de buey. El atún fue servido con cierta celeridad. Estaba correcto. Las patatas fritas que ponen como guarnición son muy mejorables. El resto de la comanda se hacía esperar. Pasado largo tiempo y viendo que otras mesas "nuevas" eran atendidas y servidas, decidimos preguntar a la chica que nos tomó la comanda por la tardanza del resto de platos. Al poco tiempo nos comunico que la comanda se había perdido y que ya no quedaban hamburguesas, que se habían servido en comandas posteriores a la nuestra. Esto nos extrañó mucho, dado que era temprano, que, se supone, es uno de sus platos más demandados y de los que deben tener más género, y que esté establecimiento volvía a abrir a la noche y cada día de la semana. La presa ibérica sí acabo llegando, aunque muy hecha y casi fría. Ante la consulta sobre otros platos eran numerosos los que estaban agotados a dos horas de cerrar. Así que desistimos de pedir nada más e irnos directamente a los postres. Nos decantamos por el pudin al PX con pasas, pero nuevamente se nos informó que estaba agotado y que solo le quedaba pudin de frutas. Le dimos a conocer a la chica que nos atendió nuestra insatisfacción y desilusión con lo acontecido en el almuerzo, y pedimos la cuenta. Ella, amablemente, nos ofreció el pudin de frutas a cuenta de la casa. No entendemos como este establecimiento, a dos horas de cerrar, carece de la mitad de la carta. No entendemos como este establecimiento, que a las 15:30 tiene agotada media carta, puede reabrir a las 20:00. A no ser que en la cena oferten solo media carta. Esperemos que, si hay una tercera vez, esta sea más...
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