Hacia tiempo que quería visitar este lugar por reseñas que había leído, pero me llevo sensaciones encontradas y me explico. Normalmente cuando realizó una crítica lo hago en base a lo que se presume que voy a encontrarme en función de lo que el propio restaurante asegura y por supuesto en función de los precios que cobra. En este caso merece cierta profundidad en el análisis. Empezamos con una yema,según su título es un crujiente, pero en realidad es un rebozado, jamón Joselito y patatas panadera con trufa, qué podía fallar?? Honestamente falla todo,: poner cuatro elementos buenos que más o menos no se estorben te asegura un buen sabor pero no quizas una buena experiencia en su conjunto. La torre en la que este plato viene convertido se antoja tosca y torpe, poco apropiada y de cierta contundencia para ser deun entrante; el jamón,de calidad, no parece cortado a cuchillo que quizás pueda ser un detalle sin importancia pero sí que la tiene; me da una pista de que trabajan más en cadena de producción de lo que se atreven a confesar, patata y trufa, la saboree pero me costó verla (segunda duda). Me imagino destinos más apropiados para ella y la yema rebozada no acaba de ser el hilo conductor del plato. Estaba bueno claro pero sufre del exitoso aburrimientode la trufa. Irá al cielo de los vagos este plato. Otro entrante fue la vieira, sabrosa aunque he de decir que aún permanecía pegada a su concha, no entendí la excesiva mermelada ni el uso de su concha como un plato hondo para llenarla de líquido. Mermelada y agua en una concha con vieira aún pegada a su concha quizás no es la mejor idea como concepto. La mermelada mejor aparte, inundando el plato ensombrece completamente a la pieza a disfrutar,. Plato muy difícil de disfrutar por la dificultad que conlleva comérselo sin ponerse perdido. La vieira correcta; la mermelada yo iría a un coulis...la concha en este caso no aporta nada, mucho mejor en un plato. Si se deja pegada a su concha para que uno compruebe de donde viene el animal, tenemos un problema, el producto debe hablar por si mismo en la boca. Capítulo aparte merece el pato y el pollo, pocos pollos merecen ser plato de un gran restaurante y este aunque bien cocinado no iba a ser la excepción, aún sigo dándole vueltas sobre la poco brillante idea de incorporar arroz salvaje con un porcentaje de almidón muy bajo para conseguir cohesionar el plato, se me antoja como una ocurrencia de originalidad que tira por el suelo el plato, otro detalle de poca altura culinaria; se me ocurren mejores acompañamientos mucho más coherentes con la filosofía del restaurante, este plato se lo carga de un plumazo. El pato muy bueno pero de nuevo el acompañamiento y el montaje adolece de profundidad, de profesionalidad. No puedo creerme la manera de estropear la experiencia de disfrutar de una na carne buena. Acabamos con los postres un pijama que debería no haber sido inventado nunca en el 7 portes en los años 80 y que la indulgencia y la necesidad de referentes de cocina autoctona han perpetuado para lamento de la cusisine. Copiando al original francés de melocotón, el genuino, el bueno, el pijama es copia e historia de la mala. Este se medio salva. El segundo postre venía con trasnochada magia, bola de chocolate que derriten en tu presencia con otro caliente, ahora la ves ahora no la ves. Como su buena cocina.. Respecto al lugar muy muy agradable, entorno, sala, aunque quizás las sillas y mesas son más apropiados para una cafetería que para un restaurante. En definitivas hay buenas intenciones, materia prima correcta pero es una cocina algo tramposa y perezosa. El montaje de los platos muy descuidado y una absoluta fijación por acompañar.con brotes y hojas verdes los espacios que no está ocupado por salsas y aguas,; demasiado miedo al plato.vacío, demasiados titubeos y dudas. No es una cocina de nivel al menos no del que ellos creen. Necesita mejorar en muchos aspectos o bajar el concepto, no llegan. La autocomplacencia en el discurso y la indulgencia en defensa de ese discurso es enemiga del talento. En...
Read moreWe held a celebrationary dinner for 18 people at Celleteca Cal Bayó and the entire group could not have had a better experience. Every stage of the planning was thoughtful and flexible (they clearly put many hours into the preparation), the food and wine pairing exceptional, the service warm and professional, the price extremely competitive for the quality received. Dietary requirements (including a coeliac, vegetarian and young children) were dealt with with perfect precision and everyone left with huge smiles. You can feel their love and passion for food and service - the whole evening was an absolute joy. I couldn't recommend it enough for a special meal or just an evening of good food, wine and company. Thank you Mercé, David and Marti! I can't wait...
Read moreFantastic food and excellent service. All ingredients, including the wines, were sourced locally. The staff were incredibly friendly, and it’s an absolute must-visit! It’s clear that a lot of care and passion goes into both the kitchen and the overall experience. A hidden gem we would...
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