Un restaurante con comida buena, servicio lento, pero sobretodo con un trato realmente nefasto, y no solo con nosotros. Nada familiar.
En resumen, un restaurante donde no nos sentimos nada bien recibidos, súper incómodos, nos dio la sensación que por lo general no son nada familiares. Desde el cartel de la puerta de entrada donde prohiben usar colores, ya sean lapices o rotuladores.. como no aceptan entrar con carritos, bueno, a quien le da la gana, hasta ver como te apartan en la zona de abajo a todo el que tiene niño, que lo puedo entender, porque hay gente que va a un restaurante y no le apetece escuchar a niños gritando. Pero tanto una cosa como la otra, me parecen discriminatorias. Yo no tengo porque pagar si otros padres han molestado o han sido maleducados anteriormente.
Reservamos una mesa indicando que íbamos con dos carritos de bebé. Por teléfono nos dijeron que por problemas de espacio sólo podíamos entrar uno, ok, no pasa nada. Por sorpresa llegamos al restaurante y antes de despertar a las niñas quisimos entrar para ver el espacio y ver si nuestro cochecito entraba y no molestábamos a nadie. Comentamos que era un carro doble y si podíamos ponerlo al lado de una pared donde NADIE pasaba y no molestábamos a NADIE. La mujer nos dice que ningún problema. Entramos con el carrito y las niñas durmiendo. La mujer al vernos se altera y nos dice que ahí no podemos entrar ese carrito. Da igual si las niñas dormían o no.. que solo podíamos entrarlo plegado o reducido, OJO! Qué sentido tiene que entre un cochecito plegado, que dejo, las niñas dormidas en el coche? Tras una discusión donde la mujer no estaba dispuesta a ser flexible ni entender nuestra situación, las niñas se despertaron, entramos evidentemente sin cochecito. (Básicamente aceptamos porque a esa hora poco restaurante hubiésemos encontrado).
A la mesa de al lado igual, dos niños durmiendo en cochecito y unos lo tuvieron que dejar fuera de la sala (no se donde) a su hijo que dormía en él… ALUCINANTE. Cuando en esa sala cabían 2,3 y hasta 4 carros sin molestar el paso. Ojalá hubiese hecho foto de la sala y su espacio de sobras. Eso si, tanto quejarse y al final, ya a media comida de la mesa de al lado les dejaron poner los dos carros.. bien por ellos, y suerte que tuvieron. Pero después de tantas escusas con nosotros me parece bastante feo por parte de la responsable del restaurante, una señora con pocas formas.
Y ya por rematar, llega la cuenta, nos confiamos y al salir 5 cafés de más cobrados…
Jamás volveremos en este restaurante. Y de verdad, a cualquiera que tenga niños pequeños no le recomiendo pasar ese mal rato.
Como último comentar, camareros correctos amables aunque el servicio...
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